Capitulo 33

6.7K 684 39
                                    


NATHANIEL

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NATHANIEL

Observo mis manos temblorosas mientras permanezco en aquella silla, Gisele estaba muy mal cuando la traje, el color rosa de sus labios y mejillas habían desparecido para darle paso a la palidez en su rostro.

Respiro profundamente en un intento de calmar mi angustia.

—Señor presidente la prensa está en la entrada del hospital pidiendo respuestas de su parte, ¿qué hacemos? pregunta el secretario general.

—Diles que no habrá declaraciones por el momento —contesto.

—La salud de mi esposa es lo que más me importa ahora.

—El embajador no tardará en llamar.

—¡Eso lo sé! —digo un poco exaltado por la situación—.Pero ahora, como podrás ver no estoy en mi mejor momento, ¿entiendes?

—Si señor —responde un poco sorprendido por mi reacción—. Lamento decir algo tan importuno en un momento como estos —se disculpa.

—Disculpa, no tienes la culpa, yo.., estoy analizando la situación —suspiro—. Me reuniré con ellos cuando pueda hacerlo.

El secretario general abandona la sala de espera dándome espacio para poder organizar mis pensamientos, mi cabeza ha comenzado a doler, el miedo y los nervios me están haciendo añicos, y no puedo imaginar otra cosa que Gisele de nuevo en urgencias.

Me levanto de la silla, camino de un lado a otro, no puedo calmarme, he tenido una semana lo bastante agotante y ahora sucede esto.

Me siento demasiado culpable por la forma en que he llevado la situación del bebé con Gisele, no fue la mejor manera de demostrarle que era una decisión demasiado arriesgada para ambos, no me porte a la altura de lo que un esposo que ama a su mujer debe hacer en casos como estos, me daba miedo crearle falsas ilusiones, no la quería ver triste por una nula esperanza.

Y ahora que he decidido que quiero demostrarle que amo a nuestro hijo de la misma forma en que ella lo hace o incluso más, sucede esto.

Rebusco entre mi saco el obsequio que había escogido para ella en una tienda de bebés, una bola de cristal con una bailaría dentro y la torre de parís de fondo, quería que fuera el primer regalo para nuestro hijo y ahora se han arruinado las cosas.

Yo las he arruinado.

—Señor Müller —el médico aparece en mi campo de visión.

Corro hasta llegar hasta él.

—¿Cómo está mi esposa? —pregunto alarmado.

—La situación es bastante complicada. Ella ahora está en un estado bastante grave, la hemorragia se pudo controlar suministrando algunos medicamentos, ya había mencionado los riesgos de seguir con el embarazo, el cuerpo de la señora Muller aún está muy débil, ahora puede que sea demasiado tarde para ella como para su hijo.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora