Capitulo 20

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Lo que había dicho Nathaniel tenía sentido, mi padre se había acercado a mí con la única intención de obtener dinero, pero durante toda la vida no había nunca podido rechazar ayudar a alguien, así fuese la persona más desagradable de mi vida

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Lo que había dicho Nathaniel tenía sentido, mi padre se había acercado a mí con la única intención de obtener dinero, pero durante toda la vida no había nunca podido rechazar ayudar a alguien, así fuese la persona más desagradable de mi vida.

Y mi padre era el ser al que más resentimiento le guardaba.

—¿Ha quedado claro lo que he dicho? —enarca una ceja.

Asiento a su pregunta.

—Por tu bien, es mejor que se mantenga alejado de ti —ajusta sus manos a su traje y avanza al interior de la casa.

Chantal se ha quedado viendo tal escena, y no puedo dejar de pensar que ahora creerá en que la única razón por la que me he casado con su hijo es por interés en particular.

Sigo a un Nathaniel molesto hasta la oficina, su enojo le es difícil de esconder, está claro que la situación allí abajo lo ha cabreado lo suficiente.

—Escuchen bien, no quiero a ese hombre un centímetro cerca de la casa, no quiero que se acerque a la señora, me mantendrán informado si vuelve a regresar —le ordena a sus hombres de seguridad.

Ellos obedecen enseguida.

—Si desobedece y se mete a la casa, tienen la orden de disparar.

Me quedo atónica a lo que ha dicho.

¿Disparar? ¿Acaso ha enloquecido?

—Nathaniel, ¿que has dicho?

Él clava su vista en la mía en cuanto sus hombres han recibido las indicaciones.

—No sabemos qué tan peligroso sea ese hombre Gisele —me refuta—. Tú le has tenido compasión, pero yo no.

—¿No crees que dar la orden de dispararle es algo exagerada? Se trata de mi padre —le reclamo.

—¿Tu padre? —pregunta—. El mismo tipo que se fue sin asumir sus responsabilidades y ha regresado con la intención de acercarte a ti por dinero. Es lo más asqueroso a lo que una persona puede rebajarse.

—No puedes ordenar el dispararle.

—Si puedo hacerlo —levanta firme su mirada hacia mí—. Soy uno de los hombres más poderosos al puesto de la presidencia, mi deber es proteger a mi familia y mantenerla a salvo, y eso incluye a personas como tu padre.

Me quedo en silencio.

—El día de nuestro matrimonio, tu madre me confió a ti y a Joyce, le hice la promesa que me encargaría de cuidar de ustedes, no puedo faltar a mi palabra.

—¿Por qué mi madre nos confiaría a ti?

—Porque sabía que era el único que podría ayudarlos, no hablaremos más del tema, cumple con lo que he dicho de no ver a ese hombre, las cosas serán mejor para todos si se mantiene alejado.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora