Capitulo 28

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Escucho una voz tatarear una canción, abro mis ojos para descubrir a un Nathaniel cantándole en sus brazos a Joyce una canción de los Backstreet Boys

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Escucho una voz tatarear una canción, abro mis ojos para descubrir a un Nathaniel cantándole en sus brazos a Joyce una canción de los Backstreet Boys.

Me suelto a reír.

—¿Ahora mi obsesión por esa banda musical de adolescente, se te ha pegado? —le pregunto y él se echa a reír.

—Solo intentaba dormir a Joyce, pero veo que no me ha funcionado como a ti.

—Es porque no le has puesto pasión al cantar —me levanto de la cama para tomar a mi hijo en brazos.

Empiezo a cantar la canción a todo volumen moviéndome por la habitación.

—Vamos, simula que estas en un concierto —le pido a Nathaniel y se echa reír.

—Eso estaría muy bien —se acerca al mueble para acomodarse la corbata—. Dije que iba a complacer lo que saliera de la boca de mi esposa.

—Oh por Dios, ¿lo has dicho enserio? No es para exagerar.

—Tengo algo en mente —me guiña un ojo.

No sabía lo que pasaba por la cabeza de Nathaniel porque era completamente impredecible, pero sabía que estaba ideando la forma de que volviéramos a estar juntos y que olvidáramos lo que había pasado.

—Iré a darme un baño, no quiero llegar tarde a la academia.

Nathaniel me toma del brazo y me impide el paso.

—¿Que has dicho, que iras a dónde?

—A la academia —me encojo de hombros.

—¿El medico acaso no te ha dicho que debes descansar?

—Sí, he escuchado esa parte, pero las rutinas de baile en la academia son fáciles de llevar, además he regresado recientemente no quiero defraudar a todos.

—Dije que iba a cuidar de ti y de nuestro hijo.

—Y lo estás haciendo —le doy un beso en la mejilla—. Pero lo que menos quiero es un marido que se ausente de su trabajo todo el tiempo, eres el presidente Nat, que no se te olvide eso.

—Lo soy, y puedo quedarme en casa si deseo para cuidar de mi familia, además estoy buscando la ocasión para anunciar que tendremos un bebé.

Debía reconocer que la idea de dar a conocer la noticia de que tendríamos un hijo no me convencía del todo, principalmente porque aún no lográbamos saber quién estaba detrás de los antidepresivos en la comida, y tenía mucho miedo de la reacción de Nathaniel si se enteraba que su madre tenía algo que ver con esto.

—Podemos organizar una cena, le diremos a todos allí, ¿no crees? También quisiera hablar algo contigo antes de eso.

—¿De qué es?

—Lo hablaremos con más calma.

—Gisele, no me gusta que me ocultes las cosas, me pones nervioso cuando te quedas en silencio —me reclama.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora