Capítulo 12. El Crimen

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Aro me miraba sonriente con aquel brillo espeluznante asomándose en sus ojos rojos. Era la luz de la codicia y triunfo con un matiz tan intenso que me hizo apartar los ojos de los de él. Me sentía sumamente confundida. Asqueada hasta cierto punto. Había aceptado unirme a la Guardia, finalmente, y el sentimiento de decepción me inundaba. Por otra parte, por fin había hecho valer el sacrificio de mis padres.

Recordé la última imagen que tenía de ellos y me vino a la mente otro asunto importante. Quería aclarar mi consciencia de una vez por todas. Elegí mis palabras con sumo cuidado antes de hablar.

- Aro - dije sin vacilar- Me gustaría discutir otro asunto contigo.

- Por supuesto. ¿En qué puedo ayudarte?

Aro se acomodó mejor en su silla cruzando una pierna y recargándose en el respaldo, tal y como lo haría un humano.

- ¿Cuál fue el crimen de Gregory y Keira?- dije sin rodeos y con voz clara.

- Ya habíamos hablado sobre eso.- La luz en su mirada se esfumó.

- Sí, pero quiero saber con exactitud qué sucedió.

Aro me miró con curiosidad y ha decir verdad yo misma estaba sorprendida de la seguridad y decisión que tenían mis palabras. Además, era algo importante para mí, no lo iba a dejar ir así de fácil, por lo que tenía que ser cuidadosa en no cometer ninguna equivocación. Este era un tema delicado.

- Bueno, como ya sabes la creación de un niño inmortal fue el crimen de Gregory y Keira.- comenzó Aro.- Los niños inmortales, están estrictamente prohibidos para cualquier vampiro. Fueron los causantes de muchísimos problemas, masacraron cientos de humanos, revelando nuestra existencia. Fueron tiempos difíciles, realmente escalofriantes. Eran creaturas tiernas, como lo puede ser un niño humano, pero caprichosas e impredecibles.

Escuché atenta cada palabra mientras Aro hablaba como quien cuenta una antigua leyenda y permanecí en silencio esperando a que continuará.

- Hace aproximadamente una década, sucedió algo que me preocupó bastante. En un pequeño poblado de Suiza hubo un gran incendio que acabo con casi dos manzanas de casas. Los humanos estaban consternados, pues no tenían ninguna evidencia de la causa del incendio, pero yo sabía que había algo más oculto. Nuestra especie es demasiado cuidadosa para dejar huellas para los humanos pero no para otros vampiros. Decidí enviar a alguien a investigar. Según el reporte todos los cadáveres de los habitantes de aquellas casas fueron encontrados y reconocidos por sus familiares.

Aro miraba uno de los elegantes cuadros que adornaban la pared. Un Rafael original y perdido, si no me equivocaba. Su voz era lenta y aterciopelada mientras hablaba.

- Todos fueron encontrados calcinados o con graves heridas, excepto el cuerpo de un niño de seis años. No hubo ningún sobreviviente, así que lo dieron por muerto. Fue en ese momento que comprendí lo que había sucedido, lógicamente lo comprendí. El incendio había sido provocado por un vampiro. No había duda de aquello, pero no le mencioné a nadie mis sospechas y dejé de preocuparme por ello durante un buen tiempo. La verdad, estaba esperando el siguiente indicio. Sabía que si se trataba de un niño inmortal, como mi instinto lo dictaba, tarde o temprano saldría a la luz alguna evidencia. Y así fue. Era un evento insignificante, totalmente aislado. He de admitir que ellos eran muy astutos y cuidadosos, pero al final de cuentas yo estaba esperando y supe reconocerlo.

- ¿Qué fue lo que los delató?- pregunté con un hilo de voz.

- Se trataba de la mención en un periódico humano de una niña pequeña que había sido secuestrada en un pueblo de Dinamarca. Atribuyeron aquella historia a una banda criminal rusa, por eso la noticia se hizo famosa. Los humanos no prestaron atención a lo que decían los testimonios, la pequeña había sido vista en compañía de otro niño antes de desaparecer. Después de eso encontré algo similar en Suecia, otro caso de un par de niños desaparecidos y vistos por última vez con un niño pequeño. Nadie había atado cabos, ni encontrado similitudes en los hechos.

" Decidí enviar a Demetri a investigar. Como sabes, su don es el rastreo y tiene una habilidad nata para descubrir verdades. Mientras tanto hablé del asunto con mis hermanos y coincidimos en que se trataba de un niño inmortal. Demetri regresó con malas noticias, no había encontrado ninguna pista, nada más que rumores y cadáveres abandonados. Entonces, al leer su mente encontré algo y sentí que podíamos atrapar a los responsables. Lo volví a enviar ahora con la misión específica de acabar con el niño y traer ante mí a los acusados. Esta vez Demetri tardó mucho más tiempo del habitual. Estaba comenzando a desesperarme, lo necesitaba, y temía que algo le hubiera pasado. Mis hermanos y yo decidimos enviar a alguien a buscarlo, pero él ya había regresado y no venía solo, lo había encontrado. "

La voz de Aro era apenas un susurro. Se encontraba en la misma posición, sentado rígidamente en su silla con las manos sobre las piernas cruzadas, mientras que yo tenía el mentón apoyado sobre mis manos que se encontraban en la pulida superficie de aquel gran escritorio. Aro me sonrió con nostalgia.

- Tengo que admitir que entendí la razón por la que Demetri no se había atrevido a acabar con el niño. Él era encantador y tenía algo especial. No era como todos los que habíamos encontrado.- en este punto la sonrisa de Aro era traviesa- Creo que sabes que nosotros estudiamos niños inmortales durante décadas y también nos deshicimos de ellos. En fin, estábamos los tres sumamente impresionados. Él era consciente de toda la situación y se explicó claramente hablando un muy fluido francés. Además, dominaba otros cuatro idiomas y entendía el italiano a la perfección. Se negaba a separarse de Demetri, pues no quería que supiéramos quiénes eran sus padres. Se echó a llorar cuando le ordené al rastreador que los buscara.

Aro se quedó callado muy abruptamente y en sus ojos se veía reflejada la tristeza. ¿Acaso lamentaba la condena a muerte de los creadores?

- El niño me rogó que no lo hiciera. Lo tomé en brazos, cuando se calmó y leí sus pensamientos sin que él se diera cuenta. Luka, era su nombre. En su mente apareció el rostro de quien lo había convertido y a quién había considerado su madre. Ella era una vampiresa a la que nunca había visto, entonces él salió en sus pensamientos: Gregory. A él sí lo conocía y Demetri también, no tardaría nada en encontrarlos. Así fue envié a Demetri y Felix para buscarlos, mientras que me pensaba que haría con Luka.

Levanté la cabeza de repente, totalmente sorprendida. ¿Cómo era posible que Aro se tomará tiempo para pensar esa clase de cosas cuando solo había una respuesta posible?

- Lo sé. Sé lo que piensas y te diré que me fue muy difícil separarme de Luka.

Lo miré aún más sorprendida.

- Pero lo hiciste, ¿no? Te deshiciste de él, ¿verdad? - Mi voz sonaba más a un ruego a que a una pregunta.

- No.- contestó Aro con una voz profunda.

Fría EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora