Alrededor del medio día Demetri y yo nos hallábamos a pocos kilómetros de la ciudad de París, pero no fue hasta bien entrada la noche que llegamos a la casa. Entramos por el patio trasero, donde la ventana de la cocina estaba abierta. Los vecinos dormían y para evitar sospechas dejamos las luces apagadas. Caminamos por la pequeña cocina recubierta con paneles de madera claros hasta el recibidor. Me quedé un momento quieta sin apartar la vista del sitio donde, unas horas antes, me había sentado junto con dos seres que me amaban, pero estaba vez me encontraba sola, con un dolor punzante e incesante en el pecho por la ausencia de ambos y... acompañada por un guardia Vulturi.
Le dije a Demetri con toda la educación que me fue posible, que a decir verdad no era demasiada, que se pusiera cómodo mientras iba en busca de las cosas por las que había regresado. Corrí a mi habitación sin esperar respuesta, pues no estaba segura de poder aguantar mucho tiempo sin que los amargos recuerdos me dejaran indefensa, como a una niña asustada. La alcoba, que había sido mía hasta que decidí marcharme a recorrer el mundo con Jack, seguía igual que antes. No me entretuve en apreciarla y me precipité hasta el armario, al cual casi le arrancó una puerta. Saqué una maleta amplia, fácil de cargar y la atiborré de con un montón de vestidos, faldas, zapatos y una que otra capa que me servirían durante mi estancia en el castillo Vulturi, pues en definitiva no iba a usar el tipo de vestidos como el que me había enviado Aro. Me acerqué al tocador que Keira había elegido para mí y por el cual había hecho un drama. Al final terminó gustándome la madera vieja y laqueada con flores talladas, y el espejo cuadrado. Tomé mis joyas preferidas de mi antiguo relicario y dejé otras menos importantes, después entre mis dedos sostuve una de las posesiones por las que había regresado: en la misma posición en la que lo había dejado se encontraba el cepillo de plata que mi madre biológica me había heredado.
Había cientos de cosas de mi pasado que ignoraba, aún en mi condición humana había tratado de reprimir los recuerdos de mi niñez, aunque conservaba aquellos momentos felices en los que tenía todo lo que había deseado. Sobre todo atesoraba el momento en el que el último objeto de la familia Blair había caído en mis manos.
- ¿Madeline?- la voz de Demetri me regresó a la realidad y me apresuré a tomar todo lo que necesitaba.
- Un momento. - contesté moviéndome muy deprisa por la alcoba y pude escuchar sus pasos volver al recibidor.
Me acerqué al sofá recubierto con una manta y engalanado con sin fin de almohadillas, que cumplía la misma función que una cama para un vampiro como yo, pero lo importante se encontraba bajo éste. En un cofre de madera guardaba mis más preciados objetos. Lo sé, era absurdo como un vampiro guardaba tantos cachivaches, pero era sentimentalista y posiblemente no saldría de Volterra en mucho tiempo. Eso sí, tenía muchos hábitos humanos. Lo guardé en la maleta junto con el cepillo de mi madre y otras cosillas que me encontraba a mi paso. Finalmente, la cerré, le di un último vistazo a mi habitación y volví a donde había dejado a Demetri. Lo descubrí observando las viejas fotografías y pinturas de Keira. Ella era una artista talentosa, incluso intentó enseñarme...pero no tenía paciencia para trazar las líneas como ella.
- Estoy lista.- dije en voz baja apartando recuerdos dolorosos, ya había tenido suficiente con mi antigua alcoba. Demetri se giró para verme y me sonrió por primera vez.
- Claro, espera un segundo. Ella tenía talento, ¿verdad?
Atiné a asentir mientras me colocaba a su lado. Demetri paseaba su vista por las pinturas de Keira, dignas de algún museo vanguardista, sin embargo su mirada se detuvo en una vieja fotografía color sepia, donde Gregory y Keira saludaba bajo la torre Eiffel. No entendía que resultaba tan interesante para Demetri, que la miraba tan fijamente. Quise salir corriendo en ese preciso instante, ya no me creía capaz de aguantar más tiempo en aquel lugar sin doblarme de dolor. Además, nos estábamos retrasando, pero aunque lo deseaba no podía moverme. Me quedé hipnotizada observando la fotografía que yo misma había tomado hacía tantos años atrás, y...mi autocontrol se vino a bajo. Me alejé rápidamente de Demetri y me dejé caer en el sillón. Era terrible pensar que jamás volverían a sonreírme, abrazarme, o hablarme. Jamás me había sentido tan sola. Sentí que los ojos me escocían y dejando de lado la apariencia dura e inexpresiva que había tratado de mantener con Demetri, lloré sin lágrimas, como suelen aliviar la pena algunos vampiros. Para mi sorpresa, después de unos minutos, el brazo de Demetri se acomodó sobre mis hombros. Levanté la mirada asustada y me encontré con unos ojos carmesí realmente cálidos. Dejándome llevar por el momento me giré para hundir mi rostro en su pecho, él en respuesta me abrazó con ternura y me consoló como no creí que fuera posible viniendo de un Vulturi.
Sentí que poco a poco el dolor amainaba y fue en ese momento que me atreví a mirar de nuevo a Demetri. Le sonreí muy apenada y, él, con una sonrisa brillante sin rastro de reproche o arrogancias, me la devolvió. Se levantó ágilmente y ofreciéndome una mano salimos de la casa a una noche negra como la tinta.
Salimos de París antes de que le sol saliera en el horizonte, y, después de un rato, comenzamos a conversar. El viaje me pareció muchos más corto y ameno debido a la charla desinteresada que mantenía con el Vulturi, pero corríamos, también, a mayor velocidad. El lapso de tiempo que nos había otorgado Aro para hacer el viaje se nos había agotado, no obstante, me importaba muy poco. Hacia mediodía cruzamos la frontera italiana y nos detuvimos para cazar en un pequeño poblado. Fue una cacería rápida, no de mi estilo, pues mi querido amigo Jack había hecho de las habituales cacerías algo más complejo y divertido. Antes de la puesta del sol, Demetri y yo habíamos llegado a Volterra, y por un segundo traté de visualizar lo que venía a continuación. Un paso a la vez.
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Fría Eternidad
FanfictionMadeline Blair es una vampireza libre, aventurera, seductora y misteriosa con un pasado coronado con sombras, extraño y nebuloso. Después de vagar por su cuenta mucho tiempo, ha decidido regresar con su antiguo clan, pero entonces Madeline se ve at...