La noticia me abrumó de sobremanera. Sentí que mi frío corazón se me caía a los pies. No sabía como reaccionar, así que bajé la vista al suelo. Trataba de encontrar algo que decir, algo que hacer, pero estaba tan sorprendida que ni siquiera podía hablar. Sentí una mano apoyarse en mi hombro y me encontré con la expresión turbada de Aro. Actué con la mayor serenidad y calma que pude aparentar, pero él entendió enseguida mis sentimientos.
- Ya habrá momento para hablar sobre ese tema en otra ocasión.- me dijo en un susurro.
Asentí y mantuve mi rostro inexpresivo. Estar de pie en medio de la Guardia Vulturi era un sensación muy incómoda. Cada uno de ellos miraba mis movimientos y no podía permitirme actuar de manera vulnerable. Sería como carnada fresca en medio de un tanque de pirañas, además, tenía que ser fuerte por mis padres que me mantuvieron con vida y aceptaron su castigo. Esa fue la cosa más valiente que alguien había hecho por mí.
- Ahora - dijo Aro volviendo a sonreír.- ¿Nos dirás en qué consiste tu magnífico regalo?
Me quedé callada y con la vista aún clavada en la alfombra roja que cubría la tarima y bajaba hasta la pequeña recepción del castillo. ¿Cómo podía él sonreír así de repente después de provocarme tanto dolor? Me dieron ganas de salir corriendo, de huir y no volver nunca más. ¡Vaya que me estoy volviendo dramática! Con un suspiro de pura resignación miré con indiferencia a Aro antes de contestar a su pregunta.
- Tengo la habilidad de crear ilusiones. – respondí en un susurro recobrando la compostura.
- ¿Ilusiones? – dijo Aro en tono de reflexión. - ¿De qué clase?
Abrí la boca para contestar, pero no encontraba las palabras adecuadas para expresar mi habilidad.
- No creo poder explicarlo con palabras. – comenté con sinceridad.
- Ya veo. – murmuró él - ¿Usas tu don en defensa o ataque?
- Ambos - contesté encogiéndome de hombros. Me sentía muy incomoda hablando de esto frente a todos. Me hacía sentir indefensa.
- ¿Cómo?- preguntó Aro muy entusiasmado.
Suspiré frustrada y más incomoda que nunca. Jamás había tenido que hablar sobre mi don con nadie, simplemente lo utilizaba y listo, nada de preguntas, pero claro yo nunca había tenido necesidad decírselo a nadie.
- Sería más fácil si te lo mostrará. – dije sin rodeos. Hacer una pequeña demostración y marcharme. Sí, eso estaría bien.
- ¡Magnífica idea!- dijo él aplaudiendo con una radiante sonrisa. Volvió a sentarse en su trono y mirándome fijamente llamó a alguien. Una creatura de pequeña estatura que se encontraba situada a los pies de los tres escalones de la tarima del lado derecho de Aro.
- Jane – la llamó Aro en voz aterciopelada, como un padre que habla a su hija favorita. - Me harías el favor...
La chica asintió brevemente y desfiló de manera grácil hasta el centro mismo de la sala. Aro me animó a reunirme junto con Jane, aunque mi instinto me dictaba que debía alejarme a toda costa de ella. Me situé justo frente a ella y sus ojos color carmesí me recibieron con una mirada cargada de repugnancia, frialdad y crueldad. Era hermosa, más incluso que un inmortal común, y parecía muy joven. Probablemente teníamos la misma edad al ser convertidas. Su rostro se encontraba serio, pero sus facciones delicadas no perdían la forma de querubín. Su cabello era rubio oscuro, tirando a castaño muy claro, y lo llevaba recogido en un moño elegante sobre la nuca. Finalmente la miré de nuevo a los ojos y sentí mis músculos tensarse un poco. Ella estaba lista para atacarme.
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Fría Eternidad
FanfictionMadeline Blair es una vampireza libre, aventurera, seductora y misteriosa con un pasado coronado con sombras, extraño y nebuloso. Después de vagar por su cuenta mucho tiempo, ha decidido regresar con su antiguo clan, pero entonces Madeline se ve at...