Capítulo 22. Traidor

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La Estancia se encontraba delicadamente iluminada por la suave luz del medio día cuando, dramáticamente, me dejé caer sobre el magnifico sofá de cuero negro situado junto a la ventana donde Corin estaba cómodamente instalada.

La vampiresa tenía las manos y los ojos puestos en un manuscrito anónimo que databa del siglo XVI, y que fácilmente reconocí como la novela "romántica" que nunca terminé de leer.

- ¿Un día difícil?- preguntó con sarcasmo sin apartar la mirada de las débiles páginas de libro, mientras me acomodaba a su lado.

- Mucho más de lo que puedo soportar.- contesté en un gemido al que le siguió un largo suspiro.

- No me sorprende- dijo Corin lanzándome una mirada divertida, y cerrando de golpe el dichoso libro. – Ven.

No necesité de otra clase de invitación para aceptar acomodar mi cabeza en su regazo. Subí las piernas al sofá, cerré los ojos y dejé que sus largos dedos despeinaran mi, ya de por sí, revuelto cabello. El día de hoy había estado realmente difícil. Bueno, y que digo el día de hoy. ¡Toda la maldita semana había resultado un verdadero infierno! Cada día era más complicado que el anterior, y para entonces la idea de fugarme no sonaba para nada descabellada. Incluso estaba a punto de ejecutar mi huida cuando esta mañana llego Jane a la Sala de Entrenamiento con una petulante sonrisa, que no tenía nada que envidiar a las de su gemelo, y me anunció que durante la mañana la ayudaría con la ronda general.

- Es un trabajo sencillo- dijo Jane con aquella angelical sonrisa.

Ingenuamente, mi lado bondadoso le creyó, pensando que sería mejor dar una vuelta por todo el castillo en lugar de continuar practicando combate con Alec. Pero una vez más me di cuenta de la razón por la cual la gente bondadosa era tan fácilmente engañada. Jane había conseguido hacer de un trabajo relativamente sencillo, unas horas realmente tediosas. Por otro lado, podía declararme vencedora de la contienda, puesto que ella había hecho todo lo posible para lograr sacarme de mis casillas. Aunque en un principio, obedecí todas sus caprichosas ordenes sin afán de fastidiarla, pero cuando sus intentos fueron intensificados tuve que contenerme y castigarla con mi indiferencia que, al final, dio mejor resultado. Además, no tenía muchos ánimos para protestar, quejarme o si quiera pensar en provocar la ira de Jane. Todo gracias a su maldito hermano gemelo que durante la semana se había encargado de extraer de mi ser hasta la más mínima gota de energía, dejándome agotada.

Si a alguien o algo podía culpar de todos mis males era a Alec. A él y sus lecciones de tortura. Alec no había alardeado ni un solo segundo cuando me había amenazado con hacerme la vida de cuadritos, y parecía disfrutar mucho de su tarea. Por mi parte, había resistido cada regaño e insulto sin abrir la boca en las sesiones de combate. Aunque debía admitir en un par de ocasiones me había dejado llevar y estuve a punto de morderlo después de soltarle unos cuantos insultos en un lenguaje nada decente. Que puedo decir, me gustaban las tabernas londinenses. No me arrepentía en lo absoluto, sin embargo, cuando comenzamos a trabajar con mi don sentí verdaderamente su ira. Al ser mi don una serie de juegos mentales, era allí donde tenía que poner a prueba toda mi fuerza y resistencia contra el muy experimentado y nada piadoso de Alec. Durante sus lecciones evitaba dar signo de cansancio y pero al cruzar las puertas de la Sala de Entrenamientos toda la fachada se venía abajo. Mi pobre cerebro terminaba tremendamente exhausto y adormecido, como en trecientos años no se había sentido. Además del arduo entrenamiento, había que sumarle al montón los trabajitos extras para cubrir las guardias de Demetri y Renata, y la condenada sed que me achicharraba la garganta.

- ¡Tienes un aspecto terrible, Mad!- la voz de Felix interrumpió mi serie de quejas interiores.

Abrí los ojos lo suficiente para espiar entre pestañas y descubrí su gran figura traspasando el umbral de la Estancia seguida de un individuo menos robusto y de rizado cabello rubio.

Fría EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora