Fría Eternidad

Capítulo 20. Amarga Venganza

¡Hola! ¡Es sábado! Así que vengo con un nuevo capítulo :) gracias por sus votos y lecturas!! Espero que lo disfruten ;)

¡Saludos!

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El veneno inundó mi boca, mis músculos repentinamente se tensaron y flexionaron en posición de ataque, y él estaba frente a mí con sus brazos cruzados al pecho en una posición de lo más relajada y una petulante sonrisa bailando en sus labios. Un salvaje gruñido escapó de mis labios antes de abalanzarme sobre él...

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Era una mañana nublada de viernes cuando recorría los pasillos en dirección al ala este furiosa. Bueno la palabra furiosa, no era lo suficientemente grande para englobar toda mi ira. Estaba hecha una quimera, y todos mis peligrosos instintos se encontraban a flor de piel. Me sentía capaz de aniquilar a cualquier individuo que se atreviera siquiera a pasar frente a mí; la verdad deseos tampoco me faltaban de que así fuera.

Atravesé el estrecho pasaje que desembocaba en el pasillo central del ala este sin causar ningún incidente, por desgracia y fortuna. La ira seguía implacable, y el sentimiento era tan poderoso que me nublaba la vista y me volvía completamente irracional. Un rostro como de ángel flotó en mis pensamientos y en mis facciones se dibujó una maléfica sonrisa de placer que se transformó en una mueca que seguro daba miedo. Muy bien, me estoy volviendo loca, pero si tan solo Alec se dignara a pasearse por aquí en este preciso momento mi consciencia estaría tranquila. Bien, creo que debería empezar por explicar mi irracional y maquiavélico comportamiento. Todo comenzó ayer por la mañana cuando rayaba el alba.

Había pasado la noche con Corin patrullando los pasillos del ala oeste. Había un vampiro nuevo en la guardia baja, un neófito de dos años que necesitaba de constante vigilancia. Aunque era un trabajo exclusivo de Corin, me sentí agradecida cuando me ofreció acompañarla, puesto que en los últimos días Felix había tomado el molesto hábito de lanzar indirectas sobre mi supuesta relación con Demetri cuando nos encontrábamos TODOS reunidos en la Estancia. En un principio fue difícil para el resto captar lo que Felix decía, pero antes de poder detenerlo, ya se había convertido en el espectáculo favorito de muchos.

A estas alturas estaba completamente segura de que en realidad si existían algún tipo de rito de iniciación para los nuevos, pues al cabo de un par de días Santiago, Afton e incluso Renata se habían unido a los juegos de Felix. Sin embargo, la noche pasada todo el asunto del juego había pasado mis límites. De alguna manera todo se volvía más incomodo cuando se sumaba cierta persona a la ecuación. Estaba sentada en una mullida butaca tratando de hacer oídos sordos a las barbaridades que decía Felix mientras me escondía detrás de un libro de Charles Dickens. En ese momento, Demetri apareció en la sala acompañado por Alec y apenas mis ojos captaron el perfil del compañero de Demetri, una excusa salió disparada de mis labios, tan rápidamente que no pude hacer más que levantarme y salir corriendo como alma que lleva el diablo. Desde luego, las risas y comentarios me siguieron hasta que estuve lejos de la Estancia. No hace falta decir que desde nuestro último encuentro, Alec y yo no podíamos permanecer en la misma sala sin provocar que el ambiente de tensará, mucho menos podía mirarlo a los ojos sin sentir como la furia o el pánico agujereaban el fondo de mi estómago.

En fin, amanecía y tenía que presentarme a mi lección de combate. Me despedí de Corin con una gran y sincera sonrisa, y recorrí alegremente los pasillos hasta la Sala de Entrenamiento tarareando una hermosa melodía de Vivaldi. ¡Quién diría que mi estupendo estado de ánimo se vería tan radicalmente afectado en las siguientes horas!