𝐼𝓂𝒶𝑔𝒾𝓃𝒶𝓇𝓎 𝒻𝓇𝒾𝑒𝓃𝒹 | 𝒽𝒶𝓈𝒽𝒾𝓂𝒶𝒹𝒶

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Hashirama siempre fue un niño extraño; mientras su padre y su madre peleaban por el dinero, él hablaba con su mejor amigo, un niño llamado Madara.

No recordaba ni sabía cómo conoció a Madara; solo sabía que Madara apareció un día en su vida y jamás se fue de ella.

Madara jugaba con él a los bloques, a los carreras e incluso dormía con él.

—Butsuma —dijo su madre—, tenemos un problema.

«Hashirama habla solo y cree tener un amigo imaginario.

¡Hashirama no hablaba solo! Madara lo escuchaba. ¡Madara no era imaginario! Madara era tan real como todos ellos.

Lo llevaron a diferentes psicólogos y psiquiatras. ¡Pero Hashirama no estaba loco!

Algunos creían que tenía esquizofrenia y que Madara era un producto de esta. Otros creían que Madara era otra personalidad suya. Nada más alejado de la realidad.

Pronto llegó a la adolescencia. Él cambió. Físicamente también. Ya no era el niño que usaba el pelo en un corte de tazón y su ropa ya no era tan ridícula.

—Me gusta eso —dijo Madara, observándolo—. Antes te veías algo estúpido.

—Eso no es cierto. Tú no has cambiado mucho.

El cabello de Madara también estaba creciendo y según ambos, era más bajo que Hashirama.

Cuando Hashirama empezó a salir con otros chicos y chicas, empezó a dejar a Madara de lado, cosa que agradecieron sus padres.

Obviamente a Madara no le gustó eso; estar día y noche junto a Hashirama era hermoso. Hasta que comenzó a pasar las noches en la cama de alguien más.

Madara montó en cólera.

—¡¿Por qué sales con esa chica?! —se quejó un domingo, en el que Hashirama por fin tuvo tiempo para él.

—Porque es mi novia, Madara, ¿me vas a prohibir ver a mi novia?

—¡Sí! —exclamó, sorprendiendo a Hashirama con la respuesta—. Hashirama yo desde... —guardó silencio mientras parecía buscar las palabras— yo desde siempre he estado contigo... no te das cuenta de mis sentimientos, ¡y encima te pones a salir con... con... esa!

—Madara...

—¡Te detesto, Hashirama!

Ese fue el punto donde algo se quebró. Hashirama hizo todo por hacer lo que debió hacer desde antes, considerar a Madara como su amigo imaginario nada más, no como alguien real que incluso sentía.

***

Había pasado una vida feliz, con su esposa, sus hijos y sus nietos. No tenía nada de lo que arrepentirse ahora que dejaba este mundo.

Cerró los ojos y caminó hacia a luz.

—¿Madara? —preguntó al ver al niño al mismo lado que él.

—Ya estás viejo, Hashirama —dijo, el de cabello azabache se estaba refiriendo a su alma—. Pero quizá yo soy más viejo que tú —suspiró con melancolía.

—¿Estás... estás muerto? —salió de su estado de shock.

—Pues... sí. Desde hace varios años.

—¿Y por qué...?

—¿Por qué parezco un niño? —el Senju asintió—. Porque morí a esa edad. ¿El linchamiento contra las brujas...? —movió la mano en círculos, como si estuviera explicando algo—. Nos mataron, a mí, a mis padres, mi Izuna... Aún no quería irme de ese mundo. Así que me quedé contigo.

—¿Y por qué te fuiste?

—Los muertos también tienen sentimientos. Yo estaba enamorado de ti. Pero tú no de mí. Te amaba y no quise ser tan egoísta... así que te dejé para que pudieras seguir tu camino, tu propio futuro. Un futuro como el que me arrebataron a mí.

«Gracias, Hashirama.

El alma del menor —¿o era mayor?— se elevó en una luz y se disolvió.

Quizás Hashirama no se había enamorado de Madara en esa vida. Pero tal vez tendrían otra vida en donde ambos estuvieran vivos, donde pudieran enamorarse. Después de todo, debería haber una segunda vida para aquellos amantes que no pudieron estar juntos.

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄 | naruto shippsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora