𝒩𝑜𝓃-𝑒𝓍𝒾𝓈𝓉𝑒𝓃𝓉 | 𝓃𝑒𝒿𝒾𝓈𝒶𝒾

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Los ojos blancos miraron en dirección del último banco del salón. Era un banco usado y viejo, a diferencia de los otro, y ahí estaba sentado un chico. Sus ojos blancos notaron espectros raros alrededor del chico.

Era un chico de piel pálida y cabellos negros, cortos. No tenía expresión alguna en su rostro y solo dibujaba.

—¿Quién es él? —le preguntó a un compañero, Rock Lee.

—¿Quién?

—Él —lo señaló de forma grosera.

—Ahí no hay nadie, Neji. Vamos a sentarnos.

Neji pensó que tal vez sería un caso de acoso escolar; solo que en vez de eso, la víctima era ignorado por todos. La clase empezó, él se levantó y salió del salón y nadie, ni siquiera el profesor, pareció darse cuenta.

El receso empezó, sus compañeros Rock Lee y Ten Ten le ofrecieron sentarse con él, pero se excusó. Le daba mucha curiosidad el chico pelinegro. Tras buscarlo, lo encontró en la azotea.

—Hola...

El otro no le respondió.

—Soy Neji, Neji Hyuga —se acercó más. Pudo percibir que los espectros a su alrededor se disipaban. El otro por fin lo volteó a ver.

—No deberías estar hablando conmigo —unos momentos de duda—. Soy Sai. Sai Shimura. ¿Eres nuevo en Konoha?

—No del todo, nací aquí, pero nos mudamos apenas nací por problemas con mi tío.

—Dime, Neji, ¿está bien que exista para ti? —preguntó, avergonzado por algo.

—¿Cómo? Eres mi compañero, claro que existes. Mira, si te hacen bullying...

—Entonces no te has enterado... Bueno, no importa. Igual, ya ha empezado.

—¿Qué ha comenzado? ¿De qué estás hablando, Sai?

—Nada más no vayas a pensar después que es culpa tuya —le dio una palmada en el brazo y se fue. Neji lo siguió, pero el azabache ya se había perdido de su campo de visión.

Se encontró con Lee.

—¡¿Qué estás haciendo?! —le exigió el de cejas grandes—. Estás rompiendo las reglas de la clase al hablar con algo inexistente.

—¿Inexistente? Lee, ¿qué se supone qué ha comenzado?

—Te lo explicaré cuando nos graduemos, ¿vale? Te lo prometo.

—¿Qué le hacen a Sai? —le preguntó a Ten Ten, dado que el de las cejas pobladas no le quería decir.

—Nada que no se pueda evitar, mira, ya te lo ha dicho Lee. Te lo diremos después, Neji.

Los siguientes días, Neji se enteró de que en la clase 3 había una cosas, unas circunstancias, que los demás se negaban a decirle. Solo le pedían que esperara hasta la llegada del verano. Y cada día se interesaba más en Sai.

Hubo noticias terribles para la clase 3, ya había dos muertos. Neji pensó si eso era normal o tenía que ver con las circunstancias. A la salida, siguió a Sai. Se dijo a sí mismo que parecía un acosador, pero ya no le importaba. Quería saber más del Shimura.

Llegó a una tienda de muñecas antiguas; una anciana estaba tras el mostrador.

—¿Te gusta este lugar? —escuchó la inexpresiva voz de su compañero.

—Sai... ¿qué haces aquí? ¿Es la tienda de tus padres o algo así?

—Es la tienda de mi abuela —señaló a la señora, tomando la mano del Hyuga y llevándolo lejos del mostrador. A Neji le gustó ese tacto, la piel de Sai era suave y... pues normal. Una mano normal.

Un día, todos simplemente empezaron a ignorarlo. Neji no era popular precisamente, pero ya ni Lee ni Ten Ten le hablaban. Lee se le acercó rápido en el almuerzo.

—Lo siento, Neji. Pero si el grupo de contramedidas me pilla... Solo pregúntale a tu novio.

—¿Cuál novio? —frunció el ceño. Lee rió.

—Quise decir, pregúntale a Sai.

Ese mismo día fue a platicar con él. Incluso notó una sensación diferente al estar con él. Se sentía tan bien, en paz, por un momento dejó de importar que los demás lo trataran como otro inexistente. Sai le platicó sobre la maldición de la clase 3.

Hace veintiséis años, murió un estudiante junto con toda su familia. Sus amigos y compañeros se negaron a aceptar su muerte y todos empezaron a actuar como si siguiera existiendo. En la última foto, el chico apareció.

Por lo que hizo esa clase trayendo al estudiante de vuelta a la vida, cada año se une un muerto a la clase. Nadie sabe quién es el muerto y eso causa la calamidad. Y nadie, nadie sabe cómo detenerla una vez que empieza; a veces, las contramedidas, como ignorar a un alumno, funcionaban, otra veces, no.

—A partir de mañana, tú y yo no nos separaremos nunca —Sai tomó su mano con ternura y ambos se sonrojaron.

—¿No te importa ser amigo de alguien que no existe?

—Yo tampoco existo para ellos y llevo más tiempo que tú metido en esto —no se soltaron mientras Sai llevaba a Neji a su casa—. Por cierto, la líder de las contramedidas, Sakura, cree que tú eres el muerto.

—Pero yo no estoy muerto... puedo sentirlo. Y tú tampoco lo eres.

—¿Haz visto los espectros a mi alrededor? —Neji se sorprendió—. Yo también los veo a veces, pero yo no estoy muerto, porque si lo estuviera, ellos no me seguirían.

Pasó una semana más; ellos dos se habían vuelto realmente cercanos y Neji llegó a la conclusión de que le gustaba Sai. Solían llegar tarde a las clases, salirse a mitad de las explicaciones, o simplemente no entraban. Eran ignorados y a los otros no les importaba los que hicieran. En esta ocasión, ambos estaban en la casa del Hyuga.

—Sai...

—¿Mmmm? ¿Qué pasa, Neji?

—Yo... —se sentía muy estúpido, tomó aire y apretó los puños, sintiéndose sonrojar—. Me gustas mucho, Sai.

Sai sonrió; fue lo más hermoso que había visto hasta ahora. Sai siempre tenía una sonrisa falsa pero esta... Esta en verdad era auténtica. Una sonrisa muy hermosa. Sus ojos, habitualmente opacos, tenían un extraño brillo. Y los espectros a su lado desaparecieron.

—Es muy halagador, Neji. Tú también me gustas —volvió a tomar su mano.

—¿Quieres intentarlo? —ante la mirada confundida del primer inexistente explicó—. ¿Quieres que intentemos ser pareja?

—Claro que sí, Neji —se recostó en el hombro del castaño—. ¿Sabes? Pensé que eso de ser el inexistente sería algo para siempre pero bendigo al cielo porque apareciste. Ahora sé que soy alguien y que puedo importarle a otros.

—Sai... te quiero. Y te prometo que algún día existiremos para todos.

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄 | naruto shippsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora