𝒫𝓁𝑒𝒶𝓈𝑒, 𝑀𝓇. 𝒫𝑜𝓈𝓉𝓂𝒶𝓃 | 𝒽𝒶𝓈𝒽𝒾𝓂𝒶𝒹𝒶

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—¡Madara!

Volteó y encontró a la señora Senju sonriéndole, invitándolo a pasar a su casa.

—Buenas tardes, señora Senju —saludó, levantando la gorra de sus cabellos negros.

—¿Mucho trabajo hoy? —preguntó.

—Como siempre —respondió con modestia.

—¿Quieres pasar? Hice pastel de calabaza —ofreció.

—Gracias —aceptó, sin querer rechazar aquel gesto.

—También te daré para tu hermano.

Mientras la señora lo ponía al tanto de cosas que habían pasado en el vecindario, el hijo mayor entraba en la cocina.

Ambos chicos se miraron el uno al otro.

—Madara, este es mi hijo mayor, Hashirama. Hashirama, este es el cartero, Madara.

Hashirama no podía creer que alguien tan joven y lindo fuese el cartero. Y Madara no podía dejar de ver si cabello, algo largo, que le llegaba hasta los hombros.

—Hola —saludó el chico Senju.

—H-Hola... Ya me tengo que ir, señora —informó, incómodo—. Nos vemos.

Salió corriendo de ahí, había estado varias veces en la casa, como para saber qué camino tomar para irse a la chingada.

—Es un chico muy lindo, ¿verdad? —preguntó su madre, dándole una mirada pícara.

—Si... cuando me hablabas del cartero, creí que era un señor mayor.

—No, Madara tiene tu edad.

La próxima vez que Hashirama ve a Madara, es porque su mamá le ha encargado que le entregue los sobres de cartas a Madara personalmente. ¿Por qué no pueden simplemente dejarlos en el buzón?

Cuando está frente a él, se da cuenta de que es un poco más alto que él azabache.

—Aquí están las cartas.

—Gracias —lo miró, pero pareció avergonzarse por su acción.

Hashirama y Madara siguieron viéndose varias veces, a veces, el Senju le regalaba alguna cosa pequeña. Con esto, no solo una amistad había florecido, sino también un pequeño amor.

—Y hoy, nuestro país ha declarado la guerra. Nos hemos unido a la guerra, hay que estar preparados para los bombardeos.

Pronto estaban en guerra, Hashirama estaba pensando en qué carajos le diría a su madre para poder unirse en el ejército. De pronto, vio llegar al cartero.

Salió y fue hacia él con alegría.

—Tú no eres Madara —su sonrisa se borró.

—Mi nombre es Kagami —dijo con simpleza.

—¿Y Madara? —el mensajero se lamió los labios ya llenos de marcas antes de responder.

—Madara se fue como mensajero de guerra, ¿hay alguna cosa que quieres decirle?

Hashirama no confía en este sujeto, pero he ahí una razón más para unirse al ejército: su Madara.

—Por favor, señor cartero. Llévele ésta carta a Madara como muestra de mi amor.

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄 | naruto shippsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora