🀦Capítulo 6🀦

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Cuando hubieron terminado, Jimin se fue y Yoongi volvió al estanque. Sacó todo lo que llevaba en los bolsillos, tiró las gafas de sol al césped y se lanzó al agua.

Era algo que llevaba haciendo -con o sin ropa- desde su infancia. Nada como un rápido chapuzón en el estanque para refrescarse en un bochornoso día de verano.

Había estado a punto de besarlo. Más que eso, admitió metiéndose bajo el agua, cerca de los parterres de lirios amarillos. Había sido más que un beso -un beso ardiente y ávido- lo que había pasado por su cabeza cuando tuvo las manos de Jimin entre las suyas.

Tenía que dejar aquello a un lado -bien arrinconado-, como llevaba haciendo de un año a esta parte. Jimin había buscado amistad en él. Santo cielo, lo más probable era que lo considerara como una especie de hermano.

De modo que tendría que reprimir sus poco fraternales sentimientos hasta conseguir apagar las últimas chispas. O aquello lo consumiría.

Lo mejor que podía hacer era volver a salir. Pasaba demasiado tiempo en casa, demasiado tiempo solo. Puede que aquella noche se fuera a la ciudad; era cuestión de hacer unas llamadas, salir con unos amigos. O mejor aún, salir con un chico. Cenar, un poco de música, convencerse a sí mismo para meterse en la cama de un hombre dispuesto a ello.

El problema residía en que no se le ocurría ninguno en concreto con el que deseara estar, cenar, oír música o irse a la cama. Veía que aquello ilustraba su lamentable situación. O sus carencias.

No estaba de humor para dedicarse a aquello que tenía que acabar entre sábanas.

Era incapaz de hacer un esfuerzo para llamar a otro hombre, fingir lo que fuera, cuando el hombre al que deseaba dormía en su propia casa.

Y estaba tan lejos de su alcance como la luna.

Salió del agua y se sacudió como un perro. De todas formas, igual se iba a la ciudad. Recogió sus cosas y se las metió en los chorreantes bolsillos. Podía ver si alguno de sus amigos sin compromiso se apuntaba al cine, a cenar, a tomar unas copas. Algo, lo que fuera, para ocupar su mente en otra cosa por una noche.

 Algo, lo que fuera, para ocupar su mente en otra cosa por una noche

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Pero cuando llegó a casa, no estaba para salir. Se dio un montón de excusas: hacía demasiado calor, estaba muy cansado, no le apetecía conducir. Lo que en realidad deseaba era darse una ducha fría y tomar una cerveza helada. Estaba casi convencido de que encontraría una pizza congelada entre las sobras, en lo que le pasaba Jackson.

Además, retransmitían un partido en la tele.

¿Qué más necesitaba?

Un cuerpo duro y cálido, unas piernas tonificadas, muslos bien trabajados y una piel suave. Unos labios gruesos cautivadores y unos pequeños ojos cafés.

Puesto que aquello no estaba en el menú, decidió ducharse con agua completamente fría.

Con el pelo aún goteando y con unos cortos jeans desgastados se acercó a la cocina a por la cerveza.

Lirio Rojo³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora