Todo parecía perfecto. Todo parecía razonable, lógico, adulto. Pero nada le facilitaba el camino para lo que tenía que hacer.
Pensaba que ojalá pudiera retrasarlo, dejarlo a un lado por unos días. Incluso hacer como que desaparecía. Aquello era mezquino, egoísta y pueril.
Al llegar al vivero, se metió en uno de los lavabos del personal para hacer la segunda prueba. Llenó casi un vaso de los grandes y empezó a cruzar los dedos, diciéndose, sin embargo, que no podía comportarse como un tonto de remate.
A pesar de todo, miró el resultado con los ojos medio cerrados.
Pero el resultado no cambió.
«Bueno, sigo embarazado», pensó. Esta vez no hubo lágrimas ni maldiciones contra el destino. Se limitó a meterse el palito en el bolsillo y a prepararse para hacer lo que debía. Tenía que hablar con Yoongi.
¿Por qué? ¿Por qué tenía que saberlo Yoongi? Podía largarse. Hacer las maletas y marcharse. El bebé era suyo.
Él era rico, tenía poder. Se quedaría con el bebé y lo echaría. Se quedaría con su hijo. Para gloria de la célebre familia Kim, lo utilizaría a él y luego le arrebataría lo que había crecido en su seno.
Él no tenía ningún derecho sobre lo que era suyo. Ningún derecho sobre lo que llevaba en su interior.
-Jimin.
-¿Qué? -Pegó un salto como un ladrón sorprendido, pero enseguida parpadeó al ver a Taehyung.
Se encontraba entre las plantas de sombra, rodeado de hostas verdes como Irlanda. A unos cuantos metros del lavabo.
¿Cuánto tiempo llevaba allí con aquellos pensamientos que no eran suyos?
-¿Te encuentras bien?
-Un poco mareado. -Aspiró profundamente-. Lo siento, llego tarde.
-Tranquilo.
-Ya lo recuperaré. Pero tengo que... Debo hablar con Yoongi. He de hacerlo antes de empezar.
-Está en la sala de injertos. Ha dicho que le avisara cuando llegaras. Imagino que si ocurriera algo me lo dirías.
-Primero tengo que hablar con Yoongi. -Antes de perder el valor, o la cabeza.
Se alejó deprisa, caminando apresuradamente por entre las mesas cubiertas de plantas, más allá de los invernaderos. Se dio cuenta de que el negocio recuperaba su ritmo después de la típica caída veraniega. Las temperaturas habían bajado un poco y todo el mundo empezaba a pensar en lo que iba a plantar en otoño. Los hijos de Taehyung habían vuelto al colegio. Los días se acortaban.
El mundo no se detenía porque él tuviera una crisis.
Vaciló un momento delante de la sala de injertos, sorprendido al ver que su cabeza, tan atestada unos momentos antes, había quedado completamente en blanco.
Solo podía hacer una cosa, decidió. Entrar.
En el interior se notaba que la temperatura era más alta y sonaba la música. ¡Qué bien le sentaba a Yoongi un lugar lleno de plantas en distintos estadios de crecimiento, que olía a tierra y a vegetación!
No conocía la música, algo con arpas y flautas. Pero sabía que a través de sus cascos él estaría oyendo otra cosa.
Lo vio en el otro extremo, una distancia que le pareció la caminata más larga de su vida. A pesar de que él se volvió y, al verlo, le dedicó una sonrisa.
-¡Vaya! Justamente la que esperaba. -Con una mano le indicó que se acercara mientras con la otra se quitaba los cascos-. Ven a ver.
-¿A ver qué?
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Lirio Rojo³
ParanormalUn empleo era lo que deseaba Park Jimin para él y su hija cuando llamó a la puerta de la mansión Kim. Lo que también encontró fue un hogar, la sólida amistad de Jin y Tae, y la posibilidad de un nuevo amor. Solo el misterio que rodeaba la mansión Ki...