🀦Capítulo 38🀦

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Seguía helado, aunque estuviera ya en el salón con una manta sobre las piernas y a pesar del improvisado fuego que había encendido Namjoon en la chimenea.

-Iba a matarlo -dijo él-. Iba a matar al niño. ¡Santo cielo! Pretendía colgar a su propio hijo.

-Para no perderlo. -Seokjin se levantó, con la vista fija en el fuego-. Eso es mucho más que locura.

-De no aparecer la niñera en el momento oportuno, de no haberlo oído llorar y corrido hacia él, lo habría matado.

-¡Qué egoísta!

-Tienen razón. Toda la razón. -Jimin levantó las manos, friccionó sus hombros-. Pero no era para hacerle daño. Estaba convencido de que seguirían juntos, felices, y, ¡Dios mío!, totalmente desquiciado. Y al final, cuando lo perdió de nuevo... -Jimin agitó la cabeza-, resulta que sigue esperándolo. Yo creo que ve a su hijo en cada bebé que llega a la casa.

-Una especie de suplicio, ¿verdad? -dijo Taehyung-. La locura.

«Nunca lo olvidó -pensó Jimin-. Nunca».

-La niñera salvó al bebé.

-No he sido capaz de seguir su rastro -dijo Namjoon-. En esta época tuvieron más de una niñera, aunque por las fechas, podría tratarse de una chica llamada Alice Jameson, que cuadra también con lo de la carta de Mary Havers a Lucille. Alice dejó la plaza en la mansión Kim en febrero de 1893, y a partir de entonces no he encontrado nada más sobre ella.

-La despidieron. -Taehyung cerró los ojos-. Eso es lo que hicieron. Puede que le pagaran algo, pero lo más probable es que la echaran con amenazas.

-Eso creo yo -dijo Jungkook.

-Voy a seguir, a hacer lo que esté en mi mano para encontrarla -prometió Nam, y Seokjin le dirigió una sonrisa.

-Te lo agradecería. Sin ella, hoy no estaría yo aquí, ni tampoco mi hijo.

-Pero no era lo que él quería que supiéramos -dijo Jimin en voz baja-. Al menos eso no era todo. Él no sabe dónde se encuentra. Dónde está enterrado. Qué hicieron con él. No podrá marcharse, descansar, encontrar el reposo o como se llame, hasta que lo encontremos.

-¿Cómo? -Tae extendió los brazos.

-Tengo una idea. -Seokjin escudriñó aquellos rostros-. Una idea en la que solo coincidiremos el cincuenta por ciento de los aquí presentes.

-¿Qué sentido tiene? -protestó Yoongi-. ¿Que Jimin vea otra vez cómo intenta colgar a su hijo?

-Así él, o alguien de aquí, podrá ver qué ocurrió luego. O eso espero. Y con ese alguien me refiero a mí, a Jimin y a Taehyung.

Por primera vez desde que habían subido, Yoongi soltó la mano de Jimin. Se levantó del sofá.

-Una idea de lo más estúpida.

-A mí no me hables en ese tono, Min Yoongi.

-Es el único que me sale cuando veo que mi padre pierde la cabeza. ¿Tú no has visto lo que ha pasado allí arriba? ¿Cómo Jimin iba del salón de baile a la habitación de los niños? ¿Cómo hablaba, igual que si lo estuviera viendo, como si fuera el protagonista?

-Lo he visto igual que tú. Por esto hay que volver arriba.

-Yo estoy con Yoongi, Jin. -Kook hizo un gesto de disculpa-. Yo no me quedo aquí sentado mientras tres donceles suben arriba solos. Me importa un pepino que me llamen sexista.

-No esperaba menos. ¿Namjoon? -Las cejas de Seokjin se arquearon al ver que él se sentaba, frunciendo el ceño-. Bueno, vuelves a sorprenderme.

-Es imposible que estés de acuerdo con él. -Yoongi se volvió hacia el marido de su padre.

Lirio Rojo³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora