🀦Capítulo 26🀦

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Aquella estabilidad daba un poco de miedo a Yoongi. Habían tomado por costumbre cenar juntos. Allí sentados en la cocina, con Lune sujeta a la trona que él había traído de la casa, Yoongi y Jimin con el plato delante, conversando, todo parecía tan tranquilo que incluso lo ponía algo nervioso.

Se dejaba llevar por la corriente hacia algo sólido, como el velero que se dirige a la orilla empujado por la brisa. No estaba seguro de si llegarían a puerto, si terminarían contusionados y vapuleados o sanos y salvos.

¿No tendría Jimin también los nervios a flor de piel bajo aquel aspecto despreocupado?, se preguntaba él. ¿O era Yoongi quien proyectaba sus propios temores?

Todo era tan normal, la cena juntos, al final del día, la charla sobre el trabajo o sobre los últimos progresos de Lune. Ahora bien, enroscada en aquella especie de tregua, había una fuerza, un sentimiento. Un «ahí estamos, ahí nos quedamos... como mínimo esta noche».

¡Cuánto deseaba él, cuánto deseaban los dos, mantener el «como mínimo» en la mezcla!

-Estaba pensando -empezó Yoongi- que si mañana hay tranquilidad en el trabajo te podría enseñar a hibridar.

-Sé un poco. Seokjin me enseñó los rudimentos con un dragón amarillo.

-Yo tenía en la cabeza un lirio. Son especies muy adecuadas para ello y podríamos probarlo. Se me ocurría crear una mini, de color violeta con motas grises. Y darle el nombre de "Luna Violeta" por Lune.

A Jimin se le iluminó el rostro.

-¿De verdad? ¿Crear una nueva especie en su honor? ¡Oh, Yoonie, qué idea!

-La he imaginado violeta, pero un violeta intenso, e incluso podríamos darle un toque de rojo en la punta de los pétalos. El rojo es tu color, de modo que sería como la Luna Violeta de Jimin. Pensaba...

-Me harás llorar.

-Espera a haber pasado un tiempo polinizando manualmente y verás lo que es llorar. No te creas que de entrada es algo muy gratificante.

-Pues me gustaría probarlo.

-Nos pondremos manos a la obra. ¿Y tú qué dices, peque? -preguntó a Lune-. ¿Te gustaría tener una flor propia?

La pequeña tomó una judía verde con dos deditos y con cierto cuidado la dejó caer en el suelo.

-Apuesto a que le gusta más la flor que sus verduras. Parece que ya ha terminado. -Jimin se levantó-. Ahora lo limpio.

-Puedo hacerlo yo. Y bañarla luego.

Riendo, Jimin retiró la bandeja de la trona.

-¿Has bañado alguna vez a un bebé?

-No, pero de bebé he tomado muchos baños. Se llena la bañera, se mete a la peque dentro y se le pone el jabón en la mano. Vas, te tomas una cerveza, vuelves y la ayudas a secarse. Era broma -añadió cuando vio que a Jimin los ojos se le salían de las órbitas. Luego soltó a Lune de la silla y la sostuvo en brazos-. Papá cree que soy un novato en cuestiones de baño. Verás cómo nos lo hacemos tú y yo.

-Oh, pero...

-No la pierdas de vista ni un instante. Ni siquiera se te ocurra volver la cabeza. Agua tibia, no caliente. Bla, bla, bla -siguió Yoongi mientras se alejaban los dos.

Lune decía adiós con la manita encima de su hombro.

Jimin echó tres vistazos de control, procurando ser discreto.

Cuando hubo acabado con la cocina, se encontró con Lune, toda sonrosada, con su talco puesto y el pañal como única prenda. Algunos hombres no donceles, decidió, se las arreglaban bien con los críos. Yoongi parecía ser uno de ellos.

Lirio Rojo³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora