🀦Capítulo 14🀦

59 12 10
                                    

Realmente Jimin se sentía mejor, aunque en realidad aquello de imaginarse al final del pasillo no era exactamente una ayuda para conciliar el sueño. Como tampoco lo era imaginar lo fácil que sería ir de puntillas hasta allí y meterse en la cama a su lado.

Estaba convencido de que ambos dormirían mucho mejor si lo hacía.

La responsabilidad y la madurez eran un fastidio.

Y todavía le pesó más al darse cuenta de que se preocupaba más por él de lo que había imaginado. Pero también estaba bien, se decía mientras iba dando vueltas en la cama. Él no era un cualquiera que se acostaba con un tipo porque le parecía guapo y atractivo.

Muchos podían pensarlo, por lo de Lune, pero no había ido de esta forma. Él apreciaba al padre de Lune. Le gustaba aquel chico. Y de Jimin podía decirse que fue un poco descuidado tal vez.

Y deseó al bebé. Al principio no, admitió, pero después del miedo y el dolor, después del enojo y el rechazo, quiso al bebé. Nunca había querido algo tanto.

Su precioso niño.

¿A que no se parecía nada al padre? Aquel cabrón, cobarde y egoísta que se aprovechó de su aflicción para sacar lo que quiso. No había sido una estupidez. Había hecho bien en no contárselo, en irse, quedarse el bebé para él solo. Para él y nadie más. Para siempre.

Pero podía haber conseguido algo más, ¿o no? Se lo estaba planteando todo al revés. ¿Por qué tenía que trabajar? El sudor, la esclavitud, conformarse con una habitación en una gran casa. Él podía tenerlo todo. Su bebé lo tendría todo.

Él lo quería. Podía manejar la situación. ¿Cómo no? ¿Alguien conocía mejor que él los entresijos de engatusar a un hombre? Le haría suplicar antes de ceder.

Una vez conseguido, la mansión Kim sería suya, de él y del bebé.

Por fin.

En la sala de propagación, Jimin observaba cómo Seokjin colocaba un brote de ceanoto en un bloque de tierra preparada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la sala de propagación, Jimin observaba cómo Seokjin colocaba un brote de ceanoto en un bloque de tierra preparada.

-¿Seguro que no te importa quedarte con Lune?

-¿Por qué me iba a importar? Namjoon y yo nos pasaremos la velada mimándola de lo lindo, aprovechando que no estás tú para impedírnoslo.

-Le encanta estar contigo, Jin. Pero me siento bastante extraño con toda esta historia.

-¿Cómo vas a sentirte extraño por salir con Yoongi? Es un muchacho atractivo, encantador.

-Tu muchacho.

-Sí. -Jin sonreía mientras hundía otro brote en la tierra en descomposición-. No me dirás que no soy afortunado. Además, tengo otros dos muchachos atractivos y encantadores y no me extrañaría que esta noche también salieran con algún chico.

-Con Yoongi es diferente. Es el menor. Es tu socio. Y yo trabajo para ti.

-Eso ya lo hemos hablado, Jiminnie.

Lirio Rojo³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora