Otra de las cosas en las que jamás había pensado era la de proponer matrimonio a un hombre. Al hombre. ¿Una cena de campanillas con vino incluido? ¿Un tranquilo picnic? ¿Un espectacular «¿Quieres casarte conmigo?» en el marcador en un partido?
¿Era convincente?
Lo mejor, decidió, sería encontrar el lugar y el tono adecuado para ambos.
Así pues, lo llevó a dar un paseo por los jardines al ponerse el sol.
-No me parece bien que tu padre tenga que cuidar otra vez de Lune. Estoy embarazado, no discapacitado.
-Lo ha propuesto él. Y yo quería estar un rato a solas contigo. No... no empecemos. ¡Dios mío! Ha llegado un punto en que veo lo que tienes en la cabeza. Estoy enamorado de Lune y no pienso pasarme el día explicándote algo tan evidente.
-Lo sé. Sé lo que sientes por ella. Lo que ocurre es que no consigo adaptarme a todo esto. Como si solo me hubiera dedicado a encamarme, allí y aquí. Ya ves, es la segunda vez...
-No, esta vez es distinto. Es la primera. ¿Ves el ciruelo ornamental?
-Solo sé distinguirlos, mejor dicho distinguirlos a veces, cuando están en flor.
-Éste. -Se detuvo para tocar una de sus verdes y brillantes hojas-. Lo plantaron mis padres cuando nací yo. Vamos a plantar uno para Lune y otro para el bebé. Pero ¿ves éste? Tiene casi veinticinco años y lo plantaron por mí. Es algo que siempre me ha gustado. Siempre he pensado que era un lugar muy mío. Tú y yo encontraremos otros lugares, pero empezaremos aquí, con uno que ya tiene su historia.
Extrajo la cajita del bolsillo y observó cómo temblaban los labios de Jimin, cómo sus ojos se clavaban en su rostro.
-¡Madre mía!
-No voy a hincar una rodilla en el suelo. Ni voy a sentirme estúpido al hacer eso.
-Creo que el gesto tiene que ver con el hombre que promete lealtad. Me refiero a que así empezaron con lo de la rodilla en el suelo.
-Vas a tener que fiarte de mi palabra. Deseo seguir con esta vida que hemos iniciado. No solo lo del bebé, sino la existencia juntos. Tú, yo, Lune y ahora el más pequeño. Deseo vivir esta vida contigo. Eres el primer hombre al que he amado. Y serás el último.
-Yoongi, me estás quitando la respiración.
Abrió el estuche y esbozó una sonrisa al ver cómo se sorprendían los ojos de él.
-Era de mi abuela. Un engarce algo pasado de moda, imagino.
-Yo... -Tuvo que tragar saliva-. Preferiría llamarlo clásico, o reliquia de familia. O pongámoslo más real, ¡qué barbaridad, Yoongi, seguro que Seokjin...!
-Me lo había prometido. Se me ha entregado para que yo mismo te lo entregue a ti, al hombre con el que deseo pasar el resto de mi vida. Quiero que lo lleves, Minnie. Y que te cases conmigo.
-Es una maravilla, Yoonie. Y tú eres una maravilla.
-No he terminado.
-¡Oh! -Le salió una risita nerviosa-. No puedo imaginarme que haya algo más.
-Quisiera que adoptaras mi apellido. Que Lune lo llevara. Los quiero a los dos. No puedo conformarme con menos.
-¿Tú sabes lo que dices? -Puso una mano en su mejilla-. ¿Y lo que haces?
-Totalmente. Y mejor será que respondas deprisa, pues no soportaría estropear este romántico momento teniendo que pelear contigo para introducir el anillo en tu dedo.
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Lirio Rojo³
ParanormalUn empleo era lo que deseaba Park Jimin para él y su hija cuando llamó a la puerta de la mansión Kim. Lo que también encontró fue un hogar, la sólida amistad de Jin y Tae, y la posibilidad de un nuevo amor. Solo el misterio que rodeaba la mansión Ki...