🀦Capítulo 34🀦

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Otra de las cosas en las que jamás había pensado era la de proponer matrimonio a un hombre. Al hombre. ¿Una cena de campanillas con vino incluido? ¿Un tranquilo picnic? ¿Un espectacular «¿Quieres casarte conmigo?» en el marcador en un partido?

¿Era convincente?

Lo mejor, decidió, sería encontrar el lugar y el tono adecuado para ambos.

Así pues, lo llevó a dar un paseo por los jardines al ponerse el sol.

-No me parece bien que tu padre tenga que cuidar otra vez de Lune. Estoy embarazado, no discapacitado.

-Lo ha propuesto él. Y yo quería estar un rato a solas contigo. No... no empecemos. ¡Dios mío! Ha llegado un punto en que veo lo que tienes en la cabeza. Estoy enamorado de Lune y no pienso pasarme el día explicándote algo tan evidente.

-Lo sé. Sé lo que sientes por ella. Lo que ocurre es que no consigo adaptarme a todo esto. Como si solo me hubiera dedicado a encamarme, allí y aquí. Ya ves, es la segunda vez...

-No, esta vez es distinto. Es la primera. ¿Ves el ciruelo ornamental?

-Solo sé distinguirlos, mejor dicho distinguirlos a veces, cuando están en flor.

-Éste. -Se detuvo para tocar una de sus verdes y brillantes hojas-. Lo plantaron mis padres cuando nací yo. Vamos a plantar uno para Lune y otro para el bebé. Pero ¿ves éste? Tiene casi veinticinco años y lo plantaron por mí. Es algo que siempre me ha gustado. Siempre he pensado que era un lugar muy mío. Tú y yo encontraremos otros lugares, pero empezaremos aquí, con uno que ya tiene su historia.

Extrajo la cajita del bolsillo y observó cómo temblaban los labios de Jimin, cómo sus ojos se clavaban en su rostro.

-¡Madre mía!

-No voy a hincar una rodilla en el suelo. Ni voy a sentirme estúpido al hacer eso.

-Creo que el gesto tiene que ver con el hombre que promete lealtad. Me refiero a que así empezaron con lo de la rodilla en el suelo.

-Vas a tener que fiarte de mi palabra. Deseo seguir con esta vida que hemos iniciado. No solo lo del bebé, sino la existencia juntos. Tú, yo, Lune y ahora el más pequeño. Deseo vivir esta vida contigo. Eres el primer hombre al que he amado. Y serás el último.

-Yoongi, me estás quitando la respiración.

Abrió el estuche y esbozó una sonrisa al ver cómo se sorprendían los ojos de él.

-Era de mi abuela. Un engarce algo pasado de moda, imagino.

-Yo... -Tuvo que tragar saliva-. Preferiría llamarlo clásico, o reliquia de familia. O pongámoslo más real, ¡qué barbaridad, Yoongi, seguro que Seokjin...!

-Me lo había prometido. Se me ha entregado para que yo mismo te lo entregue a ti, al hombre con el que deseo pasar el resto de mi vida. Quiero que lo lleves, Minnie. Y que te cases conmigo.

-Es una maravilla, Yoonie. Y tú eres una maravilla.

-No he terminado.

-¡Oh! -Le salió una risita nerviosa-. No puedo imaginarme que haya algo más.

-Quisiera que adoptaras mi apellido. Que Lune lo llevara. Los quiero a los dos. No puedo conformarme con menos.

-¿Tú sabes lo que dices? -Puso una mano en su mejilla-. ¿Y lo que haces?

-Totalmente. Y mejor será que respondas deprisa, pues no soportaría estropear este romántico momento teniendo que pelear contigo para introducir el anillo en tu dedo.

Lirio Rojo³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora