—Buenos días —saludó la profesora entrando en la clase, causando que todos se sentaran.
Diana se sentó al lado de Emma, mientras que Olivia estaba delante con otra compañera. Pero no nos olvidemos del pequeño detalle del brazo de la pelirroja hacia atrás agarrando la mano de Diana.
—¿Qué vamos a hacer hoy, profe? —preguntó Luciano con una sonrisa.
—Hoy vamos a debatir —sonrío la profesora—. Y es un tema muy polémico.
—Seguro que es del aborto o del feminismo —le murmuró Alba a Olivia, esta última asintió.
—¿Qué tema? —preguntó otro compañero.
—El feminismo —contestó mientras se sentaba en su silla.
—Profe, ¿quieres ver el mundo arder? —preguntó Diana haciendo reír a la profesora.
—Venga, podéis empezar, mientras no os matéis y uséis argumentos.
—Empiezo yo, va —habló Luciano riendo—. El feminismo ya no tendría que existir, porque yo ya os veo con derechos y bien pagadas, solo queréis poner al hombre de malo.
—Perdona, guapo, pero si tuviéramos los mismos derechos que los hombres, no insultarían el fútbol femenino por el simple hecho de que hayan mujeres —contraatacó Vanesa.
—No, a ver, Luciano tiene razón —apoyó Hugo—. El feminismo de hoy en día solo quiere eliminar a los hombres, no sirve de nada.
—Corazón, el feminismo de hoy en día sirve para que hombres como tú dejen de pensar como hace 200 años —habló Diana mirando a ambos chicos—, quiero decir, nosotras no tenemos que ser acosadas por hombres de 40 años, ni de 20, ni de 15, al ir solas por la calle, no merecemos que nos resten x dinero en un trabajo cualquiera por ser mujeres, no nos merecemos ser violadas al volver a casa de noche, y mucho menos que nos digan que nos violaron porque teníamos ropa provocativa.
—Pero
—Me dejas hablar —continuó Diana—. Que vosotros no os sepáis guardar la polla dentro de los pantalones no es culpa de que nuestra falda sea demasiado corta. Porque si fuera por culpa de la falda, las lesbianas y las chicas bisexuales también habrían abusado de otras mujeres ¿no?
—Lo que pasa es que a ellos les falta respeto —opinó Alba mirando a Diana y luego a Luciano y a Hugo—. Nos enseñan mucho a protegernos para que no nos violen, pero deberían enseñarles a ellos a no violar.
—Pensáis con lo de abajo en vez de con lo de arriba y no entendéis lo que significa un no —continuó Vanesa.
—Pero no tenéis porque generalizar —habló un chico.
—Sí generalizamos, porque no podemos decir menos este, aquel y el otro porque no sabemos quién viola y quien no. Sabemos que no todos sois así, pero no sabemos quienes no lo son —dijo Alba.
—Estadísticamente, matan a más hombres que mujeres —habló Hugo mirando el móvil.
—Estadísticamente, la mayoría de hombres son asesinados por otros hombres —responde Diana, poniéndose nerviosa. Siempre que discute con alguien termina temblando, esta vez no era la excepción.
—Tía, ¿estás bien? —susurró Emma mientras de fondo seguían discutiendo el resto de compañeros— Estás temblando.
—Sí, sí. Me pasa cada vez que discuto, siempre termino temblando —murmuró de vuelta, soltando la mano de Olivia para pasarla por sus muslos, intentando calmarse. Pero había alertado a la pelirroja al soltar la mano, pues se acababa de girar para ver qué pasaba.
—¿Qué pasa? —preguntó la pelirroja mirando a Diana.
—Me he puesto nerviosa, nada más —contestó sonriendo.
—Cualquier cosa me dices —le sonrío Olivia.
Diana asintió, pero enseguida se le borró.
Porque aunque lo hubiera hablado con Anna, seguía sin poder aceptar esos sentimientos. Y estaban empezando a agobiarla.
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Mi perfecta perdición ©
RomanceElla era un completo caos. Todo por donde pasaba quedaba destruido, y eso la destruía también a ella. Era un pequeño rayo de luz que quemaba y destruía, por la oscuridad que le nublaba la vista. Diana era un desastre hecho para repararse y ser fuert...