Capítulo 45

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—¡Billie acaba de sacar álbum! —le gritó Diana a Anna mientras la rubia se reía.

—¿A qué esperas? Escúchalo.

—A Olivia, para escucharlo juntas —Anna rodó los ojos sonriendo.

—Que empalagosas, me dais diabetes —la castaña le dio un golpe en el hombro. Repentinamente, tocaron la puerta—. Corre a abrirle al amor de tu vida.

—Corriendo voy —le dijo antes de correr a la puerta, pensando que sería Olivia—. Hola Oli ¿Mamá? —preguntó con el ceño fruncido.

—¿Está tu padre? —Diana negó, sin apartarse de la puerta.

—Se ha ido con Lucas a no sé donde —respondió, Irene suspiró cruzándose de brazos.

—Nunca sabes nada ¿Y vas a dejarme entrar? —Diana soltó una risa falsa.

—¿A ti? No.

—Soy tu madre.

—Pues actúa cómo una madre, no cómo una adolescente que acaba de cumplir 17 —levantó los hombros para después intentar cerrar la puerta, pero la mano de su madre se lo impidió.

—Mira, o me dejas entrar o verás.

—¿Qué veré? ¿Me vas a pegar? ¿Cómo solías hacer? —la adulta rodó los ojos, mientras Diana veía a su novia subir las escaleras con el ceño fruncido— Vete y no vuelvas.

—Sigue siendo mi casa, por si no te has dado cuenta —Diana rodó los ojos, notando la mirada de Olivia sobre ella.

—Dejó de ser tu casa desde hace mucho. Ahora, vete. Te fuiste una vez, vuélvete a ir, eso es ya costumbre para ti, ¿no?

Lo que ni Diana, ni Olivia, ni Anna, que estaba por detrás, esperaban, es que Irene le levantase la mano a la castaña, estampándola en su rostro. Pero Diana soltó una carcajada.

—Venga ya, los niños de 6 pegan mejor que tú —la adulta volvió a levantarle la mano, pero esta vez Diana la esquivó—. Te estás humillando tú sola. Ahí detrás está mi mejor amiga, y ahí mi novia —los ojos de la adulta se abrieron de par en par.

—¿Novia? ¿Estás enferma? —Diana suspiró, sabiendo que no se iría de ahí, empezando a sacar el móvil mientras su madre le gritaba.

—Señora, estoy llamando a la policía, tienes hasta que respondan para irte —amenazó, enseñándole la pantalla del móvil donde ponía policía.

—Cuelga.

—Cuando te vayas de MI casa. Si no, te denuncio por maltrato infantil —la mano de Diana empezó a temblar, y claramente Anna y Olivia lo vieron. Diana tenía miedo, pero eso no le impedía plantarle cara a su madre.

La adulta dio media vuelta y se marchó, justo cuando las piernas de Diana fallaron, terminando por sostenerse de la puerta.

—Joder —susurró mientras veía a Olivia correr hacia ella.

—¡La odio! —gritó Anna mientras andaba hacia Diana.

—¿Quién no, rubia? —con ayuda de Olivia se levantó, para después ser rodeada por sus brazos— Estoy bien.

—Sabes que no —susurró la pelirroja, escondiendo su cara en el cuello de Diana.

—¿Hola? —se escuchó al otro lado del teléfono de Diana— Oye.

—Hola, Emma —ambas chicas miraron confundidas a Diana, la cual sonreía con un brazo en los hombros de la pelirroja.

—¿Pasa algo?

Mi perfecta perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora