Capítulo 44

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En dos días volvían a la ciudad. Lo que significaba que Emma se iría dos semanas después de viaje a Madagascar con su madre. Quedando solo Olivia y Diana en el lugar.

—Dios mío, me aburro demasiado —murmuró la castaña suspirando.

—¿Y qué quieres hacer?

—No sé, rubia, no sé —Anna soltó una risa mientras de reojo miraba a la otra rubia.

Un suspiro frustrado salió de los labios de Emma mientras su pierna empezaba a moverse.

—Watson, ¿te pasa algo? —preguntó la castaña mirando a su amiga negar con la cabeza— ¿Segura?

—Segura, no te preocupes —le sonrió en un intento de calmarla, pero Diana levantó una ceja. Emma negó con la cabeza en señal de que no significaba nada.

—Lucas, Diana, venid —habló Leonardo—, tengo que contaros algo.

Los chicos fueron donde estaba su padre, dejando en el salón a las tres chicas, que estaban sentadas una al lado de la otra. Emma en medio de las dos.

Anna iba a decir algo, pero fue interrumpida por Diana, que salía de casa hecha una furia, yendo directa al parque que se veía a la perfección desde la ventana del salón.

—¿Qué? —murmuró Anna asomándose por la ventana para ver a su mejor amiga a lo lejos darle una patada al césped y después pasarse las manos por la cabeza con agobio.

La rubia miró a Leonardo, este asintió y Anna fue tras la castaña. Sentándose delante de ella.

—No quiero hablar —susurró sin mirarla a los ojos.

Anna asintió, quedando en completo silencio. Algo había pasado para que Diana estuviera así.

El móvil de Anna sonó, un mensaje de Olivia diciendo si iba allí con ellas.

—¿Quieres que venga Olivia y Emma? —Diana levantó los brazos, realmente no había escuchado la pregunta de la rubia.

Anna le respondió que sí, lo que significa que al momento ya estaban ambas chicas ahí junto a ellas.

Emma empezó a contar anécdotas que le habían pasado, intentando desviar la atención de Diana, pero la castaña estaba demasiado sumergida en sus pensamientos cómo para darse cuenta de algo que pasase a su alrededor.

Diana estaba en la habitación, se negaba a salir, de hecho aún estaba entre las sábanas.

—Diana, sal, hay que volver —dijo su padre tocando la puerta.

—Vale, ahora recojo —respondió, sin ánimos. Cuando estaba a punto de salir de la cama, volvieron a tocar la puerta—. Que ya voy, joder.

—Soy yo —habló la pelirroja asomando la cabeza.

—Perdón —murmuró bajando la mirada, levantándose y buscando algo que ponerse en el armario.

—Diana, ¿quieres hablar? Sabes que puedes contarme lo que sea —Diana asintió girándose hacia ella.

—Lo sé, y te lo agradezco, de verdad, pero no quiero hablar —Olivia asintió, jugando con sus dedos y mirándola—. Olivia, no te preocupes, no es nada, de verdad.

—Es que estoy preocupada por ti, o sea, estás normal y de repente tu padre te dice algo y tu mente se esfuma, claramente me voy a preocupar, eres mi novia —Diana bajó la mirada, evitando el contacto visual.

—Solo No es nada —Olivia suspiró, apoyándose en la pared.

—Tampoco quiero presionarte a que me cuentes nada —murmuró, Diana mirándola de reojo—. Pero, joder, quiero saber qué ha pasado para que estés así.

—Te lo contaré cuando esté lista, de verdad, confía en mí —ambas se miraron, y Olivia pudo ver el rostro decaído de Diana—. Solo confía en mí.

La pelirroja asintió, Diana soltando un suspiro tembloroso.

—¿Quieres que te ayude? —la castaña asintió, agarrando algo básico del armario, avisando de que se iba a cambiar y que enseguida llegaba.

Al momento, entró Diana ya cambiada, empezando a recoger sus cosas junto a Olivia. Y al rato ambas estaban en el coche de los tíos de Diana, en dirección a su ciudad, un viaje muy largo para volver.

Durante la mayor parte del viaje, Diana estuvo con su música, ignorando a todos. Pero a mitad viaje notó algo en su mano, era Olivia.

La castaña apenas reaccionó, pero entrelazó las manos, y la pelirroja empezó a darle caricias con el pulgar.

"Did you get enough love, my little dove?"

"And Im sorry I left, but it was for the best
Thought it never feel right"

—Creo que voy a vomitar —murmuró Diana, completamente pálida.

—Ahora paro el coche —habló su tío, mirando la carretera, acelerando un poco para llegar al descampado que había delante.

Cuando paró el coche, Diana se bajó a toda velocidad, curvando el cuerpo para no mancharse de vómito. Olivia fue detrás de ella, yendo a agarrarle el pelo.

Leonardo al ir detrás de ellos con el coche, también aparcó en el descampado.

—¿Qué ha pasado? —le preguntó a Clara mientras miraba fijo a su hija.

—Le han entrado ganas de vomitar, y pues Está vomitando.

Anna se apoyó en el coche con una mueca, y Emma se puso a su lado, ambas se miraron para apartar la vista al momento.

—Que asco —murmuró Lucas con el ceño fruncido.

—Voy a buscar agua —susurró Anna, decidida a dársela a Diana, para que no se le quedase el sabor a vómito en la boca.

—¿Mejor? —preguntó la pelirroja cuando su novia dejó de devolver.

—Creo que sí —ambas se miraron, Diana con una mueca de asco, y Olivia con una mueca de pena.

—Reina, ten agua —habló Anna acercándose con la botella extendida.

Diana le dio las gracias, metiendo un poco de agua en su boca para después hacer gárgaras y escupir, terminando por beber un poco.

Las tres chicas se acercaron al coche, David dándole una leve palmada en la espalda para después entrar al coche. Esta vez Olivia se sentó al lado de Diana, sin dejar el asiento del medio vacío.

La castaña apoyó la cabeza en el hombro de Olivia, soltando un suspiro.

Olivia giró la cabeza para mirarla. Diana hizo lo mismo, pero tenía lágrimas en los ojos por la anterior situación.

—No me gusta vomitar —comentó negando con la cabeza—. La gente le tiene pánico a cosas normales y yo le tengo a vomitar Es horrible.

Olivia soltó una leve risa, apoyando su cabeza sobre la de Diana, entrelazando sus manos.

—Claro que es horrible, escupes entre comida y ácido

—Que asco.

La pelirroja sonrió un poco, sintiendo su pulsación aumentar.

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Aviso, quedan dos capítulos más, dos extras, y los agradecimientos. Literalmente MPP está llegando a su fin, voy a llorar.

Mi perfecta perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora