Capítulo 28

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—¿Qué tú qué? —preguntó atónita la pelirroja, acercándose un poco más a Diana— Es una broma, ¿verdad?

—Me gustaría que si lo fuera —murmuró, sin levantar la mirada.

—Joder —susurró Olivia, saliendo de la habitación, completamente estresada.

—¿Olivia? —preguntó Emma levantándose y asomándose por la puerta—Olivia espera.

Mientras Olivia se había encerrado en el baño, junto con Emma, porque había logrado alcanzarla antes de que cerrara el pestillo, Diana estaba apunto de derrumbarse. Con una sola en su cabeza.

Es mi culpa. Soy un asco. Todo es mi culpa. ¿No podía cerrar la bocaza? Ya he jodido a alguien más.

Diana es una persona que se derrumba muy fácil e intenta que no lo parezca, y lo logra, nunca nadie se ha dado cuenta que estaba derrumbándose. Porque la gente si no ve sangre, no te escucha pedir auxilio.

Diana no sabía si moverse de la habitación e irse, quedarse, encerrarse en el otro baño. No sabía qué hacer, y eso le molestaba.

Poco a poco se levantó y fue al baño en el que estaban Olivia y Emma.

—Olivia —murmuró, dándole dos golpes a la puerta—, no quiero que me abras, ni mucho menos que me respondas algo, pero si quiero que me escuches, con eso me basta

Hubo un pequeño silencio, Diana solo escuchaba la respiración agitada de Olivia, y eso la hizo sentir mal. Porque sabía que era por su culpa.

—No quiero que te enfades conmigo, quiero arreglarlo, porque sé que la he cagado Y lo siento, pero tenía que decírtelo, no podía ocultarte eso, justo eso no Mira, prefiero que dejemos de hablarnos a que estés enfadada conmigo —la voz de Diana se quebró por un momento, y la castaña maldijo internamente eso—. Olivia, lo que menos quiero es que lo pases mal y que parte de eso sea por mi culpa, ¿sabes? Porque por mala suerte se lo que es estar en la mierda, y yo no quiero que justo tú estés ahí, o termines ahí

Y más silencio, el cual hizo que Diana empezará a debatirse si irse o no. Pero se escuchó el pestillo abrirse, y Olivia se plantó delante de ella, con las mejillas rojas, la nariz del mismo tono, y los ojos igual, con pequeñas lágrimas cayendo por sus mejillas y de brazos cruzados.

—¿Cuándo viste a Alex con otra chica? —fue lo primero que preguntó.

—Hace una semana o así —murmuró, esquivando la mirada de la pelirroja—. Te prometo que quería contártelo pero no sabía cómo —se lamentó—. Perdóname, por favor.

Hubo un silencio, Diana quería llorar, realmente no quería perder la amistad con Olivia, y esto ya era la gota que derramaba el vaso. Entre que sus padres discutían más, ella y su hermano habían discutido y no se hablaban, y ahora Olivia estaba mal y parte de culpa se la estaba echando a ella misma.

—No es tu culpa que Alex sea Así —murmuró la pelirroja, limpiándose una lágrima—. No te culpes.

—Pero yo lo sabía y no te lo había dicho —susurró, procurando que no se le rompiera la voz al hablar.

Ninguna de las dos volvió a hablar, mientras que Emma estaba en el baño, sentada en el inodoro, viendo desde ahí a las dos siendo muy patosas para resolver sus problemas.

—Lo siento —susurró Diana mientras una lágrima se le escapaba y la limpiaba—. No tenía que haberme callado eso, de verdad que lo siento.

Mientras Diana se cubría la cara con una mano para que ninguna de sus dos amigas la viera llorar, Olivia se acercó a ella y la abrazó, la abrazó con tanta delicadeza, como si tuviera miedo a romperla, mientras que Diana empezaba a romper en llanto.

—Perdón —sollozó, hundiendo la cabeza en el cuello de la pelirroja.

Olivia no dijo nada, solo le dio un beso en la cabeza. La castaña realmente estaba arrepentida de haberle ocultado eso a la pelirroja, y Olivia se había dado cuenta desde el primer momento que había empezado a pedirle disculpas.

—Diana, respira, no es nada —murmuró Olivia, empezando a preocuparse por Diana.

Pero es que Diana estaba desahogando todo lo que no había podido hacer antes.

—Diana, no creo que estés así solo por lo de Alex, ¿estás bien? —la nombrada negó, intentando cesar el llanto.

—Voy a preparar algo para que se calme, tú llévala a la habitación —murmuró Emma saliendo del baño y bajando a la cocina.

Olivia, con cuidado, llevó a Diana a la habitación y la sentó en la cama, pasándole la mano por la espalda, mientras que la castaña lloraba en silencio.

—¿Quieres contármelo? —preguntó en un susurró, Diana negó, mirándola de reojo.

Diana, poco a poco, fue apoyando su cabeza en el hombro de Olivia. La pelirroja la miró con una pequeña sonrisa y subió la mano a su pelo, empezando a acariciarlo. A Diana se le formó una pequeña sonrisa en la cara, pasándose por su cabeza la idea de tener una oportunidad con ella. Realmente se sentía genial estando al lado de Olivia, la podía considerar su safe place, su hogar, su casa.

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Holaa, ya está el otro capítulo.

Iba a poner algo aquí pero se me ha olvidado.

Mi perfecta perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora