LIMERENCIA [1]

Capítulo 71

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Después de unas semanas Voldemort les había encargado una misión. Bueno, en realidad la misión que todos sabían que había que hacer si uno se renegaba. Un mortifago que desistió hace un año y debían matarlo, Maia decidió ir con ellos para que cumplirán con la tarea al pie de la letra.

Se habían aparecido en el callejón nocturno, tapados con máscaras y encapuchados. Maia caminaba cerca de Snape, cada uno caminaba con determinación y delicadeza, pero con rapidez. La gente del Callejón Diagon estaban tratando de huir conforme los mortífagos avanzaban y que caminaban hacia uno de los bares que sabrían que estaba aquel ex mortifago.

-¡Ahí está!- dos mortífagos fueron los primeros en ir directamente hacia aquel chico.

-¡Largo!- el ex mortifigo grito, llegando su voz a los oídos de Maia.

No sabía a quién se lo decía hasta que miró al grupo de personas que estaban con él. Peter, Remus, más tarde, Sirius, quien salía del cuarto de baño. Las sensaciones que Maia sentía hizo que se tragara la adrenalina.

-¡Hacerle caso y váyanse!- la voz de Avery se hizo sonar en todo el bar. - Sólo queremos hablar con él.- los chicos no se movieron, ni siquiera dieron indicios de que tenían pensado irse. Avery perdió la paciencia.- ¡Muy bien! ¡Avada Ke...

-¡Desmaius! -Sirius Black se interpuso entre el hechizo y el ex mortifago.

Avery salió disparado hacia atrás, su capucha se bajó por el movimiento pero no su máscara. Maia consiguió apartar un hechizo que un desconocido la lanzó, no supo quien fue.

Observó como sus antiguos amigos se defendían de los ataques de los demás mortífagos. Peter estaba detrás de Sirius y Remus, se defendía y atacaba a partes iguales, lo hacían perfectamente.

-¡Está ahí!- uno de los mortífagos señaló a unos pocos metros de Maia se encontraba cara a cara con ella. Maia le lanzó un hechizo para desestabilizarlo, haciéndole caer al suelo y terminó por desarmarlo.

-Sabes demasiadas cosas para irte con vida.- un mortífago se puso al lado de Maia.

Trató de lanzar un hechizo pero Sirius y Remus se pusieron entre medias. De la rabia Rodolphus, lanzó un hechizo hacia ellos dos, fue tan rápido que uno de ellos ni siquiera pudo desviarlo.

-¡Sectumsempra!- Maia escuchó al mortífago y su corazón se aceleró de inmediato y el tiempo se detuvo para ella.

No no no no no

Sirius estaba estático durante un instante, antes de que su camisa blanca se tiñera de color carmesí, después de segundos, el ritmo de la sangre comenzó a acelerar. Maia observó como Sirius se miraba el pecho con pánico, su rostro palideció y comenzó a caer al suelo.