Capítulo 63

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-Se supone que después de todo debo sentirme, satisfecha por vengarme

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-Se supone que después de todo debo sentirme, satisfecha por vengarme...

Maia miraba al hombre tirado en el suelo, a pasado horas torturandolo y dejando que se desangrara para luego curarlo y volver a repetir, ya a esas alturas ya ni se podía reconocerlo por lo golpeado que estaba.

-Pero no siento nada, aunque admito que se siente bien decidir en la vida de alguien.- dice Maia indiferente.

-Mi señora...- mira de reojo al ver a Rabastan.- Hemos traído su encargo, ¿lo traemos?- pregunta.

-Traelo.- responde con una sonrisa siniestra.- Es una lastima que ya no tengamos más tiempo para divertirnos.

-P-por fa-favor...- murmura apenas el hombre.

-Shhh, tranquilo ya todo esta por terminar.- dice agachada.

Al escuchar nuevamente pasos, se reincorpora viendo como entraban a la celda Rabastan junto a otro hombre, haciendo que volviera a sonreír siniestramente.

-Mi señora.- dice haciendo una pequeña reverencia.

-¿Greyback, no?- el asiente.- Ya te han dicho para que estas aquí...

-Si, mi señora.- responde el licántropo.

-N-no...- habla el hombre nervioso y asustado.

-Afortunadamente hoy será luna llena, bueno, para nosotros es suerte, para ti amiguito es una desgracia.- se burla viendo de reojo.- Supongo que tus instintos sabrán como actuar.

-Por supuesto, de este hombre no quedará nada.- le asegura GreyBack.

-Bien, entonces los dejo solos para que se diviertan.- dice Maia.- No quiero nada de ese hombre completo, ¿estamos?- el licántropo asiente.

Maia mira por última vez al hombre que estaba moribundo, por más que quisiera sentir empatía o remordimiento, no lo había. Sale de la celda seguida por los otros dos, Rabastan le pasa un pañuelo para que se quitara el resto de sangre de sus manos.

-Adoro ver a esta Maia siendo honesto.- dice Rabastan sin darle importancia que estaba hablando con su ama.

-Cuando termine el trabajo, denle lo acordado.- le ordena.- Y luego manden a limpiar esa celda, no quiero nada de ese maldito en este lugar.

-Tus deseos son ordenes.- asiente el castaño con una pequeña sonrisa.

Maia le hace señas de que se puede retirar y él lo hace, mientras que la Black va a la sala principal donde le habían dicho que estaba Tom. Al asomarse vio al mencionado sentado en frente de la chimenea con un libro en la mano, sintió la única mirada que le erizaba la piel y levantó la vista del libro.

Se topo con la mirada de Maia quien entró a la sala sentándose a la par de él, Riddle suspiro cerrando el libro.

-¿Ya terminaste?- pregunta el azabache.- ¿Esta muerto?

LIMERENCIA [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora