Capítulo 73

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Lo que quedaba de la familia Black's se encontraba en lo alto de una colina haciendo una ceremonia como despedida para Regulus, era una ceremonia donde estaban amigos del menor de los Black y su esposa devastada.

Maia estaba algo retirada de todas las personas, desde que se enteró de la muerte de su hermano menor no se ha dejado de culpar. Ni siquiera tenía el valor de poder ver a Emely a los ojos, no cuando ella le había prometido que todo estaría bien.

Después de la discusión con Tom para ella se convirtió en un infierno, todo el tiempo tenia a los mortifagos detrás de ella dentro de la misma Mansión no tenía permitido salir, al menos que estuviera acompañada con alguno de los seguidores de Tom o por el mismo.

-Le sang fait la parenté, mais la loyauté fait la famille.- repitieron los más cercanos a Regulus.

La ceremonia terminó y todos se empezaron a retirar, la pelinegra ni siquiera miró a sus padres. Algunos pasaban a la par de ella asintiendo en su dirección como forma de darle el pésame, pero Maia ni se inmutó, no hasta que a la persona que no podía darle la cara la abrazo, la Black quedó estática en su lugar con un nudo en la garganta.

-No es tu culpa.- susurro Emely acariciando la mejilla de Maia pero esta seguía sin darle la mirada.- Recuerdalo.- beso la sien de Maia y siguió su camino a donde la esperaba Rabastan.

-Mi señora debemos regresar a la Mansión.- le dijo uno de los Mortifagos.

-5 minutos.- susurró.

-Mi Señor dijo...

-Cinco malditos minutos.- sisea molesta. El mortifago se alejó unos metros de donde estaba ella, la azabache se acercó y se arrodillo en el pasto con lágrimas en los ojos.

-Perdóname... perdóname hermanito.- susurro con un hilo de voz.- No entiendo que fue lo que paso, debía cuidarte y fallé... debí insistir más en que te alejaras...- soltó un leve sollozo.- No me puedes dejar, no puedes dejar a Emely y tu bebé, ellos te nece...- enterró sus manos en el césped.- Te necesitamos más que nunca hermanito.

La mujer quedó en silencio dejando caer sus lágrimas y odiándose a si misma por no haber pensado mejor las cosas pero ahora no podía arrepentirse solo le tocaba aceptar las consecuencias de sus actos.

-Espero que estés satisfecha Maia.

-Sirius no tengo ánimos de discutir, menos si es que contigo.- susurra Maia dolida quitándose las lágrimas de sus mejillas. Sirius se agachó a la par de ella y la abrazo por los hombros, ambos los volvía a unir el dolor de perder a su hermano.-Tuviste razón, soy un monstruo...- murmura separándose.- No lo protegí, yo debería de estar en su lugar, el tenía mucho por que vivir.

LIMERENCIA [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora