Capítulo 72

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Maia llegó a la Mansión Riddle después de lo sucedido en el bar. Fue a la cocina por un vaso de agua, ya que sentía una rara presión en su pecho, ver como su hermano podía morir por culpa de ella, le había afectado.

-Ama Maia.- aparece Kreacher de la nada en medio de la sala.

-¿Kreacher?- inquiere ladeando la cabeza.- ¿Qué haces aquí?

-Ama... Kreacher lo siento.- bajo la mirada haciendo que ella lo viera confundida.

-Kreacher ¿Qué sucede?- volvió a cuestionar.

-Es el amo Regulus.- Maia sentía como el nudo en su garganta se intensificaba aún más y camino rápido hasta donde estaba el elfo.

-¿Que tiene Regulus?¿Esta bien?¿Donde esta?- empieza a cuestionar rápidamente.- ¡Contesta Kreacher! ¡¿Dónde mierda está mi hermano?!

-El amo Regulus...- el elfo suspiro con pesar.- Él está muerto.

Maia sintió como su sangre se helaba completamente, sus ojos se nublaron por las lágrimas que empezaban a acumularse en ellos y la comida regresaba por su garganta, pero la sostuvo mientras negaba con la cabeza una y otra vez.

-Es mentira.- susurró.- Él...

-Kreacher lo siente mi ama...- baja la mirada.- Kreacher no pudo salvar a mi amo Regulus. Kreacher no cumplió lo que ama Maia ordeno, Kreacher aceptará cualquier castigo.

-Vete.- ordena Maia dando la vuelta, el elfo asiente obedeciendo y desapareció. La mujer caminaba de un lado a otro intentando tranquilizar la presión en su pecho pero no funcionaba, se negaba a creer que Regulus estaba muerto, que se había ido para siempre.

-¡No! ¡El no puede estar muerto!- grito dejando caer lágrimas en sus mejillas.- ¡Mi hermano no puede estar muerto!

Maia empezó a tirar todo lo que estaba a su alrededor mientras gritaba, maldecia y las lágrimas caían por sus mejillas sin parar. Se sentía impotente y dolida, su hermanito estaba muerto y ella no pudo salvarlo.

-¡No, no!- grita golpeando sus nudillos en la pared.- ¡Regulus no puede estar muerto!- se arrodillo en el suelo llorando.- Tú no... tú no...

-¿Maia?- al escuchar esa voz miró hacia arriba, sus ojos se conectaron con los opacos de Tom.

-Es tu culpa.- espetó entre dientes viéndolo con total odio.

-¿Que es mi culpa?- Maia se levantó del suelo y lo apuntó con la varita en el cuello, Tom ni siquiera se inmuto.

-¡Es tú maldita culpa!- grita sin dejar de apuntar con su varita.- ¡Regulus murió por tu culpa!

-Maia, será mejor que te tranquilices.- sisea Tom con advertencia.

LIMERENCIA [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora