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01|Mamá Stacy
Siglo XXI

Valeria

La clase de historia había acabado, hoy el tema a tratar había sido sobre el rey Arturo, quien nunca se había casado ni había tenido hijos. Nadie sabía por qué, una vieja leyenda urbana contaba que el rey Arturo había sido maldecido por un brujo para nunca encontrar el amor, pues este, había rechazado a su hija menor.

La señora Glee, que no creía en estas cosas (ni yo creía mucho en lo que ella contaba), había estado chafardeando las dos horas de clase sobre cómo se imaginaba ella al rey Arturo y porque él había decidido no casarse ni tener descendencia. Otras, como las chicas de la primera fila, es decir, yo, decíamos porque era lo suficientemente feo como para que todas las mujeres del reino lo hubiesen rechazado.

Aunque la parte de la señora Glee era más divertida.

-Y recordad queridos, mañana visitaremos el castillo donde el rey Arturo vivió- anunció la profesora mientras todos salíamos de clases.

-Val, ¿vas a ir?- preguntó uno de mis compañeros.

-claro- afirmé- nunca perdería la oportunidad de conocer el lugar donde el famosísimo rey Arturo vivió.

Había oído hablar mucho sobre ese castillo durante todo el curso, sinceramente, desde septiembre, más preciso desde que entré en la universidad sobre historia hispánica, todos mis compañeros no habían dejado de hablar sobre aquel castillo. Yo no tenía ni idea sobre la existencia de dicho castillo hasta que la profesora lo había mencionado como una excursión obligatoria. Si, todos debíamos ir.

Esa misma tarde, cuando llegué a casa no me molesté siquiera en saludar a mi madre adoptiva, ella se pasaba la mayoría del día escondida en su oficina, la cuál se encontraba muy muy muy escondida en la casa. Vivíamos solas, bueno, a excepción de cuando su novio venía verla y llevársela a no se donde, de donde no volvería hasta días posteriores. Sinceramente, no sabía para que me había adoptado.

Según mi madre adoptiva, y la única charla que tuvimos alguna vez, sin contar las conversaciones triviales que se daban poco, yo había vivido siempre en un orfanato al sur del país. Según le habían contado mis padres estaban ilocalizables desde hace años. En realidad, no puedo contar mucho más, pues lo único que recuerdo es como fuí adoptada por ella y como acabé viviendo en esta solitaria casa. No tenía recuerdos de mi infancia, ni de mi vida en el orfanato, a decir verdad, no sé quien era antes. Según un psicólogo, si se había preocupado por llevarme a uno al no poder recordar nada, mi estado se debía a una amnesia. Podría haberse debido a un golpe en la cabeza muy duro, pero yo no lo sabía, no lo recordaba. La palabra trauma era lo que el psicólogo había marcado con un bolígrafo rojo en mi expediente.

Así que no había pistas sobre porque no recordaba, prácticamente, nada de mi vida. Tampoco me importaba mucho, seguro que mi vida en el orfanato no era igual que la de ahora, y probablemente tampoco mejor.

Con plato de macarrones con tomate humeante, me dirigo hacía mi escritorio y con cuidado de no manchar el portatil que me regaló el novio de mi madre adoptiva tecleo:

<<Rey Arturo de Rinovia>>

Y ,pacientemente, espero a que los resultados carguen. No aparece casi nada sobre él. Cuantos reinos conquistó, cuantos sirvientes tenía, etc. Nada de peso. Nada que me guiará a querer saber más sobre él.

Un enlace llama mi atención:

<<Rey Arturo de Rinovia, Maldición>>

¿Maldición?¿Qué?¿Era cierta?

Llevada por la curiosidad me metí en el enlace, eso sí, siempre comprobando que fuera seguro. Un historiador comenzaba relatando quien había sido el Rey Arturo, cuantas batallas había liderado y cuantos aliados había tenido durante su vida a su lado.

Me salté un par de párrafos, pero solo los que se ponían aburridos, hasta que uno, al igual que el título me llamó la atención. Decía así:

El Rey Arturo, al que muchos por aquella época consideraban a un hombre valiente, vanidoso y gentil con su aldea, también lo consideraban como un ser de mucha belleza. Desgraciadamente, no se encuentra casi ningún retrato sobre este rey, salvo en su castillo, donde reposa el único retrato que fueron capaces de hacerle.

Esta historia que voy a contar a continuación es una vieja leyenda urbana, no mucha gente la conoce y la cree, salvó a los habitantes de Rinovia, quienes tuvieron el gusto y el placer de querer contarla.

La historia de este rey comienza cuando no es más que un príncipe de diecisiete años, según me contaron este adolescente, de sangre azul, poseía una belleza casi divina tanto que tenía a casi todas las damas del reino prendadas de él. Todo cambió cuando el joven príncipe se metió con Cire, la hija de un mago, él no quería nada con ella, pero ella afirmaba amarlo tanto que haría cualquier cosa por su amor. Arturo cansado y buscando un descanso rechazó nuevamente a la joven, pero esto, al padre de ella no le sentó nada bien.

Una noche, cuando la aldea dormía y los caballeros hacían guardía, el mago entró al castillo, donde toda la familia real descansaba en sus alcobas. Conjuró al joven príncipe una maldición eterna, una maldición que hasta hoy sigue vigente, pues este nunca podría encontrar el amor. Y así ha sido hasta nuestros días, dado a que el rey Arturo murió a la edad de cuarenta y seis años en su última batalla, compartiendo combate con un amigo suyo.

No hay mucha más información sobre el rey en los libros de historia que he tenido el placer de leer, pero según continuo una señora relatando, el rey Arturo si consiguió encontrar el amor con una joven que apareció y desapareció tan rápido como llegó, tras eso, contó, que el rey había vivido un luto eterno por su amada.

El chillido de mi madre adoptiva me saca de mi búsqueda de información sobre el rey Arturo. Muy a mi pesar, me levanto a ver qué le sucede. Creo que se me olvidó mencionar que a Stacy, mi madre adoptiva, se le iba a veces la olla.

Me la encuentro en la sala de estar, subida a una silla, llorando, literalmente.

-¿Qué sucede?- vale, puede que a veces no controle mi mal humor con ella. Lo sientooo, no en verdad no.

-Mañana te vas, ¿Cómo que mañana te vas? ¿A dónde te vas? ¿Conoces a la gente? ¿Van tus amigos?- ¿Qué amigos? estoy a punto de preguntar- Tendré que llamar a la maestra, y a los padres de todos y cada uno de los que vayan a esa excursión, también tendré que echarte mucha comida y bebida, y algo para que compartas con tus amigas y amigos, y también...

-Stacy, tranquila- la agarro de una mano y la ayudo a bajar de la pobre silla- no hace falta que hagas nada de eso, yo misma me preparare todo.

Sonrio, ella asiente abatida y va a la cocina, colocandose un delantal de vacas que compramos juntas hace unos meses, no hablábamos mucho, de hecho casi nada, pero si íbamos de compras juntas. Extraño, ¿no?

-¿Qué prefieres bocadillo de tortilla de patatas o de atún con ketchup? ¿O prefieres algo más normalito?¿ Una ensalada, tal vez? También puedo hacerte huevos rellenos.

Sonrio, nunca he tenido a alguien que se preocupara por mi y en hacerme de comer para una simple excursión (tampoco había ido a ninguna), por lo que, que Stacy se preocupará por primera vez en meses en hacerme una comida y preocuparse por que me guste o no, me hace, no sé, ¿feliz? Creo que sí, que es eso.

-¿Puedo ayudarte?- pregunto mirandola con cautela. No sabría como aceptar un rechazo de ella, al fin y al cabo era y sería mi madre de ahora en adelante.

Stacy sonríe complacida y me pasa otro de los delantales de vacas para ponermelo. Así es como paso lo queda de tarde, las horas previas a que mi vida cambie radicalmente.

Una Esposa Para El PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora