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18| El baile de máscaras

-¿Y bien?- pregunté mirando a la reina, a quien había pedido ayuda para cierta cosa, que tal vez, a Arturo no le hiciera mucha gracia.

Bueno vale, no le iba a hacer ninguna gracia.

-Querida, creo que es una maravillosa idea, pero..¿estás segura de que es lo que deseas?

En algunas ocasiones la reina me hacía unas preguntas un tanto extrañas, para las cuales casi nunca tenía respuesta.

-Por supuesto, cuanto antes encuentre el príncipe a alguna joven a la que amar, antes podré volver a mi hogar.

-Estas haciendo muchos cambios. Todos hacía el buen camino, ojalá te quedaras mas tiempo.

El cumplido de la reina me pilla desprevenida, y por tanto, me sonrojo. Ella acuna mi rostro y me sonríe dulcemente.

-Ahora, ve a prepararlo todo, cuando acabes baja a la sala de costuras, estaremos tomandonos las medidas para los vestidos. Celebraremos el baile dentro de dos noches.

No fue hasta horas más tarde cuando me encontraba organizando todo para el baile cuando el príncipe Arturo requirió urgentemente mi presencia en su sala privada.

-¿Es cierto?- preguntó nada más entré por la puerta. Ni siquiera llegue a pasar el marco. Ni siquiera me miraba.

-¿El qué?

-Has organizado un baile para que busque esposa- no era una pregunta, lo estaba afirmando.

-Si- admití.

-¿Y te parece apropiado?- su tono era duro, como si hubiera algo que no le terminase de encajar.

-Eso es lo que deseas.

-¡Si!- se levantó de su asiento y se pego las manos al rostro- ¡Pero no así Valeria!¡Se supone que tú eres mi prometida! ¿Qué voy a hacer? ¿Caminar alrededor de las jóvenes del reino y hablarles como si nada?¿Cómo si prometida no estuviera al otro lado de la sala?

Que intenso todo.

-Arturo, relajate. Nadie sabe que es un baile para buscarte una esposa, la gente creerá que es para un bien común. Diversión. Un modo para que olviden por momentos de la guerra que se avecina.

Pero Arturo no me escuchaba. Evitaba mi mirada, a decir verdad, avitaba todo de mi persona.

-Sigue habiendo conflictos en su razonamiento, Valeria.

-¿Cuáles?¿Qué no se va a acercar a charlar con alguien?¿Enserio?¿Eres estúpido?

Si, lo era.

-La gente cree que eres mi prometida, Valeria. No puedo simplemente hablar con jóvenes teniendo a una ya.

-Si puedes.

-¿Disculpa?

-Arturo, realmente no me tienes.

Su rostro se desfiguró, creo que no se esperaba aquella respuesta. Ni al tanto, yo tampoco esperaba que cancelaran Anne with an E y lo hicieron.

Una Esposa Para El PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora