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52|| Un rey sin su reina

Valeria

Vale, se había viciado.

Y vale, tal vez era culpa mía.

Y sí, también puede que sea culpa mía que el ex- rey de Rinovia se ponga filosófico mientras juega al ajedrez. Pero, en mi defensa, yo no sabía que el ex- monarca podía ser primo lejano de Aristócratas.

-Valeria- llamó mi atención, golpeando dos piezas del juego sobre el tablero.

Volví en sí y le presté atención.

Él miraba el tablero como quién mira algo que no comprende, iba perdiendo- él, no yo-  y se rascaba la barbilla en un gesto de absoluta concentración.

-Dijiste que este papeón no puedo moverlo hacía allí, ¿cierto?

Asiento.

-Sólo hacía la derecha en el cuadro negro.

Asintió, más para sí mismo que para darme la razón- o porque me hubiese escuchado-.

-Creo que comienzo a entender la gracia de este divertidísimo juego del siglo veintiuno.

Imitó mi tono de voz en un tono burlón.

Moví un peón hacía mi izquiera, comiéndome así uno de los peones del rey, quién suspiro ya hastiado.

Le quedaban la reina, el rey, un caballo- acorralado por una de mis torres y un peón- y dos peones. Iba a perder.

-¡Lo entendí!- suspiró el rey, cuando su último caballo cayó bajo mis garras.

Lo miré confundida. Sí solo estabamos jugando al ajedrez, ¿qué iba a entender?

-Lo entendí- suspiro, esta vez de alivio- ¡Es una metáfora, Valeria!

Lo miré aún sin comprenderlo. Llevábamos, por lo menos, unas doce partidas, en  las cuáles el rey no había ganado ni una sola -otorgenme el mérito- pero aún así se había viciado al juego.

-¿Qué es una metáfora?

El rey me miró como si fuera estúpida o me hubiese golpeado la cabeza con alguna rama.

-En el ajedrez la dama es la que protege al rey- señaló ambas figuras sobre el tablero, de un modo obvio.

Asentí, tratando así de seguirle el ritmo.

-Un hombre necesita a una mujer- añadió.

Encarqué una ceja interrogante:

-¿Y eso es por qué..?

-¡Ts!- chistó- Un hombre necesita a una mujer porque incluso en este divertidísimo juego del siglo veintiuno la reina es la que protege al rey.

-¿Y?

-¡Es una metáfora, Valeria!- volvió a exclamar.

-Un rey sin su reina es débil, o así nos pasa a los hombres lobos- dijo Lion Black apareció y se sentó junto a nosotros- Si, un Alpha no encuentra a su mate antes de su reinado, será débil. Y si la pierde, también.

-¿Qué me estáis queriendo decir? Arturo es humano, no será débil sin una mujer.

-No- negó el rey- Pero si sus decisiones. La mayoría de las buenas decisiones suelen venir de las reinas, son quienes suelen sopesar las decisiones de manera lenta y perfecta. Un rey sin su reina tomaría decisiones apresuradas y locas.

Lo que ví en sus ojos me enturbió.

-La echa de menos- susurré, le apreté la mano de un modo cariñoso y sonreí- Volverán a estar juntos, se lo prometo.

El rey sonrió sin entusiamo.

-No la pude salvar, Valeria.

-Me salvó a mí. Y ahora es mí turno de salvarlos a todos.

Lion Black se aclaró la garganta.

-De eso venía a hablar- murmuró.

Tanto el rey cómo yo le prestamos atención.

-¿Qué?

-La boda. La han adelantado.

-¿Qué?- el rey se atragantó con sus propias palabras.

A mí, el pulso se me aceleró.

-¿Cuándo? ¿Cuándo es?- cuestioné de manera acelerada.

-Mañana. Antes del anochecer.

Dios Mío.

Dios Mío.

Me levanté de un saltó y comenzé a avanzar, casi a correr, hacía la torre.

Sentí al rey efímero y al hombre lobo correr detrás mía.

Unït y Anuar se unieron a nosotros preguntando qué sucedía, Zemlja intentó frenarme.

Siggy y Einherr trataron de hacerme entrar en razón.

Pero, en cuánto puse un pie sobre el primer escalón para subir a la torre, cerré las puertas tras de mí y todos quedaron fuera.

Cuando llegué arriba mi padre me esperaba junto a algunos hombres del consejo mágico.

-Preparaos- dije, con voz firme y calculada.

-Descansad esta noche y dejadlo todo preparado, saldremos de aquí en un portal mágico, alrededor del medio día- continúe- No quiero quejas, no quiero lloros, no quiero nada. Lo único que quiero es guerreras y guerreros, quién crea que no puede o no quiere, que se quede aquí.

Bastantes pares de ojos me miraban anonadados.

-Así tenga que ir sola- finalizé.

Salí de la sala y comenzé a bajar los escalones de dos en dos.

Mi padre me interceptó a mitad de las escaleras, tirando de mi codo para detenerme.

-¿Estás loca?

-Probablemente.

-Es apresurado.

-Apresurado, y todo lo que quieras. Pero de que voy a ir, voy a ir padre.

Mi progenitor me miró con los ojos desorbitadla antes de asentir un par de veces.

-Nada te va a detener- dijo.

No era una pregunta, era una afirmación.

No me achanté, no bajé la mirada. Solo me limité a alzar, aún más, la barbilla.

-Es el momento perfecto de mí venganza.

-Anunciaré tus requisitos, lo que has gritado ahí dentro. Nos vemos al mediodía, hija.

Asentí, lo abrazé. Y me marché.

Debía descansar para poder ganar mañana.

Holaa, iniciemos la cuenta atrás jjj.

Dos semanas para el epílogo de UEPEP,  echen sus apuestas:

A) final feliz

B) final triste

C) final triste + plot twist

Besuskis❤️

Una Esposa Para El PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora