Ups, 3000 palabras otra vez.
POV T/N
Sukuna metió su coche en mi garaje, aparcandolo perfectamente —Pues ya estaríamos — me sonrió.
—Gracias ¿te quedas conmigo no? — pregunté algo nerviosa, saber que íbamos a estar solos me superaba un poco.
—Claro que sí, no te voy a dejar sola ahora — me revolvió el cabello antes de salir del coche.
—Vamos entonces — le señalé con la mirada el ascensor.
—Espera, voy a sacar algo de ropa de mi maletero — metió los dedos en la ranura y alzó el maletero.
—Vale, no hay prisa — me encogí de hombros.
Al abrir el maletero, vi varias cosas que me decepcionaron bastante. Había ropa completamente negra, guantes, una mochila enorme y un pasamontañas, cosas que me recordaron de que Sukuna, al final del día, era un maleante. Pero lo que me decepcionó no fue eso, sino una sudadera de mujer que iba combinada con una de las sudaderas de Sukuna que le había visto otras veces.
Eran las típicas sudaderas compartidas de pareja.
—Sukuna— llamé su atención.
—Dime— contestó sin mirarme, estaba buscando algo más en el maletero.
—¿Tienes pareja? —pregunté sin rodeos, no quería ser la infidelidad de nadie.
Sukuna detuvo todo lo que estaba haciendo y miró la sudadera de mujer. Pude ver como la expresión le cambió a una de nerviosisimo — No del todo—
—¿Qué? — pregunté incrédula.
—T/N ahora no — intentó huir de la situación, algo que siempre hacía.
Le di un tirón de sudadera para que me mirase —¿Te has acostado conmigo teniendo pareja? —
—No es el momento de hablar de esto, necesitas descansar — continuó con sus excusas de mierda.
—No hables como si me afectase que tengas pareja, solo te pregunto para no hacerle daño a esa chica —me sinceré... O quizá no. No lo sabía.
—Tranquila, ya me ha quedado muy claro que no te gusto, no hace falta que me lo repitas ¿sabes? — frunció el ceño.
— No te gusto tanto si estás con otra — repliqué.
Empezó a reír, pero de manera triste — Se nota que no tienes ni puta idea de lo que es el amor —
Recordé a Megumi —Claro que lo sé —
—Oh vamos,¿me estás diciendo que estabas enamorada de Megumi? ¿Enserio? — preguntó incrédulo, como si le acabara de mentir.
—Si, lo estaba —recalqué.
Se colgó la ropa en el hombro —Eso es lo que crees, pero creeme que cuando amas a alguien no olvidas tan fácil a esa persona —
—Megumi murió, no tuve más remedio que olvidarlo — me expliqué.
—Ya claro, y por eso a los dos días te empezó a gustar Satoru — escupió esas palabras, atravesandome con ellas.
—No tienes ni idea de lo que hablas — se me acristalaron los ojos.
Sukuna me agarró del mentón y me obligó a mirarlo a los ojos. Estaba serio y era bastante intimidante tan de cerca — Si tu murieras, me daría igual el tiempo que pasase, no te superaría nunca — hizo una pausa para apartarme la mirada — Eso es el amor — me soltó el mentón.