Os pensabais que os dejaría sin sexo? Por supuesto que no caras de huevo, aquí tenéis un capítulo entero de....
SEXOOOOOO.
Sin corregir porque me da vergüenza leer mi propio sexo.
Adelante, que lleguen las calladitas.
POV T/N
Quien sabe cómo acabé en aquella situación, pero la verdad no me importaba en absoluto. Estábamos en los asientos de atrás del coche, mis manos se agarraban donde podían para intentar contener mis expresiones de placer.
Y si amigos, estába recibiendo probablemente el mejor oral de toda mi vida.
Mis piernas se dejaban caer sobre sus hombros,marcados a la perfección, como si fueron esculpidos por el mayor artista.
Sus grandes manos, fuertes como ningunas, agarraban mis muslos con fuerza, dejando marcas.Mi ropa interior inferior en mis tobillos a punto de caerse, las manos de Sukuna sobre mis muslos y su cara entre mis piernas devorando todo lo que encontraba a su paso era la imagen más erótica que había visto jamás.
Para colmo, Sukuna sabía lo que hacía con su maldita lengua. Sabía cómo encenderte hasta el punto en el que le rogases por empezar con su tarea, y después de eso, era capaz de hacerte terminar en segundos.
Yo no iba a ser la excepción.
Por cada roce de su lengua, un cosquilleo de lo más agradable se hacía cada vez más y más presente, algo que el notaba y que por supuesto, iba a aprovechar para burlarse de mi.
Sukuna me miró desde su posición, clavando su mirada en mí. Su mirada era como un tipo de droga extraña, no podías apartarla.
Ambos nos mirábamos a los ojos con intensidad, a él le encantaba verme disfrutar y para que engañarnos, a mi me encantaba mirarlo también mientras se veía tan sumiso entre mis piernas.Me sonrió con malicia y paró unos momentos, para después soltar una risita y empezar a deslizar su lengua justo en mi punto débil. El sí sabía dónde estaba el clítoris, y de verdad, que lo sabía a la perfección.
-Sukuna... - tenía mis mejillas rojas y los ojos algo llorosos por no poder contener el placer por mucho que lo intentase.
-Cállate - exigió con la voz ronca.
Su tono demandante hizo que me lo tomara en serio y tapé mi boca con una de mis manos. No tardaría mucho más en correrme,era imposible aguantar con Sukuna entre tus piernas.
El cosquilleo seguía subiendo de intensidad y yo ya no iba a hacer nada por aguantarlo.
Me dejé llevar, relajando mi cuerpo y disfrutando la sensación de su lengua deslizarse sobre mi clítoris, provocándome espasmos.Mi interior se liberó de aquella placentera presión y sentí una descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo, desde mi vientre hasta aquella zona que Sukuna había estado provocando. Intenté alejarme de él mientras me corría, ya que su lengua ahora tan solo me provocaba espasmos, pero él no lo permitió. Agarró mis piernas con más fuerza que antes y siguió lamiendo hasta que vio que había terminado.
Al terminar, tapé mis ojos con mi brazo, el cual descansaba sobre mi cara e intenté controlar mi respiración.
Mi cuerpo brillaba levemente por el sudor, los cristales del coche estaban empañados del calor que contenía y las ventanillas tenían marcas que habían dejado mis manos en busca de algo de sujeción.
Sukuna deslizó su dedo pulgar por sus labios humedos, limpiandose un poco - ¿Qué te ha parecido? - preguntó vacilante.
-Cállate ya - ordené.