POV GOJO
Ya me encontraba frente a la puerta de su habitación del hospital.
Intenté recomponerme de todo lo que había sucedido anteriormente, no quería que se notará que algo malo había pasado, ella ya tenía suficiente.
Le contaría lo sucedido más tarde, cuando ya estuviera recuperada en su totalidad, no quería que se sobre esforzara con todo esto.Ya no había nada por lo que luchar.
Agarré un poco de valor y abrí la puerta.
No voy a engañar a nadie, me imaginaba una escena bastante peor.
Ella estaba tranquila, tumbada con los ojos entre abiertos, no tenía demasiadas máquinas conectadas a su cuerpo, una buena señal sin duda.Ella levantó un poco su mirada para mirarme y sin duda la decepcionó verme allí. Ella no me quería a mí, sino a él.
Cerré la puerta sin hacer ruido—Hola campeona — hablé con suavidad.
—¿Donde está Sukuna?— no tuvo ningún tipo de rodeo.
—Hola eh — reí entristecido — Él no ha podido venir —
Me miró de arriba a abajo, analizandome. Su mirada me ponía nervioso, era muy malo mintiendo y con ella más todavía.
—¿Puedes llamarlo? Tiene que estar muy preocupado — tenía la mirada baja y entristecida, me sorprendía que en lugar de preocuparse por si misma se preocupaba por Sukuna.
—No, no puedo — me senté en una silla junto a ella.
—¿Por qué? — sus ojos se pusieron llorosos —¿Está bien? ¿Le dispararon? —
—Sukuna está perfectamente, solo que está liado y no ha podido venir, no le des más vueltas —le acaricié la frente.
Ella agarró mi mano, evitando que siguiera acariciandola — No puedo creer que Sukuna le haya dado prioridad a cualquier otra cosa antes que a mí — frunció el ceño — ¿Dónde está? —
—T/N...— la miré a los ojos — Cuando te recuperes te lo diré —
—No,dímelo ahora — su cara de tristeza me estaba ganando, pero no debía decírselo.
—Créeme que es mejor que no — me negué de nuevo.
—Satoru... Si no me lo cuentas estaré peor —sus palabras eran sinceras, ella necesitaba saberlo.
—Prometeme que seguirás aquí hasta recuperarte y no harás ninguna locura de las tuyas — le agarré la mano.
Me miró a los ojos,demostrandome sinceridad —Te lo prometo —
—Sukuna vino antes a verte, pero ya habías entrado a quirófano... — hice una pausa — Se quedó en la sala de espera con nosotros y hasta hace un momento estaba aquí... —
No podía seguir hablando.
Su cara cada vez estaba más y más triste, sabía que algo malo le había ocurrido.
—¿Y...? — sus ojos ya se estaban cristalizando.
—La puerta se abrió y entró Geto mostrando su placa policial y... — T/N me interrumpió
—No... — empezó a negar con la cabeza, con los ojos llorosos.
—Lo siento mucho T/N —agaché la cabeza y apreté uno de mis puños con fuerza.
—Él no es el asesino — empezó a llorar sin cambiar la expresión de su cara.
Era como si...
Era como si su alma estuviera llorando sin permiso.
La miré directamente a los ojos — Lo és, T/N, lo és —