[Aviso: estos capítulos son un poco intensos y tienen giros de trama que te dejan un poco modo tieso, pero pido por favor que lo tomeis con calma. La historia no puede ser toda de color de rosa y hay capítulos no tan felices como nos gustarían. Incluso odiareis a muchos de los pjs en momentos determinados, pero eso no es motivo para dejar de leer! Espero haberme explicado y ahora sí, que empiece lo bueno perros.
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¡Enserio, leed el aviso de arriba! :(💕
Sukuna empezó a hacerme cosquillas a los lados, provocando que me revolviera —¡Para! — grité entre risas.
—Te habías quedado muda, tenia que comprobar si tu windows seguía funcionando bien— dejó de hacerme cosquillas.
—Solo estaba pensando idiota —pasé mis brazos sobre sus hombros, abrazandome más a él.
—Si ,será eso — empezó a reír.
Me puse en posición de batalla — ¿Quieres pelea? —
—Perderás —aseguró él.
—Eso solo si puedes alcanzarme pelochicle pisao — di un salto de la cama ,me coloqué una sábana por encima y empecé a correr por toda la casa.
Llegué al comedor y me hice una bolita sobre el sofá, intentando camuflarme.
—Te vas a enterar fea — advirtió mientras escuchaba sus pasos acercarse al comedor.
—Fea tu cara de amargado y drogadicto adicto a la cocaína — susurré para mi misma.
Escuché sus pasos acercarse hasta el comedor poniéndome más nerviosa que un cordero rodeado de lobos.
—Vaya, donde podrías estar — su sarcasmo casi me hace reír.
Cuando pensaba que me había librado de él, sentí un gran peso sobre mí y de un momento a otro, la sábana que me cubría desapareció, dejándome ver la cara de Sukuna a centímetros de la mía — Pillada — habló con una sonrisa de lo más socarrona.
—Eso no vale, vas con hacks —gruñí
—Quizá si no parecieras un trozo enorme de mierda encima del sofá con esa sábana no te habría encontrado — rió.
—Pero que dices, mi escondite es perfecto — me crucé de brazos.
—Admite que era una mierda— susurró.
—Nunca— aparté mi mirada de él, indignada
—Admítelo o te enteras — exigió.
—¿Que vas a hacer? ¿Pegarme? — lo reté.
Me dedicó una sonrisa retorcida y mordió mi cuello con fuerza, provocandome un quejido de dolor —Para — pedí.
—Nunca — susurró contra mi cuello y volvió a morderme , esta vez con mas ganas en otro lado de mi cuello.
—Sukuna enserio... — por inercia, mis uñas se clavaron en su espalda —Me haces daño —
Se separó de mi — Es broma idiota, era solo para cabrear al tonto de tu jefe cuando vea las marcas —
Le sonreí con malicia y le mordí con fuerza el cuello, pero este, muy lejos de quejarse,me sonrió de lado y me agarró la nuca, obligandome a morderle más.
—Si supieras lo tonto que me pone eso creeme que pararias — habló con una voz de lo más sujerente.
Un calor placentero invadió mi cuerpo, acompañado de unas ganas insoportables de seguir mordiendo su cuello hasta volverlo loco. Pero justamente, como si de un cliché se tratara...
