POV T/N
Nada más entrar por las puertas de comisaría, Nobara me gritó - ¡Ya estás tardando! - dijo refiriendose a las marcas lilas en mi cuello que me había hecho Sukuna.
-Voooooy- dije bostezando, estaba agotada.
Nobara me empujó hasta una sala vacía - ¿Te has tirado a Sukuna? - preguntó incrédula.
No tenía ganas de discutir, solo quería terminar el turno y eso que acababa de empezar -Si, ¿contenta? - respondí con simpleza.
Nobara estaba confundida - No te veo muy animada... ¿Os fue mal?-
-¿Eh? No, no, el cabrón lo hace como un profesional, es por eso mismo que estoy así, me dejó agotada - me encogí de hombros y me puse el uniforme.
Nobara se había quedado en completo silencio, tenía cara de no creer nada, y la verdad no la juzgaba. Yo siempre había vivido por y para el trabajo, así que darme caprichos no era lo mío.
Le sonreí de lado vacilante - ¿No querías saberlo todo? Pues ahí lo tienes -
-Es un criminal ¿lo sabes no? - siempre que decían eso conseguían enfadar a una pequeña parte de mí.
-Y tu eres una cotilla y nadie dice nada - repliqué.
-Wow, estás... No sé... ¿Te has levantado con el pie izquierdo? - me estaba llamando malhumorada indirectamente.
-Si me estás diciendo que hoy estoy de mala ostia, si, lo estoy y mucho - gruñí.
-Perdoneme usted - Nobara me hizo una reverencia en forma de broma.
-A la próxima que hagas una reverencia te voy a dar la colleja de tu vida - amenacé.
Ignoró mí amenaza por completo -Por cierto, no te pases hoy -recordó
Paré de atarme las botas -¿Eh? ¿Pasarme con qué? -
Nobara se pasó la mano por la cara demostrando su indignación - Hoy son las prácticas de oficiales contra reclutas, ya sabes, entrenamiento -
Esa notícia me alegró el día - Parece ser que ya no voy a tener un tan mal día - reí.
-Eres la peor - me sonrió, ambas sabiamos lo que eran esas malditas pruebas.
-¿Dónde son este año? - pregunté.
-En la plaza, delante de todos los civiles dentro de media horita - me enseñó su reloj.
-Perfecto, vamos para allá entonces - le choqué la mano a Nobara.
Conducí hasta la plaza y efectivamente allí estaba media ciudad. Esas pruebas eran bastante crueles y se realizaban para que los reclutas y gente que tuviera pensado meterse en la policía vieran lo que hace falta para entrar.
Eran ni más ni menos que combates cuerpo a cuerpo, y no precisamente delicados, con deciros que habían equipos de urgencias os lo digo todo.
Cuando salí del coche toda la multitud clavó sus ojos en mí. Digamos que no tenía una muy buena reputación allí, el año pasado más de 7 personas salieron llorando del entreno gritando que se rendian.
Lo interesante es, que cualquier civil podía meterse a las pruebas firmando un contrato para medir su fuerza contra la policía.
Entré al terreno marcado haciendo ruido con las botas, un ruido que para muchos que ya se presentaron el año pasado, era un infierno.
El presentador comenzó a hablar - La reina indiscutible de los combates,¡ha llegado nuestra querida jefa de la policía! - todos se pusieron a gritar mi nombre como si esto fuera un partido de fútbol. Parecían monos.
