Bienvenidos un día masss, os quieroo
Capítulo sin corregir caras de apio.
POV T/N
—Hombre, ya era hora — rió Nobara al verme la cara.
Acababa de entrar a comisaría una hora más tarde de la que debería, probablemente con unas ojeras kilométricas y con ganas de matar a cualquiera que se me cruzase.
Me dejé caer en los bancos del vestuario y empecé a vestirme —Pobre el que se atreva a hacer algo malo hoy —
Maki se apoyó en las taquillas —¿Qué ha pasado? —
Solté un suspiro — Llevo despierta desde las cuatro de la mañana— me até las botas — Me llamó Itadori diciendo que su hermano había llegado a casa por los suelos y no sabía cómo ayudarlo. Me tocó ir a mi a ayudar —
—Deberías de dejar de ser la madre de esos dos, son mayorcitos — gruñó Maki mientras ponía una pistola en sus pistoleras.
—En realidad Sukuna nunca había bebido tanto desde que lo conozco — agaché la mirada — Estaba extraño —
Nobara se encogió de hombros —Lo habrá dejado su quinta novia del mes —
Reí —Imposible, no haría eso por una mujer —
—Alomejor está enamorado — añadió Maki
—Ese idiota pelo chicle nunca se enamoraría — cogí el armamento necesario — Creo que tiene problemas consigo mismo —
—Si tu lo dices — respondió Maki.
Salimos de los vestuarios hasta llegar a recepción. Ignoré a los ciudadanos que querían poner denuncias, ya que no era mi turno y salimos de ese infierno.
Nobara crujió su cuello —¿Cómo nos distribuimos? —
—Yo voy en la moto hoy — aclaré y sin decir nada más me subí.
—De acuerdo — Nobara y Maki subieron al mismo coche.
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POV T/N
5 horas más tarde
—Estate quieto — le ordené al sujeto que llevaba esposado.
—Será mejor que me sueltes — intentó zafarse de mi agarre.
—¿O qué? ¿Vas a llorar? — reí.
Me miró a los ojos, probablemente matándome en su cabeza de 50 formas distintas — La que va a llorar serás tu —
Hice falso puchero — ¿Si? No me digas eso, esta noche no voy a poder dormir —
Gojo apareció a mi lado, acababa de dejar el coche — Buen trabajo T/N —
—Gracias jefe — le sonreí.
El sujeto intentó darme con la cabeza en la nariz para noquearme, pero conmigo no funcionaba — ¿Te ha dado un calambre en el cuello? —
Gojo le apuntó con un arma en la cabeza — No vuelvas a hacer eso ¿me has oído? — asintió.
Un compañero se cruzó delante de nosotros y Gojo lo paró — Hey, ¿puedes hacerte cargo de este sujeto? — el compañero asintió y se lo entregué.
Gojo y yo nos quedamos solos — Podía haberlo llevado yo, todavía me quedan 40 minutos de turno — dije mirándo el reloj.
—¿Nos vamos? —preguntó juguetón.
—¿Cómo? — parpadeé varias veces, mirándolo incrédula.
Se quitó las gafas de sol —Mira tan solo nos quedan 40 minutos de turno y yo soy el jefe. Ve a los vestuarios y esperame en la puerta trasera —
