En la mente de Jeon | KOOKMIN

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Tan pronto como llegó a su habitación en el Tourist Hotel , se quitó la camisa beige y se tiró boca abajo en la cama. Un hotel moderno/tradicional. Con pisos forrados en madera pulida, camas matrimoniales con sábanas color crema al igual que las paredes, una gran ventanal al fondo que dejaba pasar mucha luz natural y ver la hermosa vista de las montañas verdes y vivas. Un escritorio promedio color madera y su silla algo incómoda a primera vista. Una televisión plana estaba instalada sobre el escritorio y los cables colgaban detrás de éste, un baño promedio y una mini, realmente mini cocina donde podrías hacer tu café o cocinar un ramen instantáneo.

Había suites mucho más lujosas en el mismo hotel, por supuesto. Pero el presupuesto de un policía promedio no le permitiría pagarlo.

Su frustración aumento cuando su teléfono sonó desde su bolsillo en el apretado pantalón del uniforme.

—Habla con el Oficial Park. — Atendió al ver qué se trataba de su superior.

— ¿Lograste convencerlo?

— Así es, antes de irme dejé la petición para mañana y cuando venía manejando me notificaron que fue aceptada.

— Vaya, Jeon parece interesado.

— Siento que él es diferente a los entrevistados anteriores. Tiene un poder que...

— Es sólo un asesino como todos los demás. Sus víctimas fueron presas fáciles para cualquiera así que no es un rival para ti.

— Usted realmente no estaba en mi lugar frente a él.

— Como sea, estás entrenado para defenderte y la prisión de Cheongsang es la de más alta seguridad en todo el País. Así que no te preocupes.

El oficial Kim ni siquiera le dejó responder, la llamada fue terminada y solo le quedó suspirar.

Afuera el atardecer daba paso a la oscura noche. Tomó la libreta y su preciado lapicero para empezar a escribir las preguntas que al siguiente día serían respondidas. A mitad de su tarea los ojos empezaron a pesarle, luchaba con el sueño hasta que lo derrotó por completo.

Su descanso placentero se vió violentamente interrumpido por una pesadilla en la cual no tenía el control.

Dos personas uniformadas como él estaban sentados en el piso de tierra, atadas de manos y pies frente a él. Sus bocas se mantenían cerradas gracias a la cinta gris pegada sobre ellas. Las lágrimas brotaban de ambos pares de ojos y entonces se dió cuenta de que él se encontraba en la misma situación, no entendía ¿Cómo llegó ahí?

La angustia empezó a recorrer su cuerpo, el lugar estaba húmedo, podía escuchar las gotas de agua caer por sobre los llantos ahogados de las otras personas. Parecía un taller, lleno de basura y óxido.

Pudo apreciar como los otros dos hombres saltaban sus ojos al ver algo o alguien detrás de él. Quiso saber qué, en su lugar sintió una cuerda abrazar su cuello con delicadeza, alguien estaba de rodillas detrás de él, le respiraba en la nuca pegando su nariz y olfateando su perfume.

Su cuerpo se paralizó.

La cuerda se tensó dejando un nudo en su garganta impidiéndole tragar y casi respirar. Toda su espalda y cabeza se mantenían pegada al abdomen y pecho de su captor, la fuerza ejercida hizo contraste con las caricias en su cabello.

— Eres un doce, Park Ji-min.

La alarma retumbó en sus oídos despertando lo de inmediato, se sentó de golpe en la cama y miró a su alrededor aliviado de encontrarse en un lugar seguro. Su pecho subía y bajaba con rapidez, el cuerpo entero le temblaba y sudaba, juraba que aún podía sentir la tensión en su cuello.