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Definitivamente éste sería su último día en Cheongsong-gun.

No volvería jamás, no tenía porque.

Luego de salir del motel, se dirigió al restaurante de hamburguesas donde Kim trabajaba. Debía hablar con él.

— ¿Está Kim Taehyung? — preguntó a una de las trabajadoras que limpiaba una de las mesas, la mujer lo miró confundida, pero luego de que el castaño le enseñara su placa, caminó rápidamente hasta entrar a la cocina. Momentos después, Kim apareció arrastrando los pies y con la cabeza gacha. No dijo nada, ni siquiera miró al policía, sólo se sentó en la mesa del rincón y esperó a que Jimin llegara hasta él, quedándose parado. — Supongo que hay muchas cosas que debes decirme.

— No es mi deber. — mantenía su mirada en sus dedos sobre su regazo que jugaban con una pulsera de hilo rojo. — Pero creo que eres diferente y harás lo correcto.

Jimin se sentó frente a él lentamente.

— ¿Quieres que pregunte? O...

— Sólo déjame hablar. — el castaño asintió con la cabeza y se recargó sobre la mesa para escucharlo mejor sin la necesidad de subir la voz, Kim copió su acción, dejando la pulsera en el centro de la mesa. — Era de mi hermana. Estuvo a punto de ser la cuarta víctima de Jeon.

Dejó salir de sus secos y partidos labios con una sonrisa irónica.

— Pero fue lo suficientemente fuerte como para escapar de sus garras y sobrevivir. Fue un doce de octubre del dos mil quince. — lo miró a los ojos por primera vez. — Y después de tres años, donde me lo ocultó incluso a mí, decidió denunciar a ese maldito. Gracias a ella Jeon está tras las rejas, ella vió su rostro cuando la estaba estrangulando y pudo reconocerlo después. Su miedo era tan grande, dejó un trauma tan grande en ella que incluso tuvimos que mudarnos a un lugar lejos de Daegu y más tranquilo, venimos a Cheongsong-gun dos meses después de que haya sido atacada y, y tres años después lo volvió a ver aquí mismo. Se puso como una loca, gritaba y se hacía daño a si misma, murmuraba cosas y yo no tenía el dinero suficiente para llevarla a un especialista. Hasta que un día me lo contó todo.

Hizo una pausa, mojando sus labios y sorbiendo la nariz gracias al llanto que se aproximaba.

— Me contó cómo Jeon la llevó a un lugar para... Para solicitar sus servicios, el lugar era como un taller, nada apto para hacer lo que ella... ofrecía. — entonces su hermana también era prostituta. — Pero nada de lo que debía pasar, pasó. Me dijo cómo la tumbó al piso tan pronto como cerró el lugar, se subió en ella y le dijo que iba a ayudarla. Mi hermana estaba confundida, pensó que era un tipo con fetiches raros, pero... Pero ese mal nacido empezó a ahorcarla. Luchó con todas sus fuerzas hasta que alcanzó algo en el piso y le golpeó la cabeza, pensó que lo había matado porque calló al piso y le sangraba la cabeza, pero ya ves que no, Jeon sigue vivo y cuando lo volvió a ver no pudo soportarlo. Antes de que hiciera algo, la convencí de denunciarlo, pero tenía mucho miedo, así que pedimos que se mantuviera anónimo. Y al final, cuando el juicio de Jungkook salió en las noticias y mi hermana no estaba entre las víctimas, me dí cuenta de que sólo confesó como testigo. Nunca supe porqué no dijo la verdad, porqué dijo que fue testigo de cómo Jeon se llevaba a la tercera víctima.

— Dijiste... Dijiste que ustedes vivían en Daegu, Jeon cometió los asesinatos en Busan. Eso no tiene sentido.

— Lo sé, pero ella también mintió respecto a eso, dijo que vivía en Busan y se mudó aquí por el miedo de que Jeon la encontrara. Luego de que la policía lo atraparan y compararan su ADN con el que se encontró bajo las uñas de las víctimas, a la policía no le importó verificar si mi hermana decía toda la verdad, y como ella dijo que ni siquiera la agredió, ese infeliz no está pagando por nada de lo que le hizo a mi hermana.

En la mente de Jeon | KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora