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Salió de la sala con las manos sudorosas y el sentimiento extraño en el estómago.

Jeon había salido primero, despidiéndose del policía con un cariño en el cabello y pidiéndole que volviera al siguiente día. 

"Aun no termina"

Le dijo con una pequeña sonrisa. 

En cierta parte le desagradaba tener razón, que fuera una mentira la grandiosa infancia de Jeon. Porque vamos, vivir en el ambiente que el pelinegro vivió desde que nació, la descuidada responsabilidad de su madre, y sumarle una agresión sexual con la casi violación de su progenitor, era algo que no le deseaba a nadie, ni siquiera a un asesino como Jeon.

Sí, tales cosas eran las que tenían mayor influencia para los casos de los asesinos múltiples.

Quería convencerse que era causa de la empatía aquel sentimiento que no lo había abandonado desde que empezó a escuchar a Jungkook horas atrás, pero sabía que realmente no era así, le provocaba inquietud, tristeza e impotencia todo lo que el recluso le había contado. No quería ni imaginarse cómo debe de sentirse Jeon.

Pudo haberse desquitado con sus víctimas, hacerlas sufrir y descargar en ellas todo el odio y sufrimiento que la profesión de la prostitución le hizo pasar a tan temprana edad. Sin embargo, había escogido la muerte menos dolorosa para ellas.

Por supuesto, no quitaba el hecho de que les haya arrebatado la vida.

Llegó a Cheongsang, cansado y abrumado.

Comió ramen en una tienda de conveniencia, compró una cajetilla de cigarrillos y un encendedor. Pasó el resto de la tarde afuera y dentro de su auto, jugando en su teléfono, viendo la cajetilla entre sus manos y pensando en Jeon, creando escenarios fuera de la prisión. Simples fantasías, difícilmente Jungkook saldría de la prisión una vez que confiese.

Alguien tocó la ventana del auto para llamar su atención, dejó de pensar en Jeon.

— Oficial Park. — el cuerpo de Kim se inclinaba a la altura de la ventana, su voz se escuchó lejana gracias a los vidrios en alto. Jimin enderezó el asiento y bajó el cristal.

— Ya no soy un oficial. — le contestó con una sonrisa amable. — ¿Se te ofrece algo?

Kim se veía confundido.

— ¿Ya no? ¿Hice que te despidieran?

Jimin negó.

— Todo fue culpa mía, me entrometí en cosas que no debía. — explicó brevemente, Taehyung asintió comprendiendo y luego hubo un silencio, Jimin lo observaba desde adentro y Kim miraba el tablero del auto, pensativo. — ¿Puedo ayudarte en algo?

— No... Sólo te vi y quise saludar.

— Un placer entonces. — le contestó con una sonrisa, el más alto parecía confundido, evitaba mirarlo a los ojos y parecía observar con determinación el interior del auto. Park lo miró extrañado. — ¿Ocurre algo?

— No creí que fueras del tipo que disfruta de la nicotina.

— ¡Oh! N-no. — respondió de inmediato, sorprendido, nervioso. — No son míos.

— ¿Vienes con alguien? — lo miró juguetón por primera vez, justo como el Kim Taehyung de antes. — Los chicos de Cheongsang son buen partido.

Jimin negó enseguida con la cabeza y agitando las manos con las palmas hacia el frente.

— No estoy saliendo con alguien. Yo... — se rascó la nuca, no sabía si mencionar su nombre frente al castaño. — Se los estoy llevando a Jeon.

Las cejas de Kim se hundieron de inmediato y su rostro se bañó en descontento.

— ¿A Jeon? ¿Sigues viendo a ese hijo de perra?

— Lo estoy haciendo hablar. — le tomó la mano desde adentro, mirándolo compasivo y tratando de brindarle confianza. — Voy a ayudarte a que se haga justicia por tu hermana, te lo prometo.

Taehyung miró al cielo nublado, inclinando su cabeza hacia atrás e inhalando aire profundamente, apretó la mano de Jimin y luego volvió a mirarlo.

— ¿Cómo vas a lograrlo? Jeon es un mentiroso de primera, una escoria como él no se pondría por si mismo la soga en el cuello para luego saltar del banquillo ¿Crees que tienes poder sobre él? Se ha callado todo desde hace seis años, ni aunque esté al borde de la muerte o frente a Dios tendrá los huevos suficientes para confesar lo que le hizo a mi hermana.

— Ya lo hice confesar otras cosas, he avanzado bastante con él. Y confío en que hará lo necesario para que se haga justicia, es un humano y también tiene el sentimiento de la culpa y el remordimiento, era cuestión de tiempo para que lo sintiera.

Kim evitó reír.

— Creo en ti y tus buenas intenciones, pero nunca debes confiar en un asesino. Ellos mienten y son capaces de todo con tal de salvar su pellejo. — llevó su dedo índice hasta la marca rojiza que se plasmaba en el pálido cuello de Park, tocando apenas pero asegurándose de que el castaño entendiera. — Jeon es sólo una sanguijuela que está chupando tu confianza, se está aprovechando de ti, te está haciendo creer que lo tienes bajo control pero sólo eres una pieza más en su juego. Él no quiere hacer justicia, quiere ser la víctima de la historia y volver verdad todas sus mentiras.

No le respondió, estaba pensando aquellas palabras. Taehyung se despidió de él con una palmada en sus delgados hombros, dió media vuelta y se fue.

Kim Taehyung podía tener razón, pero también podía estar equivocado.

Y tal vez, le agradaba un poco el juego de Jeon, sólo para saber hasta dónde quería llegar.

Posiblemente, el podía ser el ganador.

En la mente de Jeon | KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora