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Jimin regresó a Busan luego de aquella llamada.

Estaba confundido, aunque Seokjin le había explicado todo, omitiendo en su totalidad las razones del juicio. Seguía perdido en la incredibilidad.

¿Jeon Jungkook realmente había confesado?

Se sentía completamente fuera de si mismo, perdido.

Todo a su alrededor lucía demasiado falso. Las horas pasaban con tortura y la ansiedad durante esa semana fue aterradora.

A los dos días, se encontraba caminando por las calles cuando Namjoon lo contactó.

"Tú teoría está en proceso de ser aceptada"

Había dicho al otro lado de la línea telefónica.

¿No era eso lo que quería?

¿Entonces por qué corrió hasta la estación de Seo-gu?

¿Por qué la angustia y el miedo se atoraban desde su garganta hasta sus pulmones impidiendo le respirar con facilidad?

— ¿Hablas en serio? — había entrado a la oficina de Kim y abierto la puerta con brusquedad, se sostuvo de esta para recuperar la respiración y estabilidad en sus temblorosas piernas. — Dime que es verdad.

Estaba emocionado, estaba feliz.

Pero ¿Por qué su cuerpo no podía procesar tales emociones y realmente sólo se sentía mal? Terriblemente mal.

Namjoon lo miró arrastrarse hasta el asiento frente a su escritorio. Completamente empapado de sudor.

— ¿Por qué debería mentirte? — lo miró con seriedad, encogiéndose de hombros después y regresando su mirada al monitor dónde trabajaba. El saco colgaba del respaldo de su silla y se mantenía en pantalón formal con camisa blanca abotonada hasta el penúltimo botón, las mangas dobladas hasta sobre los codos y las gafas sobre su nariz. — Tienes que agradecerle a Jeon en gran parte. Su juicio determinará el destino de tu teoría. El juez y psicólogo son los verdaderos expertos y si todo sale a favor de la ley, te beneficiarias aún más. Ayudaste a que confesara, como mínimo tendrás de vuelta tu puesto.

— Jeon... Él...

Susurró demasiado perdido.

Namjoon se rió de él con una risotada áspera. Sin dejar de teclear y por supuesto sin despegar la mirada de su trabajo.

— Jeon te ha dado el crédito desde un principio. En su interrogatorio lo primero que dijo fue que tú le hiciste abrir los ojos y arrepentirse de sus crímenes. No es un acto heroico de tu parte pero, la cantidad de crímenes que pesan sobre los hombros de Jeon, es inmensa. — volteó a verlo. Su mirada era divertida al igual que el tono de su voz. Suponía que Namjoon estaba acostumbrado a tratar con casos así. 20 años de experiencia no se decían fácil. Sin embargo, a Jimin no le hacía ninguna gracia. — ¡Me atrevo a decir que es el mejor criminal de toda Corea! — exclamó abriendo sus brazos y subiendo el todo de su voz. — Santo Dios. — se tocó la cien. Rió por lo bajo. — Su condena será una locura. Apostaría a que le cortarían la cabeza de ser posible.

— ¿Cabeza?

Se alarmó. Ni siquiera podía decir una oración completa, simples balbuceos era lo único que salía de entre sus labios.

El terror lo consumió por completo y hasta sintió que sus manos empezaban a temblar.

¿No era eso lo que quería?

Que Jeon confesara y pagara por todos sus crímenes.

Sí, era eso lo que quería como policía.

Pero él, ya no era uno.

En la mente de Jeon | KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora