5. Créditos Extras.

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- ¡Oh! Tu amor Mío…
Me has desilusionado…
Cuando yo te he querido…
Tú quien nublaba mi razón…
Matas esa bella sensación.

No esto no es un escrito, esto es el comienzo del fin de mi vida. ¡Ay! Qué vergüenza no puedo creer que toda la clase tuvo que escuchar eso tan deprimente, ni Shakespeare escribió algo tan corta venas en su vida.

Entonces como si Dios quisiera apiadarse de mí, los aplausos se hicieron presentes aumentando cada vez, pude soltar el aire que contenía y relajarme, ya me dolían los hombros de lo tenso que los tenia y agradecí a todas las deidades y religiones por
tener un amigo atractivo.

En la clase de literatura, la profesora Cecily nos mandó como asignación del día ubicarnos en pareja para realizar una poesía o poema cada uno por individual, el cual se lo entregaríamos a nuestro compañero para lo que lo leyera en frente de toda la estúpida clase y que este hiciera un análisis sobre lo que quiso reflejar el autor.

Para mi suerte, comparto esta clase con Cris. Así que se podrán imaginar aun atractivo chico alto y de contextura musculoso, leyendo con una seriedad tan impresionante un poema que parece que de sus labios salen unas palabras tan cautivadora. No culpo a todo el público femenino frente a nosotros, soltar suspiros y
aplaudir tan fuerte que sus palmas estén rojas.

¿Saben qué? Ya me volví a tensar, por el simple hecho de que Cris me veía fijamente con esos ojos color miel mientras fruncía un poco sus espesas cejas azabache, sabía perfectamente lo que transmitía su mirada y repentinamente tenía la garganta seca.

- Muy bien señor Johansson – hablo la profesora Cecily apoyando su peso en el escritorio mientras estaba de brazos cruzados viéndonos - ¿Qué cree que reflejo su compañera en su trabajo?

No, no lo digas por favor.

Vi a Cris con ojos suplicantes, pero él ya no me observaba sino a mi cuaderno como si pensara y analizara, teníamos todas las miradas de la clase puesta en nosotros…

- Traición, decepción y tristeza – comenzó a hablar, sentí mis labios calientes por mi propio aliento y apreté un poco la libreta en mis manos – algo muy fúnebre con
respecto a un amor – lo vi apretar los labios como si se estuviera conteniendo, ni siquiera me veía a los ojos sin mencionar su expresión sombría - la tétrica realidad de
una traición amorosa.

Me vio por fin a los ojos, me sentía horrible. Aunque ustedes saben a lo que en realidad me refería con ese poema, quise decir algo pero la puerta del salón fue abierta llamando la atención de todos los presentes.

Vi al ser que ocasiono todo este mal entendido caminar con indiferencia hacia el puesto vacío en el fondo, apreté más la libreta en mis manos y tense la mandíbula mientras lo seguía con la mirada.

Si las miradas matasen, este imbécil estuviera tres metros bajo tierra.

¿Por qué soy tan idiota? Simplemente viéndolo me da ese sensación de que te falta el aire, pero también tengo una insaciables ganas de golpearlo hasta el cansancio.

Nunca había creído en el Amor-Odio no sabía que se le podía odiar tanto y a la vez tener un sentimiento similar al afecto.

- Señor Sanders. – hablo la profesora Cecily – Bonita forma de irrumpir en mi clase y pasar como si esta fuera su casa.

Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora