37. Golpes incompetentes y Palabras Hirientes.

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Lacey.

Al entrar a la cafetería rápidamente ubique a mis amigos sentados en la mesa que usualmente utilizábamos, camine a toda prisa hacia ellos, Gina estaba en un extremo de la mesa aun lado de Dina tomándose de las manos, Cris estaba al otro extremo de la mesa comiendo y Paul en uno de los puestos del medio.

Les llegue lanzando mi bolso en la mesa con brusquedad, todos me vieron sorprendidos y yo trataba de calmarme, respirar mejor, no cometer homicidio accidental por los momentos.

- ¡Wou! Respira. – hablo Paul.

- ¿Qué tienes? – pregunto Dina curiosa de mi estado.

Me frote las sienes buscando calmarme, tomando varias respiraciones profundas.

- Tu primo y sus cosas me van a causar un aborto. – murmure suspirando.

- ¿ah?

- Nada. – dije lo suficientemente alto para que me escuchase. – Solo que todo me estresa.

- A ti todo te estresa y no tienes que esperar a que acepten las solicitudes para la universidad te sean aceptadas. – hablo tomando un trozo de zanahoria de su almuerzo. - ¿Sabes que es lo peor de todo? – alce una ceja. – Damien aplicara para la NYU.

Una exagerada reacción de shock invadió mi rostro, mezcla eso con la indignación y tendrás una expresión un poco parecida a la del asco, pero la verdad es que eso solo fue fuego para la cólera, sé que New York es una ciudad bastante grande aun así la vida es una mierda y lo más probable es que nos encontremos así las universidades estén de polo a polo.

- ¿En serio? – pregunto Paul con la boca llena.

- Creo que la idea de no salir del apartamento suena tentador. – recite forzándome a sonreír para no demostrar lo mucho que me desagradaba la idea, voltee a ver a Cris quien permanecía callado comiéndose un sándwich – Tu y yo tenemos una conversación pendiente.

- Ahora no, que estoy comiendo. – el tono frio de su voz me sorprendió. – Deberías ir a comprar tu almuerzo, no queremos que recaigas.

Lo señale con un dedo acusador queriéndole decir algo, pero preferí callarme, deje mis cosas en la mesa y soltando un bufido me dirigí hacia la fila de personas, para mi desgracia la persona frente a mí no me daba alegría eufórica de verla.

Tiara me observo de pies a cabeza con los brazos cruzados, no sé si creería la última Pepsi del desierto o el atuendo más caro de la línea de verano de Carolina Herrera, pero bueno, su poca autoestima me sabe caquita.

- Felicidades por la beca. – dijo con un falso tono de felicidad al igual que su sonrisa. – Espero que en New York puedas estudiar y criar al niño.

Solté un suspiro mientras me forzaba a sonreír, el reloj de la cuenta regresiva de una bomba sonaba tictac en mi cerebro.

- Gracias. – me limite a decir.

- ¿Y cómo tomaron los padres de Paul la noticia?

Tictac… Tictac…

- Como todo padre lo haría. – respondí entre dientes, voltee a ver hacia la mesa en busca de ayuda, pero los chicos estaban distraídos.

- Bueno. Siendo sincera. – cosa que nunca lo eres, fue lo que pensé al escuchar eso. – Nunca me imaginé a Paul con hijos, de hecho no me lo imagine criándolos, tal vez con unos cuantos con distintas mujeres, pero siempre huyendo de la responsabilidad, así que no te sorprendas si un día desaparece.

Pase saliva y antes de voltear a verla, ella con su estúpida sonrisa de superioridad y yo aquí volviendo un manojo de ira a punto de hacerle un lindo tratamiento odontológico.

- Bueno, agradezco el consejo que no te pedí. – gruñí con sarcasmo.

- ¡Dios! Eres igual de odiosa que Damián. – recito y yo apreté los puños sintiendo como las uñas pinchaban mis palmas. – En serio querida. Lamentablemente tu vida se
ha vuelto tan deprimente, primero Cris te engaña con Emma, luego casi fuiste arrollada por Sanders, te volvieron a engañar en el baile de invierno, descubres que tienes otro hermano y terminas embarazada.

Tictac… Tictac…

Juro que el Diablo me estaba susurrando al oído que la matase y del otro lado al Señor diciendo: Tenéis que amar al prójimo.

Pero lamentablemente el prójimo me está dando muchas razones para no amarlo con el corazón, sino con mi puño impactando con una zona que verdaderamente le duela.

- Tiara nadie pidió tu opinión. – dije cortante para evitar cometer ese homicidio accidental.

Considere entre mi misma que alejarme de ahí era la mejor de mis opciones porque estaba haciendo un gran esfuerzo por no lanzarme encima de ella y quitarle todo lo
falso que tenía, aunque me sonaba una excelente idea arrancarle también lo que no era falso.

Así que di media vuelta y me regrese por donde había venido, pero no llegue muy lejos ya que la perra maniática del control me hizo detenerme.

- ¡Ay! Por Dios, no engañas a nadie. – sentí como las palmas me ardían debido a que mis uñas estaban perforando mi carne. – No estas embarazada de Paul.

Dicho eso toda la cafetería, absolutamente toda la cafetería hizo silencio y volteo a vernos, yo di vuelta en el mismo sitio y la vi con los ojos entrecerrados en una clara advertencia de que se estaba ganando un escarmiento a lo Flores.

- Te revolcaste con Damián y no les importo lo mínimo que fueran hermanos. – me volví un toro furioso, la sangre me corría hirviendo por las venas, la respiración se me hizo un desastre. - ¡Qué asco y que puta!

Las personas comenzaron a susurrar, verme como si fuera una abominación, a decir cosas que eran hirientes.

Tictac… tictac… tictac… ¡Bom!

En menos de tres zancadas ya estaba frente a ella, la tome del cuello de su camisa lanzándola contra la pared y alce mi puño dispuesta a darle en la cara, pero lo menos que espere paso, fue porque fui incapaz de pegarle y me sentí herida verdaderamente, la solté mientras que las lágrimas se instalaron en mis ojos y ella me observo sorprendida de no haber reaccionado completamente como esperaba.

- ¡Te equivocas! – una voz a mis espaldas nos hizo voltear a todos. – Yo soy el padre. – Cris estaba ahí parado con una pose relajada.

- ¿Qué hablas? El padre soy yo. – grito Paul desde la mesa. – Lo siento, Tiara. Ella es más interesante.

- ¡Por Dios! Cállense, si ese hijo es mío. – soltó Gina sentada sobre la mesa.

Miradas de confusión y algunas risas invadieron el lugar.

- ¡Biológicamente eso imposible! – chillo Tirara.

- ¿Así? Pues, moralmente eres una perra de lo peor. – le respondió bajándose de la mesa para acercarse. – Con poca dignidad, sin amigos, porque nadie te quiere y estas
herida porque te utilizaron como el condón de esa noche que te follaron en el baño de la plata alta.

Un montón de ¡Oh! Se escucharon por toda la cafetería, la expresión dolida de Tiara fue algo que aunque suene cruel, lo disfrute por unos segundos, ya que las puertas
fueron abiertas y la atención cayo en la persona que entro, Damien observo a todos extrañado por las repentinas miradas y luego me vio a mí.

- ¡Oh! El hermanito incestuoso vino a defender a su hermanita incestuosa. – se burló Tiara.

- ¡¿Disculpa?! – grito Luke parado sobre una mesa. - ¡Oye Hilton! Antes de regar rumores porque no te enteras bien del chisme, Damián no es nuestro hermano y si a alguien más le interesa la prueba de ADN se las puedo traer mañana, Tiara solo hace
esto porque Paul la rechazo, porque Damián la rechazo, porque todo el mundo la rechaza y envidia a las demás personas, porque no es el centro de atención y la única forma de serlo es dejando en ridículo a los demás para sentir que lo está haciendo ella.

En momentos como este, te das cuenta de quienes son tu familia y amigos, aquellos que no temen arriesgarse para protegerte, tanto física como verbalmente.

- ¡Oh! Me dolió y no fue a mí, bicth. – grito Dina y las burlas comenzaron.

- ¡¿Todo esto porque estas dolida?! – indago Damien desde donde estaba. - ¡Pasen el número de un psiquiátrico! Esta mujer es peligrosa para la sociedad.

Vi fijamente a Tiara quien no quitaba una mirada de odio dirigida a mí, sorbí mi nariz y le dije: - Me das lástima, porque perdiste a quienes te fueran apoyado solo por no saberte controlar.

Dicho eso no pude disfrutar de una salida triunfal o que ella pudiera salir corriendo porque las puertas de la cafetería volvieron a ser abiertas, solo unos pocos prestamos atención y supimos que significaba.

Problemas.

- ¡Silencio! – Smith grito y todo el mundo hizo caso, observándolo con atención- ¡Hilton, los Flores, Johansson, Anderson, Clark, Adkins y Sanders! A mi oficina ahora. – todos nos vimos antes de reaccionar, para luego tomar nuestras cosas y salir de la cafetería.

Al caminar por los pasillos Luke llego a mi lado y me paso el brazo por la cintura, yo pase mi brazo por sus hombros.

- Gracias. – fui sincera.

- Regla nº 2 de los Flores. – me recordó haciéndome reír con nostalgia. – Un hermano no se deja solo…

- En las buenas y en las malas… - seguí abrazándolo más fuerte.

- Y en las que están de la mierda. – completo.

(…)

En la tarde al salir de castigo, todos observamos el cielo viendo que ya era tarde, los únicos que quedábamos en la secundaria éramos nosotros y los profesores, Tiara a zancadas grandes camino hasta su auto mientras que el resto la observábamos.

- Le va a dar un soponcio. – comento Dina con las manos metidas en su chaqueta de cuero.

- Por mí que le dé y que se vaya a la surra. – masculle sosteniendo mi mochila en mi mano.

- A mí ni me importa, de toda forma los castigos de Smith son de la mierda. – hablo Paul a mi lado.

Nos quedaba una tarde más de castigo y teníamos que dar una charla acerca del bullying frente a todos los alumno en el auditorio y sus consecuencias, eso fue gracias
a que Dina, Cris y yo entramos en modo negociación extorsionista, ninguno iba a quedar atrás en esta guerra si tendríamos consecuencias serían mínimas.

- Creo que el director Smith me tienen rabia. – espeto Luke parado en medio de Dina y Damien.

- Eso es normal, también le tenía rabia a los gemelos. – respondió Cris a mi otro lado.

- Se va morir cuanto trate con Lili entonces. – las burlas de Gina quien estaba en medio nos hicieron reír.

- ¿Se dieron cuenta que todavía la estamos observando cómo idiotas? – pregunto Damien con las manos metidas en los bolsillos delanteros de sus jeans.

- Sí. – coincidimos el resto y cada quien comenzó a caminar hacia los autos despidiéndonos.

Vaya que este había sido un día bastante largo, al entrar en el auto de Cris el silencio nos invadió mientras nos dirigíamos a casa, nadie dijo nada y no nos sentíamos incomodos, de hecho el silencio era agradable después de meses de drama, peleas y miedos, sentí que en ese momento pude respirar aire fresco y sentirme
segura al tener amigos tan fieles.

Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora