Lacey.
¿Qué misterios ocultas en el cielo de tu mirada?
En ti hay más peligros de los que quisiera estar cerca.
Eres como una pequeña pastilla de éxtasis en medio de una bolsa de mentas.
Respire profundamente despertando, mi corazón golpeaba en mi pecho, el sudor frio por mi frente y sin mencionar que mi respiración era un desastre. Observe el entorno a mi alrededor confirmando que estaba en mi habitación, la luz que entraba
por mi ventana me confirmo que ya era de día y en cuanto me gire para tomar mi celular de la mesa de noche vi que horas eran.
7:55 am.
Suspire volviendo a apoyar mi espalda en el colchón antes de pasar la mano por mi rostro, no había dormido nada en lo que me quedo de la noche, estuve rodando en mi
habitación por varias horas llorando del miedo y cuando por fin decidí acostarme no me llegaba el sueño, me sentí asqueada conmigo misma y no solo por lo que paso en el club, sino también por el hecho de que estuve con quien ahora me entero que es mi hermano.
Una presión en el pecho me vuelve a invadir, las ganas de llorar me llegan sintiendo como me temblaba el labio inferior, pero esta vez decidí respirar profundo y calmarme poco a poco, ya había llorado bastante para mi gusto y aunque me sintiera un poco más liberada luego eso no cambiaría nada, porque las cosas que sucedieron se
quedaron en el pasado para atormentarme.
Me di por vencida de que dormiría hoy, así que decidí levantar y arrastra mi miseria conmigo en dirección al baño, cuando me vi en el espejo me asuste porque no parecía yo, era una persona diferente y con mucha infelicidad, pues, la piel de mi rostro se veía pálida al contraste con las grandes ojeras bajo mi ojos y el gran golpe de mi mejilla, no podía decir que era un morado, pues eso era una mezcla de colores entre el verde,
violeta y rosado.
- Demonios... – masculle viéndomelo detalladamente.
No tenía idea de quien era la chica reflejada en el espejo, porque esa no era Lacey, parecía un versión paralela de mí y muy macabra.Las marcas por mis brazo me hicieron inspeccionarme, tenía morados de dedos que me había agarrado bruscamente, todo eso estaba en mi, sin mencionar lo horrible sensación en mi estómago junto al dolor de cabeza producido por las cantidades
industriales de alcohol que había consumido.
Tome el cepillo de dientes y decidí comenzar a hacerme un bien, pero en medio de aquello las arcadas me atacaron y hacerlo se volvió difícil, hasta que llego el punto donde deje de hacerlo y me senté frente al inodoro a ver si vomitaba, estuve un largo rato en eso, pero no sucedía.
Me estaba comenzando a sentir más miserable al ni siquiera poder vomitar, cuando la puerta fue abierta y con ella otra arcada que si pudo con todo.
- Carajo. – la exclamación ronca me hizo reconocer la voz de Logan y por fin pude vomitar, se sentía horrible porque cuando creí que pararía otro largo chorro salió. –Vamos te sentirás mejor. – musito recogiéndome el cabello y aunque lo agradecí
internamente el recuerdo de como anoche aquel sujeto me tiro de este me llego.
No pude seguir vomitando porque en seguida lo aparte, cayendo sentada sobre los azulejos para mirarlo, mi pecho subía y bajaba. Cuando me confirme a mí misma que no pasaba nada y que estaba a salvo, decidí ver por fin la expresión de mi hermano.
- Oye, tranquila. – asentí pasándome el dorso de la mano por la boca. – Te ayudo a levantarte. – Su gesto me hizo darme cuenta de que Logan estaba tratando de hacerme sentir mejor, dejando atrás su enojo de anoche. Ya estando de pie se percató de las
marcas en mis brazos y me acaricio el hombro buscando consolarme. -¿Estas bien? – asentí, pero las lágrimas me traicionaron, rodando por mis mejillas y sintiendo miedo.
Logan suspiro y me atrajo a él para abrazarme, no me queje, de hecho me aferre a él como si fuera la única esperanza que tuviera ahora, mi hermano acariciaba mi espalda
y no dijo nada, tampoco era que lo necesitara, pues me sentía segura ahí en silencio, sentí sus labios sobre mi despeinada cabeza dejando un beso.
- Suéltalo todo, Lays. – me susurro. – Suéltalo.
(…)
Nadie menciono lo que pasó, tampoco era que quería eso pasara, pero a lo que me refiero es que siguieron su vida como si no pasara nada. Más o menos.
Estaba en el sofá sentada quitándome el esmalte de las uñas con Lili peinándome, porque no tenía ni siquiera ánimos para eso, me había bañado y era porque no aguantaba el olor de sudor junto con alcohol que emanaba mi cuerpo, me hacía recordar lo de anoche.
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Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]
Teen FictionLa adolescencia comienza a los doce años y termina a los diecinueve, cada año trae 365 días, es curiosos cuando lo piensas de este modo porque entonces resulta que tienes 2922 días (contando el año bisiesto) para ser adolescente entonces tienes esa...