33. Esperanza y Desgracia.

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Damien.

El concurso de debate del condado, es una de las actividades más importantes de entre secundarias, pues atraía la atención de muchas universidades, como la NYU, UCW, Princeton, Berkeley, Columbia, Stanford, entre muchas otras y era como esos juegos de la feria donde los representantes de cada una de esas universidades elegirían como premio solo a los mejores.

Ya eran las finales y se estaban celebrando en el estadio de soccer de Ray Deverson al ser uno de los más grandes, solo tres secundarias habían podido destacar hasta ahora y estaban compitiendo por el premio, o bueno casi todas. Jell Brown, Ray Deverson y Stoul High eran los contrincantes, como representantes de la nuestra
estaban Kate McKay, Henry Tomas, Ben Castro y Lacey Flores.

Los estudiantes que habíamos asistido permanecíamos sentados en las gradas apoyando, a excepción de mí que me limitaba a ver desde la distancia como ella practicaba mientras que los de Stoul High y Jell Brown competían, no le prestaba
mucha atención a la competencia en realidad era en ella.

Ser padre.

En realidad era algo que nunca me había formulado, no sabría cómo expresar con gesto lo que las palabras de Lacey causaron en mí hace dos días, me daba temor no precisamente la responsabilidad de hacerme cargo, sino que yo no sería el mejor ejemplo de padre, ¿Que le podría transmitir? Si viví años con rencor contra los Flores, sino tengo una buena relación con mi madre, con tantos traumas, si le cause tanto daño a ella.

Yo les di mis razones por el cual fue ese trato, excusándome como un imbécil que no tenía idea de lo que mis palabras le habían causado, porque no esperaba sentir atracción hacia ella y que eso estuviera en viceversa desde hace años, solo porque quería que no se fuera, ahora todo tomaba un nuevo nivel de problemas porque si en realidad éramos familia, ese bebé tendría problemas, sin mencionar el revuelo que causaría en su familia como en la mía.

Me pase las manos por el pelo con frustración, viendo como Lays le decía algo a uno de los compañeros de equipo antes de levantarse de su lugar y alejarse, caminando en dirección al edificio y no pude evitar querer salir corriendo tras ella, de hecho ya estaba dispuesto a irme pero fui jalado de mi chaqueta siendo obligado a sentarme nuevamente en mi lugar.

- Calmado pueblo. – me pidió y solté un gruñido de fastidio.

- Déjame en paz. – masculle volteando para observarla, ella estaba distraída en su celular sin prestarme mucha atención todavía sujetándome de la chaqueta.

- Relájate que lo hago por un bien. – me respondió Dina volteando a verme.

En momentos como estos en serio odio que Dina me conozca tan bien que sepa cuáles son mis intenciones, sabe cómo retar mi mal carácter y contrarrestarlo manteniéndose tan calmada como si no le importara.
Su celular volvió a pitar anunciando que le había llegado algo y sin perder tiempo lo vio, me había percatado que tenía días así y no pude me contuve en preguntar: - ¿Quién te escribe tanto? Tienes una adicción al celular desde hace un tiempo.

Rápidamente ella respondió el mensaje y se guardó el celular para dirigirse hacia mí. – Eso no es tu problema. – su tono me dio cólera, sin mencionar que de por sí ya estaba de mal humor.

- Pues lo que yo vaya a hacer tampoco es tu puto problema. – gruñí soltando mi chaqueta de su agarre.

- Damien tu cara de trasero y gruñidos de perro rabioso no significa que tengas razón en hacer lo que piensas. – musito cruzándose de brazos para observar la competencia.

– Ella te pidió que te alejaras, respeta su decisión porque pareces un psicópata acosador impulsivo.

Suspire frustrado pasándome las manos por la cara aceptando que tenía razón, el tics nervioso en mi pierna demostraba mi desespero, pero me contuve, trate de prestarle atención a la competencia, pero mi mente estaba tan distraída que ni siquiera la entendía.

- No puedo. – masculle. – Parecer un jodido psicópata acosador impulsivo se está volviendo mi hábito. – trate de volver a levantarme, pero Dina me volvió a jalar de la chaqueta obligándome a sentarme. - ¡Mierda Dina! Ya no aguanto.

- Este es tu Karma, Damien. – espeto mirándome con una enorme seriedad que me sorprendió. – La despreciaste desde hace años, ahora acepta que la perdiste por muchas razones y que ella quiere seguir adelante. Ese es uno de los problemas de los seres humanos, no nos damos cuenta de lo que teníamos hasta que lo perdemos.

Me rodé en mi asiento suspirando, ya no me reconocía, no podía haber llegar a esto por una simple chica. ¡No! Ella no es una simple chica, ella es Lacey, una cabeza dura que no deja nada ir, que no teme decirte las cosas en la cara, una que se traga su
orgullo si es necesario, que es inteligente, hermosa, determinada, ella es todo eso para mí, ella es mi Florecita y aunque me parezca que estoy peor que Shakespeare en estos
momentos, lo acepto y soy hipócrita doble moral que dijo que la odiaba con todo.

Vaya que la vida da tantas vueltas que te marea y no te das cuenta donde estas parado actualmente sino lo meditas, aun así puede que cuando te des cuenta este dando otra vuelta.

Hice un gran esfuerzo mental por negarme a salir corriendo en dirección a donde Lacey se había ido, por lo menos hasta que volvió y me percate que ya a nuestro equipo le tocaba competir, porque Jell Brown le había dado hasta por la identificación a los de Stoul High.

Entonces me hice consiente de la competencia cuando la vi subir al escenario sentándose en la mesa que les tocaba, ignore lo que dijo el presentador por unos minutos detallándola como se mordía el labio inferior. ¡Maldita sea! Ya hasta tenia
vista biónica para acosarla a la distancia con todo detalle, me estoy volviendo un enfermo.

Luego de que el presentador dio todo su discurso acerca de que Ray Deverson y Jell Brown siempre habían sido altos contrincantes en esta competencia luchando cada año por la victoria y blablablá, mierda, blablablá, prosiguió a comenzar la primera ronda de preguntas.

- ¿Cómo se llama la capital de Suecia la cual comparte nombre con el síndrome que obliga a una víctima enamorarse de su secuestrador? – pregunto y las palabras no habían terminado de salir de su boca cuando ya Ray Deverson había tocado el botón, Jell Brown vio hacia la otra mesa sorprendidos debido a la rapidez de la mano de Lacey.

Reflejos de jugador de Futbol Americano. No pude evitar sonreír ante mi pensamiento, vaya que si actuaba rápido, sin pensarlo mucho, sin dudarlo. Mis respetos Flores.

- Estocolmo. – respondió siendo una pregunta acertada.

- Un ejemplo de ello. – le pidió y una sonrisa se formó en el rostro de Lays.

- La historia de la Bella y la Bestia.

Como un idiota me reí debido a la expresión de superioridad que le demostró a Jell Brown, estaban jodidos, ella era el puto mejor promedio de Ray Deverson y a menos que tuvieran a menos que tuviera a Einstein y Stephen Hawking, esto fuera más interesantes.

  ¡Joder! Ya hasta apostaba todo por ella, Dina tenía toda la razón soy un puto psicópata acosador impulsivo de mierda.

Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora