En cuanto termino la cena, me fui con Damián a la entrada. Fue una extraña y muy incómoda situación la que vivimos, todavía no supero la cara de Luke cuando entro en la cocina y lo primero que noto fue nuestro invitado.
Por lo que él tenía entendido Sanders y yo nos teníamos la tercera guerra mundial montada, entonces sucede que estaría en nuestra casa cenando junto a mí (literalmente) mientras nos comportábamos como los mejores amigos de toda la vida. Luego de casi haberme atropellado, luego de que lo humille en medio de la cafetería,
luego de que casi me mata realizando un acto tan simple como lo es abrir una puerta.- ¿Y ahora qué? – Inquirí cerrando la puerta a mis espaldas para seguir cojeando para llegar a su lado.
- No lo sé, no conozco a ningún médico – respondió metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta - ¿alguna idea? – Negué – ¿para qué pregunto? – ironizó así que lo mire entornando los ojos. – No te avergüences de tu falta de inteligencia, ya todos sabemos tu condición.
Si se “supone” que estamos haciendo una tregua mientras tenemos que hacer lo de la tutoría, también deberíamos dejar los insultos a un lado. Pero ahora me queda claro
que en el minúsculo cerebro de átomo de Damián eso no lo ha entendido.- Bueno, si tanto te molesta te puedes largar – espete con una fingida amabilidad mientras me giraba – y así yo vuelvo adentro para…
- No. – me interrumpió tomándome del brazo, yo quede instantáneamente paralizada, así que lo vi a sus ojos azul casi grisáceo y luego a su mano – Ya le dije a tu madre que me encargaría de tu pie.
Asentí sin decir nada, siéndole sincera el simple hecho que me hubiera tocado me removió las emociones ocultas bajo mi odio hacia él. Me sentí estúpida y a la vez molesta conmigo misma por sentir eso que claramente no sería correspondido.
- Creo saber que podemos hacer. – Hablo hundiendo un poco las cejas – Solo no actúes como una dramática chillona histérica por un rato bien largo y no preguntes.
- Sí, Señor Grey – Espete sarcástica fingiendo una sonrisa para luego poner los ojos en blanco.
- Y luego el que demuestra el odio soy yo – gruño soltándome.
Hizo un ademán para que lo siguiese hacia su auto, mamá ya sabría que saldría con él por el asunto del pie, así que por eso no me moleste en avisar.
Damián camino como si nada de manera rápida entrando en su auto y cuando se inmuto a mirarme cayo en
cuenta que yo no podía caminar rápido. – Haber vieja con párkinson no tengo toda la noche – las ganas pudieron más que yo, así que le mostré ambos dedos del medio mientras rodeaba el auto.- Te recuerdo quien me dejo así – gruñí entrando en el auto.
- McMariscal o tal vez la papa frita gigoló – respondió girando la llave en el contacto, no tenía que ser un genio para entender lo que insinuó con ese comentario, así que con mucho gusto cerré la puerta tan fuerte que pude haberle roto el vidrio a la ventana. - ¡¿Qué mierdas te pasa?!
- ¡En primer lugar, yo no he soltado un comentario insultante en todo el rato o no de formo defensiva! – ladre tomándolo por sorpresa, incluso hice que cambiara el semblante – Segundo – me calme un poco – mi vida sexual no tiene nada que ver con mi pie, así que utiliza la neurona más sensata de tu cerebro que duerme bajo todo ese
sarcasmo antes de decir algo que tenga coherencia y tercero, si vamos a estar conviviendo estos días te sugiero que dejes tus estúpidos comentarios a menos que no quieras que te meta el diccionario más grande que consiga junto a tus insultos por
donde el sol no te pega y las bendiciones de Dios no te llegan – amenace harta.
ESTÁS LEYENDO
Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]
Teen FictionLa adolescencia comienza a los doce años y termina a los diecinueve, cada año trae 365 días, es curiosos cuando lo piensas de este modo porque entonces resulta que tienes 2922 días (contando el año bisiesto) para ser adolescente entonces tienes esa...