34. El juicio y Las sorpresas.

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Lacey.

Respire profundo viéndome al espejo, me pregunte seriamente ¿Quién eres?

Porque en realidad ya no tenía idea de donde había quedado la chica alegre, divertida, confiada y con una vida tranquila que era hace ya unos meses, la versión de mí que ahora estaba ahí reflejada en el espejo era una chica con la mirada apagada, dándole sonrisas falsas al mundo, que estaba sintiendo muchos nervios y su vida se había vuelto un completo drama de Telemundo.

Me inspeccione con detalle, era hoy el día. Mi cabello peinado de forma impecable en una coleta alta, llevaba puesto unos jeans, una camisa blanca algo holgada, junto a una cazadora marrón, usualmente la gente va al juzgado vestido de forma formal, pero no tenía ánimos, mucho menos ganas de seguir con eso.

Mentalmente me apoye a mí misma, dándome ánimos para en cuanto el juicio comenzara y me llamaran a declarar, decir mi historia mientras observaba al hijo de puta ese a los ojos para que no olvidara el rostro que lo mandaría a pudrirse en la
cárcel.

El celular comenzó a sonar haciéndome dar un respingón, lo tome del tablero del auto para ver quien me estaba llamando, gruñí en frustración, al descubrir que era
Damien así que le corte la llamada por novena vez en el rato, ¿Cuándo va a entender que hablaba en serio? Yo me voy a alejar de él y no tengo intenciones de volver aquel oscuro agujero de masoquismo.

Decidí bloquear su número para que no me entrasen las estúpidas llamadas, también lo hice en Whatsapp y me pregunte a mí misma ¿Por qué razón no lo había hecho antes? Supongo que no lo recordé mientras estaba sumergida en mi miseria.

Metí el celular en mi bolso cuando observe afuera a las personas que estaban paradas en la puerta de entrada de juzgado.

- Cariño, ya es hora. – me aviso mi madre así que asentí como respuesta. – Tú solo pasa con la cabeza en alto y no digas ninguna palabra, Ryan nos espera en el interior.

Con eso dicho abrí la puerta del auto y me baje, sujete con fuerza mi bolso
caminando hacia las escaleras que nos conducían a la puerta, rápidamente los periodista corrieron al vernos y me limite a bajarme las gafas de sol que estaban sobre mi cabeza, como buitres alimentados por la carroña polémica como lo es el juicio de unos violadores abusivos nos rodearon haciéndonos preguntas con sus cámaras apuntando para fotografías, fui lo más cortes que pude atravesándolos.

Sabía que esto era los que les llevaba el pan de cada día a su mesa, pero en serio, los periodistas son una mierda, solo buscan el menor fallo para poner en el primera plana de un periódico sin importarles los sentimientos ajenos. Así que me contuve a sacarle
el dedo a cada uno y mandarlos a la surra junto con sus madres.

Al entrar sentí que respiraba mejor mientras me dirigía hacia el señor Ryan, el padrastro de Cris quien estaba esperándonos junto a todos los de la fiscalía y aquellos que entrarían a ver el juicio, sin mencionar a los acusados con su abogado de oficio.
Agradezco que el señor Woods allá aceptado hacernos el favor de representarnos sin mencionar la gran suma de dinero que le pagara el estado por esto.

- Espero que no hayas dicho nada. – musito el señor Ryan cuando llegamos a su lado.

- Estuve así. – hice énfasis al pequeño espacio que separaba mi dedo índice del pulgar. – De partirle el lente de la cámara a una ridícula por tomarme una foto directo al rostro.

- Contrólate, Lacey. – me pidió.

Justamente fuimos llamados para entrar y sin decir más lo hicimos, todo el mundo se acomodó en su lugar, para luego levantarnos en cuanto el juez entro como si fuera el todo poderoso Dios, dando comienzo al juicio, el abogado Woods dio todo su
discurso, mostrando pruebas de lo sucedido para demostrar que los hombres eran un peligro para la población femenina, aunque el abogado de oficio que tenía solo resalto el hecho de que estaban bajo los efectos de narcóticos y la agresión que sufrieron, haciendo el menor esfuerzo posible para demostrar su inocencia la cual era inexistente.

Todo estaba saliendo tal cual eran el curso de las cosas mientras yo observaba con atención la expresión del juez, cuando fui llamada al podio para declarar jurando con la mano sobre la Biblia que diría la verdad a toda costa y decir mi historia. Así que me obligue a mí misma no quitarle el ojo a esos desgraciados mientras estaba hablando con toda rabia, luego de más de hora y media de juicio se pidió un descanso para el jurado tomara una decisión.

Sin poder aguantar más salí a toda prisa de esa sala, esos horrendos seres miserables me revolvieron el estómago con una increíble fuerza, tuve que correr hacia el baño y vomitar en el primer cubículo que vi, ya hace mucho había superado esta
etapa, pero al parecer el horrible recuerdo de aquella noche me hizo un mal al estómago.

- ¿Cariño, estas bien? – pregunto mi madre en cuanto me alcanzo, ya había parado de vomitar y me limite a asentir mientras bajaba la cadena. – Ya falta poco, te aseguro que no saldrán de las rejas y no te culpo porque te enferme verlos. – sus palabras de ánimo solo me hicieron pasar por su lado con la cabeza gacha para enjuagarme la boca en el lavabo. – Si eres tan fuerte para mantenerte intacta en medio de la sala, no
dudare que serás una excelente abogada.

No pude responder nada ante eso, solo escuche que la puerta del baño fue tocada y la voz del señor Woods avisándonos que ya habían tomado una decisión, no me sorprendió lo rápido que coincidieron porque no tengo duda de que todos pensaron lo
mismo que yo y eso era que esos dos seres no merecían estar en las calles haciendo daño.

Así que nos dirigimos hacia allá y como había dicho el jurado había tomado la misma decisión que yo, así que el juez dio su condena y no me sentí decepcionada, porque no es tanto el tiempo que pase en la cárcel, pues como dijo el señor Ryan el
que las hace afuera las paga en la cárcel, porque los presidiarios no todos son buenos, mucho menos amigos, así que no le sorprendería que los humillaran por lo que
hicieron.

Al final de todo nos fuimos a casa, mamá estaba aliviada de que todo hubiera salido bien, mientras que yo observaba por la ventana descartando uno de los tantos problemas que estaban rodeando actualmente mi vida, mi celular sonó y lo saque para
ver de qué se trataba, al notar que era un mensaje muy importante de Jade no pude evitar ver de reojo a mi madre.

Los resultados ya están listos, te lo paso cuando llegues.

Muy bien, era la hora de la verdad y eso no era solo conmigo, era con Melisa McCain en gran parte, porque a ella le afectaría aún más lo que yo diría, los nervios volvieron a instalarse en mi garganta como un nudo que apenas me estaba dejando respirar, trate de formularme un plan para decírselo, pero de ninguna manera se escuchaba bien, todo estaba de la mierda.

Así que en cuanto el auto se detuvo en casa, rápidamente abrí la puerta. - ¡Iré a darle la noticia a Jade! – anuncie corriendo en dirección a casa de los Reed, no escuche lo que dijo solo toque el timbre con rapidez y espere, cuando la señora Reed me vio me
dio una cálida sonrisa.

- ¿Cómo te fue en el juicio? – inquirió, los Reed había puesto cargos, pero no quería que Jade quedara en la portada de un periódico si iba al juzgado a declarar, sabían que era muy difícil para ella.

- Bien. – me limite a decir algo agitada. - ¿Y Jade?

- Esta allá arriba, pasa. – me invito y agradecí.

Me contuve no subir las escaleras como si llevara un petardo en el trasero, como una persona decente subí y en cuanto llegue a la puerta de la habitación de Jade no me moleste en tocar simplemente entre consiguiéndola en ropa de casa frente a la laptop leyendo algo.

- Ya estoy aquí. – avise captando su atención.

Lance mi bolso a la cama, algunas cosas se salieron de este. Camine hasta estar frente a ella quien me tendió un sobre que aún permanecía sellado, respire profundo y sin rodeos lo abrí, pero en cuanto estuve a punto de leer el resultado me acobarde
debido a los nervios, rápidamente pensé en mis dos opciones, si era positivo tendría que decirle a mi madre, ir a una clínica para abortar y seguir con mi vida, sino era así
tendría que decirle a mi madre, tenerlo para darlo en adopción y seguir con mi vida adelante.

Sinceramente no quería ir a esa clínica, pero tampoco quería experimentar el dolor del parto o cesárea, de todas formas estaba jodida al cien por ciento, así que tome mi
miserable trasero y me senté sobre la cama, Jade todavía estaba esperando a la expectativa, pero sin decir nada para no presionarme.

Se supone que esta no era la edad donde recibiría sorpresas que me cambiarían la vida, eso era más adelante y ya a mis dieciocho había recibido dos, esperaba que esta
fuera la última porque si recibía otra no viviría para la siguiente.

- Vamos, Lays, tienes que hacerlo. – me alentó mi cuñada, las manos me temblaban y pase la vista por cada cosa aquí detallándola, pensando en que si o si debería decírselo a mi madre, mi vista cayo en el celular que se había salido de mi bolso y entonces me pregunte, ¿Cuál era la insistencia de Damien?

Lo tome entre mis manos y entre en el buzón de mensajes, no sé si la gente sigue dejando mensajes, pero me sorprendió que Damien si lo hiciera y muchas, tenía la curiosidad de lo que me diría y sentía que escuchar su voz me daría fuerzas para por fin leer esto.

Sin prestarle mucha atención escuche el primer mensaje mientras busque de una vez por todas el resultado, leyéndolo claro y preciso.

- ¡Lays! Sé que no me quieres escuchar, mucho menos ver, pero tienes que saber ¡Tú y yo no somos hermanos!...

De repente todo a mí alrededor se hizo ausente, no podía descifrar en el estado que había quedado, porque no sentía nada, ni emoción, ni tristeza, ni furia, menos miedo.

Mis sentimientos y emociones se nivelaron al mismo estado donde parecía que estaba en la completa nada, cada parte de mí se detuvo a pensar que la vida corría muy rápido y que a nosotros apenas y nos daba tiempo de reaccionar.

En cuanto salí de aquel trance observé a Jade quien me daba una sonrisa reconfortante, lentamente fui reaccionando devolviéndosela de forma sincera, no supe en que momento se había terminado el mensaje de Damien, pero no me importo, pues ya desde hace días no sentía el aire tan puro aunque estuviéramos en una ciudad.

- ¿Qué harás? – me pregunto la rubia.

- Decir la verdad.

***
Capitulo cortito, pero interesante...

¿Ahora que harás Lacey? Pues sigale, que volví con las doble actualización >>>

Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora