48. El mañanero.

8 5 0
                                    

¡Advertencia! Este capítulo contiene escenas sexuales.

(Maratón 4/6)

Lacey.

Un aliento cálido golpeo en mi nuca, abrí los ojos lentamente, pero la luz del día me molesto un poco y cuando por fin pude adaptarme a la iluminación observe a mi alrededor, esa no era mi habitación y no entre en pánico porque anoche estuve consiente en todo momento, así que esta era la habitación de invitados de la casa de Cris.

Sentí un peso en mi cintura, Damien me abrazaba desde atrás, el calor de su cuerpo se sentía tan bien pegado a mí, me gire lentamente para no despertarlo, su cabello, cejas y pestañas completamente oscuras contrastaban con su piel blanca, sus labios ligeramente rojos estaban en una línea recta.

El respiro profundamente hundiendo sus cejas, el agarre en mi cintura aumento pegándome completamente a él, sin poder evitarlo monte una mis piernas sobre las suyas, pase una de mis manos por su rostro acariciándolo. Sus ojos se abrieron
ligeramente y una sonrisa se instaló en su rostro.

- Buenos días. – su voz ronca se escuchó sexy.

- Buenos días. – le respondí.

Me beso ligeramente antes de rodarse para poder enterrar el rostro en mi cuello, mi pierna que antes estaba sobre las suyas ahora estaba en su cintura, su aliento me hizo cosquillas así que no pude evitar reírme ligeramente.

- ¿Aun tienes sueño? – pregunte y negó, segundos después su mano apretó una de mis nalgas con fuerza. - ¿Qué tienes entonces? – aunque sabía la respuesta quería escucharlo de su boca.

- Estoy cachondo. – musito en mi oído.

En menos de lo que creí me impulso para que me montase encima de él, había dormido con su camisa porque era más cómodo pero aun traía las medias puestas, sentí su dureza bajo mío, no habíamos hecho nada desde… la noche del baile de invierno.

- Y digamos que despertar con mi novia, vestida únicamente con mi camisa no me está ayudando. – tomo mis caderas presionándome aún más contra su dureza y no pude evitar jadear. – ¿Tan rápido te agitaste?

Tenía meses sin puto sexo, tenía un novio que ¡Joder! Lo deseaba y amaba, pero ya veía ese pequeño limite que me había estado frenando desde hace tanto desvanecerse,
así que estaba segura de que quería en ese momento.

Sin decir nada puse mis manos en los botones de la camisa para soltarlos, no eran muchos ya que solo estaban abrochados los cuatro primeros pero antes de que pudiera hacerlo Damien me detuvo.

- ¡Hey! – con gentileza alejo mi mano de los botones. – No quiero hacerte sentir presionada, yo entiendo que...

- Damien.

- No, Lays. – me interrumpió. – Solo perdóname estaba pensando con la polla. – trato de bajarme, pero no lo permití.

Puse las manos en su pecho y me incline para estar a centímetros de su rostro. – ¿Ahora si me dejaras hablar? – musite a pocos centímetros de su rostro, sus manos aún permanecían en mis caderas. – No te preocupes, quiero hacerlo.

Él no dijo nada, sus ojos azules simplemente permanecieron viéndome con seriedad por un par de cortos segundos, me acerque más para besarlo pero no pude debido a
que de la nada me encontraba abajo con Damien entre mis piernas. – Lo siento si se me sale lo animal. – mascullo antes besarme.

Yo quería que fuera animal conmigo, no quería gentileza en ese momento solo quería que me follara duro como un desquiciado, me importaba tres cuadras de mierda que todos en la casa me escuchasen gemir.

Sus labios se movieron exigentes contra los míos, Damien se encontraba únicamente en boxers, así que pude sentirlo muy bien contra mi entrepierna, mis brazos estaban
alrededor de su cuello, sentí como desabotono el primer botón de la camisa para colar sus manos por debajo de la tela y masajearme los pechos.

Se despegó de mis labios para atacar mi cuello, sabía lo mucho que me gustaba que besara esa área, en menos de lo que creí arquee la espalda y comencé a jadear debido
a lo delicioso que se sentía, una de sus manos apretó mi muslo exigiéndome alzar las piernas.

Normalmente dejaba que él controlara la situación, pero esta vez no se me antojaba en lo mínimo, quería ser yo quien lo hiciera gruñir de placer, quería controlar la
situación.

Así que apoye los codos en el colchón obligándolo a levantarse conmigo, él me observo confundido cuando me despegue de él y con voz firme le dije:

Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora