21. Entre la Bipolaridad y el Deseo.

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Maratón Flores (3/8)

¡¡¡Advertencia!!! Este capítulo posee contenido erótico.

Damián.

Porque me gustas, Damián...

Las palabras quedaron flotando en mi mente, todo cambio, pero no sabría decir si a mejor o a peor, pues Lacey me veía fijamente con los ojos rojos, las mejillas húmedas, la nariz levemente rojiza y sus labios entre abiertos.

En sus ojos reconocí la desesperación y no entendía ¿Qué esperaba de mí? ¿Qué me sintiera jodidamente eufórico y la besara? ¿Qué soltara un suspiro de alivio como si eso borrara el pasado? ¿Qué fuera lo que estuviera esperando toda mi vida? No, claro que no.

Solo lo jodia todo aún más.

- Lo sé. - dije y su reacción cambio a sorpresa, me cruce de brazos antes de explicarle. - Lo supe en el momento en que nos besamos, uno fue por lo que me dijiste: eso de que mis ojos te llaman, pero mis labios dicen que te aleje. Recuerdo que estaba en uno
de esos poemas tuyos, lo segundo fue luego cuando mandaste a la mierda tu moral. -Ella bajo la mirada como estando decepcionada, sabía que no era lo que esperaba. -Me supuse que te estuviste negando a ti misma lo que sentías, por la forma en que te trataba, pero no tenía idea que no sabías, de todo lo que pasó, hasta que Dina me dijo que eras inconsciente.

- ¿Y qué te hizo pensar que era así? - bramo volviendo a verme, su tono de voz se tornó hostil.

Sabía que me odiarías tarde o temprano, Florecita.

- Porque me di cuenta de cuando mentías te rascabas la nariz como gesto de tu subconsciente de demostrar lo contrario. - respondí, ella asintió mientras apretaba los labios y note como sus ojos se volvían a inundar de lágrimas. - Lacey, lo siento, a ti te gusta es Damián Sanders.

- ¿Y quién demonios se supone que eres tú?

- Damián Sanders es quien me he esforzado en ser, en tratar de creerme esta mentira. Es solo un disfraz, una máscara. - espete para recostarme en la biblioteca tras mío. -Estoy seguro que ha Damien Parker no lo verías igual, porque te recordaría que fue lo que paso con tu padre.

Ella se mordió el labio, aquel que en ese momento me fue tan perfecto y el recuerdo de cómo me atacaron con salvajismo, locura y deseo, esos que probé antes de que ella supiera la verdad de la cual siempre fue protegida.

Luego volví a percatarme del resto de su rostro, como por sus mejillas corrían libremente las lágrimas, como por todo su rostro estaba estampada la aflicción, como esos ojos esmeraldas irradiaban tristeza. Entonces me pregunte ¿Por qué lloraba? ¿Si era por enterarse de la verdad o de mi respuesta ante su confesión? No tenía ni la mínima idea, solo sé que me comencé a odiar en ese momento por haberla lastimado
tan a fondo, por haber sido el causante de aquellas lágrimas.

- Muy bien. - sollozo entendiendo lo que había causado. - Tú has ganado, me rindo, tiro la toalla contigo... Damien. ¿Por qué así es que te llamas? -asentí levemente. - ¡Ok!
Genial, puedes dejar de preocuparte porque ese peligro que decías me llegue a consumir.

Eso era una indirecta de un adiós que ahora entiendo que no quería y fue cuando me pregunte a mí mismo ¿Que era en realidad lo que buscaba? Entendiendo que era obtener respuesta de porque no me odiaba de la misma forma que sus hermanos,
cuando lo supe me estaba carcomiendo el hecho de que ella estaba aferradas a mentiras y yo me estaba volviendo parte de ellas, para terminar haciendo esta idiotez
mundial.

Alejando a la chica que a pesar del pasado no actuó como espere, aquella testaruda chica que le gustaba hacerme enfadar de alguna forma. En el momento donde se dio vuelta reconocí algo que que no sentía desde hace años, porque lo había visto a los ojos en el peor momento y eso era el miedo, pero no se comparaba al que sentí aquellas noches de mi niñez, era un miedo más grande, uno tortuoso, era miedo a perderla.

Más allá del Comienzo. ✓[#1 Saga Del Comienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora