Minatozaki Sana es puramente orgullosa, egoísta, solo piensa en sí misma y en el provecho que puede sacar de todo. En salir de fiesta siempre que pueda y pasarlo bien todos los fines de semana, como cualquier adolescente a su edad.
Sana termina ebri...
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🎵a little more -doyoung
pd: esta cancion le pertenece al SaMo
🔞🔞
Llegaron a trompicones a la cama de Hirai, la japonesa menor la tendió en la cama y pasó a besarla con desesperación, sus lenguas jugaban encendiendo a la mayor por la manera en la que Minatozaki hacía uso de sus manos.
Parecía que le iba a arrancar la ropa ahí mismo por lo brusca que está siendo. Momo siempre pensó que cuando sucediera si es que se daba el caso, sería suave y lleno de amor. Pero era todo un revoltijo de sentimientos.
Y no podia negar, le estaba encantando el espectáculo de ver a su mejor amiga deshaciéndose de las prendas de ambas para llenarla de besos. Era tan jodidamente bueno como para pensar en arrepentimiento.
La nipona mayor enredó sus piernas en la cintura de esta atrayéndola para mirarse a los ojos y sonreírse antes de volverse a besar de manera más calmada.
—Dime que eres mía, solo mía Momo —le susurró tentándola.
—Sana...—suspiró Hirai.
—Dilo, Momo.
—Yo...
Antes de que pudiera responder Sana enterró su rostro en el cuello de la mayor, succionándole y buscando haciéndole una marca.
—¡No espera!
—¿Quieres que me detenga? —preguntó deteniendo sus movimientos.
Momo se sonrojó y negó con la cabeza apenada, sintiendo como la menor continuó con su labor sacándole de nuevo más que dos o tres suspiros de placer, dejándola mordiéndose el labio.
❌❌
—¡Sana! —bramó Momo.
La japonesa abrió los ojos observando a su derecha el cuerpo de Minatozaki en ropa interior, dormida y babeando en su preciada almohada.
Rápidamente ella bajó su mirada para comprobar que bajo su sabana estaba todo bien, pero vio que no tenía nada a excepción del bonito tanga que le regaló Nayeon por su cumpleaños.
—¿No fue un sueño?
El sentimiento de culpa rápidamente cayó en Momo que se alejó del cuerpo de Sana y se llevó las manis a la cabeza tratando de recordar lo sucedido al menos una parte tras su patetica confesión.
Se sintió mal, tan mal que no pudo evitar sollozar.
—¿Ya te has despertado? —preguntó Sana asustándola
La adolescente buscó su ropa y le acercó una limpia a Hirai tras ofrecerle pañuelos para limpiar sus lágrimas.
—Después de estar en la terraza, vomitaste y tuve que cambiarte. Te sentó mal el frío —explicó la menor.