Minatozaki Sana es puramente orgullosa, egoísta, solo piensa en sí misma y en el provecho que puede sacar de todo. En salir de fiesta siempre que pueda y pasarlo bien todos los fines de semana, como cualquier adolescente a su edad.
Sana termina ebri...
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Los dedos de Dahyun eran rápidos y preciosos tocando con sumo cuidado y delicadeza cada tecla del piano del cual salía un precioso sonido deiletando a su padre con la música generada.
Su mejor amiga estaba con los ojos cerrados disfrutando de ello al igual que la señora Kim que observaba con orgullo a su hija desde la puerta.
Al finalizar la pieza musical tanto Chaeyoung como su madre aplaudieron por la sonata que tocó Dahyun
—Últimamente tocas mejor y cada mañana, así me gusta —felicitó su madre dándole un beso en la frente para partir a la cocina junto a su marido.
Fue entonces cuando su amiga casi la aplasta abalanzándose sobre ella.
—Ya estás contándome lo que paso el día de tu cumpleaños.
—¿Segura que quieres que te lo cuente? Pareces triste Chaeng...—observó Dahyun revolviendo su cabello.
Chaeyoung bajó la mirada unos instantes para luego negar con la cabeza y mostrarle una sonrisa a su mejor amiga.
—¡Estoy bien! Tú cuéntame.
Y es que Dahyun tuvo que contarlo todo susurrando y Chaeyoung solo podía llevarse las manos a la cabeza con las narraciones de su mejor amiga.
Ahora entendía que le veían todas a Sana.
—Joder, pero en la primera ronda ¿cuánto estuvisteis?
—Hmm...¿unos tres o cuatro minutos? Eso fue lo que aguantó Sana la primera vez —pensó Kim tratando de hacer números.
Son que bebía del su taza el nesquik preparado, casi lo escupe todo al oírlo.
—¿Qué pasa? ¿Hice algo mal para que durara tan poco?
—Dahyun —la tomó por los hombros mirándola fijamente —al contrario, ¡tienes ahí abajo algo mágico para que una fuckboy dure eso!
—Que dices —la apartó sonrojada.
—Es la verdad, eso o que te tenia muchas ganas. Estoy orgullosa, mi Dahyunnie no llegará virgen al matri—se detuvo hablando ya que la mencionada le tapó la boca mirandola mal.
Si sus padres se llegaran a enterar de lo que ocurrió en su cumpleaños la mataban o la echaban de casa directamente.
Aunque supuestamente Sana le había dicho que hiciera lo que quisiera, aún no sabía ni encontraba la manera en las que decirles que tenía novia y peor aún que era Minatozaki Sana.
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Quedaba una semana y poco más para que se acabara el curso, sólo de pensar las cosas que tenía que hacer le daba dolor de cabeza.
