30.La única

1.3K 128 131
                                    

Realmente quería pensar que era una broma lo que estaba viendo con sus propios ojos, Eunha no podía aceptar que Sana estaba escribiendo una carta en su escritorio y a saber qué y a quién le estaba escribiendo.

Tenía algo de celos, aún así confiaba en que Sana solo estaba jugando pues al fin y al cabo es lo que siempre hacía.

Al igual que volver a sus brazos.

—¿De verdad piensas ir? No estás hecha para una relación Sana. Ni para el amor.

—Pienso intentarlo, ya nos veremos —termino de revisar la carta metiendosela a los bolsillos.

La japonesa se puso sus zapatos y fue a la salida no sin antes observar a la chica contraria con cierta pena. Se avergonzaba de su actos.

—No te va a dar tiempo, venga vamos que nos pasan a recoger para ir a la fiesta de Miyeon —tiro de su brazo.

—Eunha, suéltame. Ya he decidido.

Eunha la soltó tal y como pidió para suspirar y negar con la cabeza decepcionada.

—Puedes llamarme si te arrepientes.

Sana no respondió y se limitó a cerrar la puerta para escribirle a Momo que por favor la perdonara pues se había decidido por ir recibiendo una respuesta al momento.

"Date prisa Minatozaki" fue la respuesta de su mejor amiga.

La nipona camino con prisa hacia la parada del bus ya que la casa de Eunha estaba prácticamente en la otra punta de la ciudad, además de estar demasido lejos de la casa de Dahyun.

Podría haber seguido caminando rápido para llegar al bus, sin embargo se fijó en la floristería que estaba al lado y no pudo evitar el como Dahyun le había regalado unas flores para su cumpleaños.

No podía presentarse tarde y encima sin nada.

Entró y pidió un pequeño ramo con el poco dinero que tenía, sin embargo Sana sentía que había válido comprar pues el aroma le recordaba a Dahyun y las margaritas si no se equivocaba eran unas de sus flores favoritas.

—¡El bus! —chilló al ver que estaba apunto de pasar.

No obstante, recordó que no le quedaba ni un solo céntimo con el que pagar por lo que tenía que ir caminando.

"No pasa nada" se dijo a sí misma tratando de animarse, si mantenía un ritmo constante y rápido llegaría de sobra.

Sana se acomodó mejor el cabello mientras sujetaba el ramo y leía lo que había escrito en el papel, más que una carta eran unas palabras que quería decirle a Dahyun y lo utilizaba para acordarse de todo.

Mientras camina a paso ligero notaba las miradas curiosas de hombres y mujeres, seguramente era raro por cómo recitaba todo.

Tan concentraba iba pensando en cómo se presentaría ante Dahyun -sintiéndose aún culpable y mal por no haber afrontado correctamente sus sentimientos- que sin quererlo había pisado la cola a un perro callejero enorme que dormía en una esquina.

El perro soltó un mordisco que fue difícilmente esquivado por Sana.

—¡Lo siento perrito! ¡No me comas por favor! —gritó corriendo lo más rápido que podía siendo perseguida por este.

Sana's harem | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora