11. Sesenta y nueve cubatas

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Lee Sunmi

No asistió a ninguna de sus clases online, se limitó a copiar los apuntes que le pasaba Mina y los repasaba de vez en cuando

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No asistió a ninguna de sus clases online, se limitó a copiar los apuntes que le pasaba Mina y los repasaba de vez en cuando. Literalmente se la pasaba saliendo para dar una vuelta con Vernon y sus amigos a "tomar el aire"

Hablaba lo justo con sus amigas, aunque Tzuyu parecía no querer saber nada de ella y no le extrañaba por la manera en la que le habló...

Debía hablar con ella.

Aunque con Dahyun hablaba casi todos los días y con Jihyo lo mismo pero esta era algo más cortante. Ni hablar de Joy que estaría disfrutando de su sexualidad por ahí.

Y Momo...seguía estando ahí. Estaban raras. Aunque nada nuevo.

Ese jueves Jeongyeon celebraría su cumpleaños aprovechando el puente que tenían de Halloween. Y es que Sana ya deseaba una fiesta con su cuadrilla y poco más.

Sería muy tranquila o eso decía Nayeon.

Estaba impaciente, quizás podría mover ficha esa noche con Tzuyu, eso pretendía.

Con prisa se levantó rápidamente de su cama, ya eran las tres de la tarde y seguía sin hacer nada. Haría algo de ejercicio y luego se daría una ducha rápida o al revés, la cosa era ser algo productiva.

Abrió con prisa la puerta del baño encontrándose a la novia de su padre secándose el pelo.

Se le había olvidado de que ella también convivía allí, pero pocas veces habían coincidido esa semana. Al parecer la mujer trabajaba hasta altas horas de la noche, nunca le había preguntado de qué.

—Ah, lo siento —se disculpó con la intención de cerrar la puerta.

—No tengas vergüenza. Está bien —le dijo acomodándose su toalla.

Sana supuso que habría acabado de ducharse por la toalla atada en su anatomía.

Sin pudor alguno comenzó a recorrer con su mirada el cuerpo de la chica mordiéndose el labio inconscientemente. Menuda mujer se había encontrado su padre. Joven, guapa y un cuerpo infernal. Además de tener una personalidad agradable.

—Si me miras así me sonrojaré —avisó apagando el secador y dándole una sonrisa.

—Lo siento, no he podido evitarlo.

—Claro a tu edad solo piensas en esas cosas, supongo que te...¿excita el hecho de que sea la novia de tu padre?

Minatozaki tragó saliva al escuchar aquello, quizás era verdad. Pero el caso era que esa podría ser una señal de que podía avanzar y hacer un amago para que cayera en su juego.

—Eso suda bastante, si lo fueras o no. Estás buena igualmente.

—Que romántica —rió y avanzó comenzó a acariciar la clavícula de la japonesa —Pues demuéstramelo.

Sana's harem | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora